Hace casi 8 años desde el BID nos propusimos ilustrar en una sola infografía cómo se vería América Latina y el Caribe si solo fuéramos 100 personas. Este ejercicio nos puso en perspectiva muchos aspectos de las condiciones de vida de la población de la región: desde lo muy étnicamente diversa que es hasta la falta de acceso a servicios básicos que sufren muchas personas.
En este Día Internacional de la Mujer, quisimos replicar esta proyección con las mujeres de nuestra región. Buscamos ilustrar en los siguientes puntos solo algunas de las brechas de género que son específicas de Latinoamérica y el Caribe, basándonos en evidencia de calidad producida por el BID. Para esto, invitamos a seis especialistas de distintas divisiones del BID para que nos cuenten qué hay detrás de estos números desde una perspectiva transversal e intersectorial.
Si las mujeres de Latinoamérica y el Caribe fueran 100…
26 de cada 100
mujeres mayores no contaría con ingresos de ningún tipo
En América Latina y el Caribe, ¿Quiénes tienen más expectativa de vida saludable? Las mujeres. Sin embargo, también tienen más posibilidades de ser pobres durante la tercera edad. Cuando se agregan las dos dimensiones, midiendo el número de años que una persona de 65 años puede esperar vivir en buena salud y afuera de la pobreza, se encuentra que las mujeres mayores tienen una menor calidad de vida que los hombres.
Aunque la pobreza femenina en la tercera edad se ha reducido en las últimas dos décadas, todavía 26 de cada 100 mujeres de entre 50 y 80 años no cuenta con ingresos de ningún tipo – ni por trabajo, ni por pensiones. El mismo dato, para los hombres, es de 10.
Una parte de la feminización de la pobreza entre las personas de este rango de edad se explica con el hecho que las mujeres tienen mayores responsabilidades de cuidado, y esto reduce sus oportunidades de empleo. En esta edad, se trata principalmente de necesidades de cuidado de personas mayores que necesitan de cuidados de larga duración. Otra importante dimensión de género de la dependencia funcional entre personas mayores, es que esta es más frecuente entre las mujeres que entre los hombres.
Cuando juntamos toda esta evidencia, el escenario es abrumador. Las mujeres viven más años, pero con menor calidad de vida, debido al ser más pobres y con más necesidad de apoyo.
Marco Stampini, de Protección Social y Salud (SPH)
22 de cada 100
adolescentes y adultas jóvenes se dedicarían de forma exclusiva a las tareas del hogar y cuidados
Desde una edad temprana los estereotipos y perjuicios de género afectan a las mujeres, sus trayectorias de estudio y careras profesionales. El resultado es en una subrepresentación de las mujeres en las carreras de alta remuneración. En Centroamérica el BID ha encontrado que solamente 3 a 4% de los jóvenes consideran que las mujeres pertenecen a las ciencias exactas, como la física, la astronomía y la ingeniería. En contraste, 40-50% piensan que los hombres pertenecen en estos campos. Dado que estas son las careras por las cuales el mercado paga más, el resultado es una profunda brecha salarial.
Los estereotipos también dictan que las mujeres son responsables del trabajo doméstico no remunerado. Alrededor de 22 de cada 100 adolescentes y mujeres de entre 15 y 24 años no estudian ni trabajan de forma formal: la limpieza, cocina, cuidado de niños y adultos mayores en sus hogares es su única actividad. Para los hombres, este dato es solo del 10%.
A la carga desmedida de cuidados de sus familiares y tareas del hogar, se le suma el fenómeno de embarazo adolescente. Si bien la tasa de fertilidad en la región se ha reducido de forma constante desde los 2000, los embarazos en jóvenes siguen siendo muy altos: más de 30 de cada 100 mujeres de Latinoamérica y el Caribe serán madres antes de los 20 años. Una investigación del BID muestra que las madres adolescentes entrevistadas están muchas veces en una situación de desventaja tan compleja, que en su mente un embarazo precoz no altera su trayectoria de vida sino que simplemente la acelera.
Emma Näslund-Hadley, de Educación (EDU)
34 de cada 100
mujeres habrían sufrido violencia basada en género. Entre 17 y 27 de ellas aún no habrían pedido ayuda.
La prevalencia de la violencia sexual y basada en género (VSBG) en América Latina y el Caribe es alarmante. Según datos de la OMS, 25 de cada 100 mujeres en la región han sido víctimas de violencia física y/o sexual por parte de su pareja íntima alguna vez en la vida. Esta cifra aumenta a 34 mujeres si se considera también la violencia sexual ejercida por una persona fuera de la pareja. En su expresión más extrema, en 2021, al menos 4.473 mujeres fueron víctimas de femicidio u homicidio por razón de género en la región.
