En años recientes, Centroamérica ha sido la región de países miembro del BID que ha integrado en mayor medida la perspectiva de género en el mercado laboral, si se la compara con otras regiones de América Latina y el Caribe (ALC). Las mujeres de México, Centroamérica, Panamá y República Dominicana (MECAPARD) paulatinamente han logrado una mayor presencia en altos cargos de decisión y mayor participación en el mercado laboral. Sin embargo, aún existen rezagos en el empleo femenino comparado al resto de América Latina y el Caribe, ya que la región MECAPARD se encuentra por debajo del promedio de estos, con 33 puntos de diferencia (2019) entre hombres y mujeres.
¿Cuáles son los factores que influyen la participación laboral femenina?
El estudio Cerrando brechas de género en el mundo del trabajo: Centroamérica, México, Panamá y República Dominicana identificó que en la región MECAPARD la participación laboral de las mujeres se ve afectada por distintos factores a lo largo de su ciclo de vida. Algunos puntos clave en la vida de las mujeres son los años de escolaridad y educación superior, las decisiones que toman con respecto a la conformación de familia, y un contexto sociocultural e institucional desfavorable que está presente en todo momento. A continuación, abordamos algunos puntos interesantes destacados en el estudio donde es posible cerrar brechas de género en la región.
¿Una cuestión personal?
Debido a la carga desigual de tareas de cuidado y no remuneradas, las decisiones que las mujeres toman con respecto a la conformación de familia pueden impactar en sus carreras laborales. La edad en la cual las mujeres inician su vida en pareja y su maternidad, así como su poder de negociación en la distribución de las actividades no remuneradas dentro del hogar, suelen ser los aspectos que más pesan en la oferta laboral de las mujeres y en sus demandas salariales.
Los datos indican que mujeres con pareja tienen una probabilidad 19% menor de estar ocupadas. Esta situación se profundiza al convertirse en madres que, ante la necesidad de dedicar más tiempo al cuidado de los hijos, dedican menos tiempo al empleo remunerado, se emplean en trabajos más flexibles a costa de salarios más bajos, o interrumpen sus trayectorias laborales o educativas. Las mujeres madres de la región ven reducida su probabilidad de ocupación e ingreso real por hora en torno a 6% con relación a las mujeres sin hijos. Esto refuerza la necesidad de apoyar programas que promuevan un equilibrio entre géneros en los trabajos de cuidado familiar y del hogar.
La violencia es una barrera
Otro factor clave presente en el entorno de las mujeres que afecta directamente su inclusión en el entorno laboral es su seguridad en el contexto doméstico, laboral y social. La prevalencia de la violencia física y/o sexual contra las mujeres en la región MECAPARD ha aumentado de forma significativa en los últimos años. Esto ocurre a pesar de numerosos avances legislativos para proteger a las mujeres contra cualquier tipo de violencia y discriminación. De hecho, todas las economías de MECAPARD tienen un marco jurídico que protege a la mujer en el lugar de trabajo y en el entorno doméstico, con excepción de Guatemala (WBL, 2020).
Si bien no hay estudios concretos para los países de la región sobre cómo afecta la violencia laboral, se ha demostrado que las situaciones de acoso sexual reducen la productividad, generan una mayor rotación y ausentismo de las empleadas, incidiendo además en la oferta y en interrupciones de la trayectoria laboral de las mujeres.
Los obstáculos para emprender
La brecha laboral de género también se ve reflejada en los obstáculos que enfrentan las mujeres para emprender. En la región de MECAPARD, la falta de acceso a créditos y otros recursos y a la capacitación especializada con algunos de los obstáculos a los que se enfrenta el emprendedurismo femenino. Esto repercute en que las mujeres empresarias de la región tengan a su cargo empresas de menor tamaño (medianas y microempresas) que los hombres y, en promedio, estas empresas tiendan a ser menos rentables y productivas.
Este es un punto importante porque de ser abordado correctamente, puede traer grandes efectos positivos. Un ejemplo de esto es que se ha comprobado que en el sector privado, las mujeres tienen más oportunidades de ocupar puestos de liderazgo en empresas si sus propietarias son mujeres (Martínez, 2021).
La igualdad laboral como objetivo
El BID busca apoyar activamente las políticas laborales con orientación de género. Esta es una parte fundamental de la misión que tenemos de impulsar una recuperación del empleo en la región equitativa e inclusiva. Entre 2017 y 2019, el BID apoyó diagnósticos nacionales sobre barreras económicas de género y planes de acción de paridad de género en varios países, que finalmente culminaron en la aprobación de tres préstamos de reformas de políticas para Argentina, Ecuador y Panamá.
En MECAPARD específicamente, el BID ha apoyado distintas operaciones y programas para cerrar las brechas que menciona el estudio. Un ejemplo es el programa Apoyo a la igualdad de género en Panamá, cuyo propósito es promover políticas para potenciar la autonomía física, económica y la toma de decisión de las mujeres. En México, otro ejemplo es el programa Apoyo a reformas para mejorar la calidad del empleo, y en Guatemala, el programa Fortalecimiento y modernización del Ministerio Público para reducir la impunidad en el sistema judicial a través de una mayor eficiencia en el procesamiento de denuncias.
Aún queda mucho por hacer, pero es importante seguir avanzando en dos ejes fundamentales para cerrar la brecha de género en el mercado laboral: entender mejor nuestra región y las características que diferencian a subregiones como la MECAPARD, e impulsar soluciones que se adapten a estos aprendizajes.
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