El Día Internacional de los Trabajadores es una ocasión para conmemorar a las personas que ponen a funcionar el engranaje de nuestras sociedades. Más allá de ser esencial para el funcionamiento de las economías, el trabajo es la base del progreso, la llave que abre las puertas de un futuro mejor. Para muchas mujeres, el trabajo es también una herramienta de superación que les permite abrirse camino en un mundo que históricamente les ha puesto mil y una barreras. Hasta hace poco, el empleo femenino venía experimentando una trayectoria positiva en América Latina y el Caribe, pero la pandemia del COVID-19 fue un golpe bajo: las mujeres fueron las que más perdieron. El apoyo a la recuperación del empleo femenino, entonces, debe estar en el centro de la discusión de política pública y privada.
¿Por qué centrarse en una recuperación económica con perspectiva de género?
Las mujeres deben estar al centro de la recuperación económica por dos grandes razones. La primera es que la región tiene una deuda histórica con las mujeres. Aunque es cierto que han ganado terreno en el mercado laboral, todavía sufren menores tasas de participación laboral y mayores tasas de desempleo. Además, en la mayoría de los casos siguen siendo las principales encargadas de las tareas domésticas y de cuidado, limitando el tipo de trabajos al que tienen acceso. Las que sí logran encontrar un empleo, ganan en promedio 18% menos que los hombres y difícilmente alcanzan puestos gerenciales y directivos. La pandemia, entonces, se convierte en una oportunidad de reconfigurar este contexto de desventajas.
La segunda razón, de corte más pragmático, es que una sociedad más equitativa en términos de género es una sociedad más productiva. El PIB de América Latina y el Caribe podría aumentar un 22,5% si desapareciera la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres, según estimaciones del FMI. Para los empleadores, los beneficios de traer mujeres al equipo son múltiples, incluyendo más innovación, mejor manejo del riesgo y mayor rendimiento. En lo que respecta a los emprendimientos, las mujeres tienen una rentabilidad más elevada para los servicios financieros y, pese a que invierten menos capital, generan más ingresos que sus pares hombres.
Pilares para potenciar el empleo femenino
Nuestra nueva publicación, La gran oportunidad: De la crisis a la transformación del empleo femenino, presenta un conjunto de alternativas para seguir avanzando en el cierre de la brecha de género en el contexto de la nueva normalidad. Estas alternativas se agrupan en las tres grandes áreas que identificamos en el Mes de la Mujer:
- Reactivar a las empresas: Apoyar al sector privado (y en particular a las MIPYME) en la adaptación de sus modelos de negocio para el mundo pospandemia es clave para potenciar a las mujeres. Algunas intervenciones que pueden implementarse en este ámbito incluyen incentivos para incrementar la empleabilidad femenina (especialmente en sectores en los que tradicionalmente no participan las mujeres), programas que promuevan la inclusión financiera de las mujeres, y financiamiento y asistencia técnica a empresas lideradas por mujeres. Creciendo juntas en las Américas, el nuevo programa del BID para impulsar la integración de las MIPYME lideradas por mujeres en las cadenas regionales de valor, es un gran ejemplo del tipo de acciones que se pueden tomar en esta línea.
- Potenciar las habilidades de las mujeres: Asegurar que las mujeres cuentan con las habilidades requeridas para navegar el nuevo mercado laboral es esencial para incrementar el empleo femenino. La pandemia ha resultado en el declive de las ocupaciones que requieren interacciones presenciales y ha acelerado la transformación digital, reconfigurando por completo las habilidades requeridas para encontrar empleos de calidad. En este sentido, algunas acciones que pueden implementarse para expandir las oportunidades para las mujeres incluyen iniciativas virtuales de reconversión laboral, programas de aprendices y pasantías, e incentivos para atraer a más mujeres a las áreas CTIM. Emprender Conectadas, una iniciativa del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género de Chile, Laboratoria y el BID, es una muestra de iniciativas que se pueden implementar para asegurar que las mujeres no se quedan atrás en la nueva normalidad.
- Modernizar las regulaciones: Asegurar que la legislación está al día con el mercado laboral y promueve el empleo femenino es un área de trabajo para todos los Gobiernos. Los acuerdos de trabajo flexible, las licencias parentales y los programas que brindan beneficios de seguridad social para las trabajadoras independientes son algunas herramientas regulatorias que promueven la inserción laboral femenina. Potenciar la innovación en el sector privado es clave en este ámbito: Zolvers, una plataforma digital impulsada por BID Lab, es un ejemplo de cómo aprovechar la tecnología para promover la formalización laboral de los trabajadores del hogar, que en su mayoría son mujeres.
Sumar esfuerzos para cerrar la brecha de género
Desde hace varios años veníamos hablando de cómo prepararnos para el futuro del trabajo. Tras el COVID-19, todo parece indicar que este futuro ya está aquí. Este contexto, en donde la cuarta revolución industrial se combina con una pandemia, trae nuevas oportunidades para reconfigurar los mercados de trabajo y asegurar que las mujeres cuentan con las herramientas necesarias para tomar el lugar que merecen. Antes del COVID-19, el Foro Económico Mundial estimaba que nos tomaría casi 100 años cerrar la brecha de género global. Ahora, la proyección se incrementó a 135 años. Nos toca entonces trabajar juntos como región, de la mano con todos los sectores de la sociedad, para revertir esta tendencia y acelerar la participación equitativa de las mujeres en los mercados de trabajo.
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