Las nuevas dinámicas de teletrabajo han dejado una profunda huella en nuestras vidas. Esto ha alterado la forma en que trabajamos y distribuimos las responsabilidades en el hogar. Eventos que generan cambios en el empleo, como la pandemia de COVID-19, han impactado en los roles de género, el trabajo remunerado y el no remunerado.
Un análisis de datos de Costa Rica y El Salvador revela las transformaciones recientes en la brecha de género en el uso del tiempo. Históricamente, las mujeres han llevado la carga principal de las tareas domésticas. Por su lado, los hombres han participado más en el trabajo remunerado fuera del hogar. Los datos sobre las horas promedio dedicadas al trabajo remunerado y no remunerado en Costa Rica y El Salvador durante el año 2019 respaldan esta división tradicional. En ambos países, las horas de trabajo no remunerado de las mujeres cuadriplicaban las de los hombres, o más.
Sin embargo, las medidas de contención de la pandemia eliminaron temporalmente las diferencias espaciales y de género en el uso del tiempo. Además, el cierre de escuelas y el acceso limitado al cuidado infantil aumentaron la demanda de trabajo no remunerado.
Mayor participación, misma desigualdad
En los últimos tres años, los hombres participaron más en las tareas del hogar, aunque las desigualdades persisten.
Datos alentadores indican una ligera reducción en la brecha de género en el trabajo doméstico no remunerado durante el año 2022. Aunque las mujeres siguen asumiendo una carga desproporcionada, se ha registrado un aumento en la participación de los hombres en estas tareas. En Costa Rica, por ejemplo, los hombres aumentaron en un 6% su contribución al trabajo doméstico entre 2019 y 2022. Las mujeres lo hicieron en una proporción de apenas el 2%. En El Salvador, el aumento de la participación masculina en tareas domésticas fue aún más notable, alcanzando un 14% (gráfico 1).
A pesar de estos avances, aún persiste una desigual corresponsabilidad en las tareas del hogar. En 2019, las mujeres en edad laboral con hijos dedicaban, en promedio, 4.2 veces más horas por semana al trabajo doméstico no remunerado que los hombres. Esta realidad era similar tanto en Costa Rica como en El Salvador. Si bien esta brecha de género disminuyó a 3.8 en 2022, sigue representando una carga significativa para las mujeres.
Gráfico 1. Horas semanales promedio de trabajo remunerado y no remunerado
Teletrabajo: factor clave en la reducción de brechas
El teletrabajo se ha erigido como un factor clave en la reducción de estas brechas de género. En Costa Rica, los datos de encuestas de hogares incluyen información sobre teletrabajo. Allí se observó que las madres que trabajaron desde casa en 2022 incrementaron su tiempo dedicado al trabajo remunerado, acercándose al nivel de horas trabajadas por los hombres (gráfico 2). Este fenómeno sugiere que el teletrabajo puede contribuir a una mayor igualdad de género en términos de trabajo remunerado, al ofrecer a las mujeres la posibilidad de dedicar más horas a empleos remunerados. Además, es alentador notar que los hombres que teletrabajan también han aumentado su contribución al trabajo doméstico no remunerado, superando en casi el doble a los hombres que trabajan fuera del hogar (gráfico 3).
Conciliar las cargas de trabajo remunerado y no remunerado es fundamental
A pesar de los avances en la participación laboral de las mujeres, persisten brechas significativas en el mercado laboral y en la distribución del trabajo en el hogar. Aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral tendría un impacto positivo en los ingresos familiares y en la economía en general. Para reducir la brecha de género en el uso del tiempo es fundamental fomentar una mayor corresponsabilidad en el hogar.
Las políticas gubernamentales, como licencias parentales, subsidios y una mayor red de cuidado, y otras medidas de flexibilidad laboral, como el teletrabajo, pueden desempeñar un papel crucial en el apoyo a las familias en la conciliación entre el trabajo remunerado y no remunerado.
En resumen, la pandemia y la implementación del teletrabajo han generado cambios significativos en la distribución del trabajo remunerado y no remunerado, reduciendo ligeramente la brecha de género. A pesar de estos avances, todavía queda mucho trabajo por hacer para lograr una verdadera equidad en la distribución del tiempo y las responsabilidades en el hogar. El teletrabajo ha demostrado ser una herramienta poderosa para impulsar la igualdad de género. Sin embargo, es esencial continuar implementando políticas que promuevan la corresponsabilidad y el empoderamiento de las mujeres en el ámbito laboral y doméstico, y así construir un futuro más equitativo y justo para todas las personas.
Leave a Reply