Manifestaciones crecientes de la VSBG incluyen la trata de personas. Conforme a las estimaciones más recientes, la mayoría de las víctimas de trata identificadas en la región son mujeres y niñas (83% en Centroamérica y el Caribe, y 63% en Sudamérica), y son tres veces más propensas a sufrir violencia física o violencia extrema (incluyendo violencia sexual) por parte de los tratantes que los hombres.
Desde una perspectiva interseccional, las mujeres de grupos de población diversos pueden estar expuestas aún a mayor riesgo. Por ejemplo, las mujeres con discapacidad experimentan mayores tasas de violencia que los hombres con discapacidad y que las mujeres sin discapacidad. Asimismo, dramática es la situación de la violencia contra las mujeres trans, cuya expectativa de vida en la región no supera los 35 años . Solo en el último año, 327 personas trans y género-diversas fueron asesinadas a nivel mundial. El 95% de ellas eran mujeres trans o personas transfemeninas y el 68% de los asesinatos ocurrieron en América Latina y el Caribe.
María José Martinez, de Innovación para Servir al Ciudadano (ICS)
Solo 66 de cada 100
tendrían un empleo
Las brechas de género en el mercado laboral en América Latina y el Caribe son enormes. En promedio, la tasa de participación laboral femenina es 26.2 puntos porcentuales menor que la masculina. Esta brecha representa una mejoría respecto a la brecha de 35.5 puntos porcentuales en 2000, pero sigue siendo significativa.
Adicionalmente, la tasa de desempleo es mayor para las mujeres (9 de cada 100) que para los hombres (6 de cada 100). También el porcentaje de mujeres trabajadoras con un empleo de tiempo parcial (35 de cada 100) es sustancialmente mayor que el mismo porcentaje de los hombres (18 de cada 100). Aún así, las tasas de informalidad son similares entre mujeres y hombres trabajadores.
Estas diferencias en el mercado laboral se traducen naturalmente en menor protección para las mujeres durante la vejez. Aun con la expansión de las pensiones no contributivas, que no dependen de las contribuciones realizadas en el mercado laboral y que benefician desproporcionadamente a las mujeres, el porcentaje de personas adultas mayores con una pensión es menor para las mujeres (56.7%) que para los hombres (60.7%).
David Kaplan, de Mercados Laborales (LMK)
10 de cada 100
mujeres migrantes estarían desempleadas
Las mujeres migrantes enfrentan barreras adicionales en el acceso a los mercados laborales en los países de acogida. Algunos ejemplos son el acceso a cuidado infantil y el reconocimiento de títulos educativos. Estos desafíos adicionales se reflejan en condiciones laborales más precarias frente a los hombres migrantes.
En promedio, en la región, las mujeres nacidas en el extranjero ganan USD 211 menos por mes que los hombres nacidos en el extranjero (de acuerdo a un análisis en 12 países del BID). También son más probables de estar desempleadas (10 de cada 100) que los hombres migrantes (5 de cada 100).
Adicionalmente, en promedio, las mujeres nacidas en el extranjero tienen más de probabilidades de trabajar más de 50 horas por semana que las mujeres nativas (25 de cada 100 frente a 16 de cada 100). A pesar tener nivel de educación altos, las mujeres migrantes suelen tener dificultar para encontrar trabajos acordes a sus habilidades. De hecho, en promedio en ACL las mujeres migrantes tienen más probabilidades de estar sobrecalificadas que los hombres migrantes (28 de cada 100 frente a 26 de cada 100). Lo mismo en comparación con mujeres nativas. Sin embargo, sus credenciales más altas no siempre se traducen en trabajos altamente calificados.
Lorena Mena Iturralde Dice
¡Buenísimo este ejercicio para abordar tantas temáticas sobre las mujeres en la región en un post! Los datos que incluyeron son muy valiosos para tener el panorama completo. ¡Me encantó! ¡Saludos desde México!
CARLOS TORRES HIDALGO Dice
Excelente información. Una sintesis de la situacion de la mujer en LATAM y el Caribe. Los problemas deben ser enfrentados no solo desde el Estado, sino tambien desde la RSE y la Solidaridad.
Alexandra Dice
Necesitamos ayuda para nuestras mujeres indígenas en la Amazonia ecuatoriana