El Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y la Diáspora se conmemora en todo el hemisferio cada 25 de julio. El día conmemora la primera Cumbre de Mujeres Afrolatinas y Afrocaribeñas. La cumbre, realizada por primera vez en 1992, fue un momento crucial para que las mujeres afrodescendientes ganaran mayor visibilidad y reconocimiento por sus contribuciones a la cultura y a la sociedad.
Pero a pesar de que las mujeres (y especialmente las mujeres caribeñas afrodescendientes) de la región han hecho un gran progreso en la misión por alcanzar equidad e inclusión, aún queda mucho trabajo por hacer. Veintinueve años después de la primer cumbre, nos hacemos la pregunta: ¿las contribuciones de las mujeres afrodescendientes han sido reconocidas en su totalidad en América Latina y el Caribe?
En este blog, discutimos la situación de las mujeres afrocaribeñas y exploramos cuantas de ellas han logrado superar la crisis del COVID-19. También consideramos cómo los talentos de las mujeres negras del Caribe pueden contribuir a la recuperación económica.
Dónde estamos parados
Las mujeres afrodescendientes han alcanzado grandes logros en educación. En el Caribe angloparlante, donde la mayor parte de las mujeres son afrodescendientes, hay más mujeres que hombres con grados universitarios (60% de mujeres y 40% de hombres). Sin embargo, aún existen brechas en la participación en el mercado laboral. Por ejemplo, en Trinidad y Tobago (uno de los pocos países con datos diferenciados por raza) hay menos mujeres que hombres en empleos tradicionales. Según los datos del Servicio Continuo de Censo de la Población (CSSP por sus siglas en inglés) de 2014, en Trinidad y Tobago, la participación laboral es mayor entre los hombres que entre mujeres, con 8 puntos porcentuales de diferencia en el grupo de afrodescendientes, y 15 puntos porcentuales para el total de la población.
La crisis de COVID-19 también llevó a muchas mujeres a dejar sus trabajos para ocuparse de tareas del cuidado. Tomando en cuenta el talento profesional y los cruciales roles económicos que estas mujeres tienen, es importante que sigan haciendo contribuciones en sus respectivos campos de trabajo, particularmente durante la recuperación.
Proveerles de mayor flexibilidad a través del teletrabajo y el apoyo en el cuidado tanto para hombres como mujeres puede ayudar a garantizar que la región se siga beneficiando del talento de todas las mujeres, incluyendo las mujeres afrodescendientes.
Las inequidades de género se vuelven evidentes en las brechas de ingreso, las cuales en el Caribe son más altas entre los trabajadores de menores ingresos y con menor grado de educación. A pesar de existir una alta tasa de participación de las mujeres en el sector formal, sus ganancias no alcanzan los niveles de sus contrapartes varones.
En Barbados, las ganancias de los hombres superan a las de las mujeres por entre 14% y 27% en lo referido a salarios femeninos promedios dependiendo el sector, y en Jamaica, estos números van desde 8% a 17%. En Barbados, las mujeres están sobrerrepresentadas en cargos de ventas y servicios personales, siendo que 22% de las mujeres se dedican a este sector en comparación a 8% de los hombres.
Las mujeres podrían usar los mismos talentos aplicados en este sector en otras áreas con potencial de mayores ganancias. Apoyar la equidad en términos salariales y en representación de sectores es uno de los pilares de los Aceleradores de Paridad de Género. Existen más de 200 en todo el mundo, y el BID ha sido pionero en este tipo de iniciativas en nuestra región. Involucrar a más países en estos aceleradores es una forma de garantizar que las mujeres estén siendo pagadas de forma justa por su trabajo y que sus contribuciones estén siendo reconocidas.
Las mujeres afrodescendientes son grandes emprendedoras, y han demostrado su interés y motivación en el trabajo autónomo. Sin embargo, como vemos en Jamaica, las mujeres están sobrerrepresentadas en sectores como la peluquería y la cosmetología. Estas habilidades pueden ser expandidas y utilizadas en sectores mejores pagos como la STEM y la manufactura, a través de un mayor acceso a créditos y programas de entrenamiento.
Mujeres pioneras en la política: se rompieron techos de cristal pero aún hay más oportunidades en el sector público del Caribe
El techo de cristal para las mujeres como jefas de Estado en el Caribe se rompió hace una generación, con la primera mujer elegida como jefa de Gobierno en los 80. Desde entonces, más mujeres líderes han sido elegidas en distintos países, incluyendo Jamaica, Trinidad y Tobago, y Guyana. Sin embargo, en los países del Caribe angloparlantes miembros del BID la participación en el poder legislativo no ha seguido este paso.
El porcentaje de mujeres en las cámaras bajas de parlamentos va desde 9% en Belice a 31% en Trinidad y Tobago, mientras que en las cámaras altas, el porcentaje va desde 21% de Belice a 44% en las Bahamas. En Haití, las mujeres representan solo un 3% de los cupos en la Cámara Baja, y no tienen ningún cupo en la Cámara Alta. Actualmente, en el nivel ejecutivo, solo Barbados está liderado por una mujer, y, en promedio, las mujeres solo ocupan el 18% de las posiciones en ministerios de países del Caribe angloparlantes y miembros del BID.
Como respuesta al COVID-19, debemos garantizar que los representantes de trasfondos y experticias diversas estén presentes en los lugares de tomas de decisiones. Esto debería hacerse especialmente en los comités nacionales de recuperación económica, que identifican y recomiendan prioridades de gasto financiero para intervenciones y planificación de desarrollo. Este tipo de juntas tienen solo 3 mujeres frente a 22 varones en Trinidad y Tobago; 4 de 22 en Jamaica; y 6 de 17 en las Bahamas.
La inclusión del talento de las mujeres es clave, sobre todo en el Caribe, donde sabemos que Jamaica, por ejemplo, tiene el mayor grado de mujeres directivas empresariales en el mundo – este tipo de experiencia puede ser vital para alcanzar la recuperación postpandemia.
En el BID, creemos que sin equidad, diversidad e inclusión, la región no puede alcanzar un verdadero desarrollo. Este principio forma parte de todo lo que hacemos, desde nuestro portafolio operacional hasta nuestros productos de conocimiento y eventos. Nos esforzamos por asegurarnos que nadie se quede atrás en nuestra misión por mejorar vidas.
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