¿Está la interseccionalidad de moda? En octubre de 2021, el término “interseccionalidad” alcanzó su punto máximo de búsquedas en Google desde el 2004. Sin embargo, está lejos de ser una palabra nueva. Se trata de un término con más de 30 años de uso. Se volvió de uso común a partir de 1989, cuando fue utilizado por la jurista y profesora afroamericana Kimberlé Crenshaw. Luego, el aumento de interés por comprender mejor las desigualdades y discriminación que sufren las mujeres y poblaciones diversas ha popularizado la expresión en los últimos años.
¿Cómo se define interseccionalidad?
En términos simples, la interseccionalidad es la interacción entre dos o más factores sociales que definen a una persona. Cuestiones de la identidad como el género, la etnia, la raza, la ubicación geográfica, o incluso la edad no afectan a una persona de forma separada. Al contrario: estos se combinan de distintas formas, generando desigualdades (o ventajas) diversas.
¿Por qué me importa saberlo?
Si te interesan temas como la equidad de género y la inclusión de diversidad de etnias, discapacidades y orientaciones sexuales, así como la inclusión de grupos vulnerables (como los adultos mayores y migrantes), la interseccionalidad es un concepto inevitable para tener en cuenta. Cuando hablamos de brechas de género, la interseccionalidad es clave para entender las distintas inequidades que afectan a las mujeres de nuestra región.
Las mujeres pertenecientes a grupos diversos, es decir afrodescendientes, indígenas, LGBTQ+ y personas con discapacidad, tienen experiencias específicas y se enfrentan a desafíos particulares. Lo mismo ocurre con aquellas pertenecientes a otros grupos vulnerables, como las migrantes.
La interacción entre género y otros factores es evidente cuando vemos algunos casos de la vida real. ¿Cómo pueden combinarse distintos factores identitarios y producir desigualdades más grandes?
Combinemos: Mujer + rural
La brecha salarial promedio que afecta a las mujeres de la región es del 18%. Sin embargo, para las mujeres rurales, de acuerdo con la OIT, este número llega a ser del 40%.
También vemos como las brechas de acceso a conectividad y recursos digitales se agrava. Datos de una encuesta indican que en 17 de 23 países de la región las mujeres tienen menos acceso a celulares. Sin embargo, para las mujeres rurales, este número es aún más bajo. Es decir, ser mujer implica enfrentar ciertas desigualdades. Pero ser mujer y vivir en ámbitos rurales puede hacer que estas sean aún mayores.
¿Y mujer + indígena?
Lo mismo pasa cuando cruzamos factores como el género y la raza o etnia. Las mujeres indígenas se encuentran entre los grupos más pobres en términos monetarios de nuestra región. Datos del Banco Mundial revelaron que, en Bolivia, a las mujeres indígenas se les paga 60% menos que a las mujeres no indígenas por el mismo tipo de trabajo. En Ecuador, los hogares indígenas con jefatura femenina tienen 5,81% más de probabilidades de ser pobres.
Los niños y niñas indígenas ya se enfrentan a brechas de educación frente a sus pares no indígenas. Estos tienen 2,6 años de escolaridad menos en promedio. Pero cuando además se tratan de niñas, su tasa de analfabetismo es mayor, con un promedio de 6 puntos porcentuales más que la de los niños (CELADE,2020).
Sumemos tres factores: Mujer + indígena + rural
¿Qué pasa si juntamos estos tres factores? Los datos indican que las mujeres indígenas en ámbitos rurales tienen aún más altos niveles de analfabetismo que las no rurales. Además, debido a leyes consuetudinarias y creencias tradicionales que favorecen a los hombres, sumado a brechas a las que se enfrentan las mujeres rurales, aquellas que además son indígenas tienen problemas en el acceso y distribución de tierras (Deere et. al, 2011). Las brechas de género, desigualdades por raza y etnia y por ubicación geográfica se unen y potencian.
Interseccionalidad en el trabajo del BID
Datos como estos revelan un contexto complejo en una región diversa como la nuestra. Por eso, el BID busca garantizar un enfoque interseccional en nuestros proyectos. Algunos ejemplos de esto son:
- En Honduras y El Salvador: El proyecto Sin Fronteras apoya a los gobiernos nacionales para construir plataformas digitales que provean de servicios online para garantizar el bienestar de mujeres migrantes.
- En Brasil: Una iniciativa llamada Reprogramando el Sector Tecnológico (Reprogramming the Tech Sector) es un piloto que busca promover la inclusión laboral de mujeres afrodescendientes y transgénero mediante programas de entrenamiento en programación digital.
- En Uruguay: El préstamo ProMujeres toma en cuenta la mayor vulnerabilidad frente a la violencia sexual y basada en género de mujeres migrantes, afrodescendientes, y LBT, y considera su acceso e inclusión a servicios de atención como prioritario.
Hablemos de interseccionalidad
En un evento conjunto, el BID unió esfuerzos con el Banco Mundial para traer la atención a este tema. Contamos con tres invitadas involucradas directamente en proyectos que integran la equidad de género y la inclusión de diversidad y grupos vulnerables. Fue una oportunidad para hablar de desafíos, pero, sobre todo, de soluciones.
ricardo de la puente Dice
buen dia:
recientemente accedi a un curso de defensa de derechos humanos en donde mencionaron dicha palabra. al no entender la misma, busque por multiples sitios y profesionales intentando una explicacion clara y concisa acerca de su significado.
hasta que llegue a su pagina.
agradezco el que lo explique en forma clara y concisa.
muchas gracia