Imagen de © Johan Jarnestad/The Royal Swedish Academy of Sciences. Fuente: https://www.nobelprize.org/
Siempre he querido ser detective y finalmente lo logré
Claudia Goldin, premio Nobel de Economía 2023
Desde un punto de vista muy personal, viví con mucha emoción lo que pasó el día 9 de octubre de 2023. Como todos los años, estaba muy atenta a conocer quién había recibido el Premio Nobel de Economía. Siempre espero con anticipación enterarme de quién ha sido premiado con lo que se conoce como el mayor reconocimiento a un economista en el mundo. Fue una noticia muy grata para mi saber que la ganadora era Claudia Goldin.
Siendo las brechas de género en el mercado laboral uno de mis principales focos trabajo y estudio, Claudia siempre ha sido una referente. Ella se dedicó a investigar y analizar data e información sobre los mercados laborales en un rango histórico de más de 200 años. Como una buena detective, Claudia fue recolectando pistas y dándole sentido a la realidad de las mujeres en el mundo del trabajo, y a las razones detrás de brechas que hacen que:
- Sea menos probable que las mujeres participen y se inserten en el mercado laboral.
- Cuando las mujeres se insertan en el mercado laboral y pueden trabajar, ganen menos que los hombres.
A continuación, comparto algunas de las principales pistas y hallazgos de Claudia Goldin sobre las dinámicas del mercado laboral para las mujeres.
Los avances en derechos, cierre de brechas y educación no implican directamente ganancias en el mercado laboral
Las brechas son reales y palpables. De acuerdo con datos del Banco Mundial, solo alrededor el 53% de las mujeres del mundo trabajan en actividades remuneradas en el mercado laboral, en contraste con el 80% de los hombres. Por otro lado, esas mujeres que trabajan ganan menos. De acuerdo con datos del Informe Mundial sobre Salarios 2018/19 de la OIT, las mujeres ganan 20% menos que los hombres.
Si colocamos la lupa sobre América Latina y el Caribe, comparativamente con los promedios mundiales, estas brechas si bien son menores, siguen siendo bastante marcadas. De acuerdo con los últimos datos del Observatorio Laboral del BID, solamente el 55% de las mujeres de la región participa en el mercado laboral en contraste con el casi 75% de los hombres; estamos hablando de una brecha de género de 20 puntos porcentuales en nuestra región.
La diferencia de ingresos también es importante: un reciente estudio del BID sobre la brecha de ingresos laborales por género no solo confirmó que las mujeres obtienen un ingreso por hora menor que el de los hombres en la región (18% menos de acuerdo con el Marco Sectorial de Trabajo del BID de 2021), sino que tienen mejor perfil laboral y mayor nivel de educación.
¿Cómo se explica entonces esta diferencia de ingresos? Lamentablemente los obstáculos en el mundo del trabajo para las mujeres no siempre tienen que ver con capacidades y habilidades, hoy en día las vemos entre hombres y mujeres con perfiles y trabajos similares.
Este es precisamente uno de los grandes aportes de investigación de Claudia Goldin: las razones detrás de las diferencias en participación laboral e ingresos entre hombres y mujeres cambian a lo largo de la historia y hoy en día están más relacionadas con aspectos como la falta de tiempo para trabajar y tomar trabajos mejor pagados, la carga de responsabilidades en el hogar, y las expectativas y normas sociales que muchas veces condicionan las decisiones que toman las mujeres sobre sus carreras.
El premio Nobel de Claudia Goldin es importantísimo porque sin sus significativos aportes a la comprensión de las brechas de género en los mercados laborales, no pudiésemos entender tan importante fenómeno en el diseño de políticas sociales efectivas. Claudia Goldin, por ejemplo, resaltó la importancia de la llamada ‘penalización por maternidad’ y de las normas sociales que rodean la vida familiar de las mujeres, visibilizando un asunto muy poco estudiado en el ámbito de la economía por décadas.
Florencia Lopez Boo, especialista líder del BID
Lo que pasa en el mercado laboral es un reflejo de lo que pasa en los hogares
Claudia Goldin pudo detectar un cruce entre lo que pasa en la esfera privada de las personas, y lo que pasa en los mercados laborales. Esto lo hizo estudiando la relación entre el matrimonio y la participación de las mujeres en el mercado laboral, el impacto que puede tener ser madre para una mujer trabajadora, y el impacto que tuvo poder planificar esa maternidad con el uso de métodos anticonceptivos.
El rol del matrimonio en la participación laboral femenina
En países de altos ingresos como los Estados Unidos las mujeres casadas tuvieron a lo largo de la historia barreras legales y sociales para trabajar. Las investigaciones de Goldin demostraron el efecto desalentador del matrimonio sobre la participación laboral femenina a lo largo de la historia. A principios del siglo XX solo 5% de las mujeres casadas trabajaban en Estados Unidos y países industrializados.
Otro logro fundamental de Claudia Goldin en su exploración de los mercados laborales a lo largo de la historia fue develar fallas en el conteo y registro de datos sobre la participación laboral de las mujeres. Esto obliga a los economistas a ser más minuciosos y exhaustivos, y a no cometer el error de asumir que el crecimiento de las economías implica automáticamente mayor integración de las mujeres a los mercados laborales. Por mucho tiempo se creyó, por ejemplo, que la primera revolución industrial incorporó a más mujeres a las economías en Estados Unidos y Europa entre los siglos XVIII y XIX; Claudia Goldin descubrió que de hecho cayó la participación laboral femenina en ese momento, lo que puede verse en la forma de U que constituye la participación laboral femenina en el desarrollo económico y la historia económica que esbozó Claudia Goldin a partir de su investigación.
El rol de la maternidad en la diferencia de ingresos
A lo largo de la historia, en el siglo XX, las brechas de ingresos entre hombres y mujeres se acortaron en la medida en que más mujeres se integraban a la fuerza laboral, pero no desapareció. Se ha estancado y ha fluctuado, pero sigue ahí, y de acuerdo con las investigaciones de Goldin, la maternidad tiene un rol fundamental histórico en las diferencias de ingresos incluso entre hombres y mujeres con las mismas calificaciones y perfiles.
En líneas generales cuando las mujeres tienen hijos, sus ingresos tienden a caer y no es fácil lograr que aumenten otra vez. No es el caso de los hombres que se convierten en padres, para quienes recuperar sus niveles de ingreso de manera más rápida es más fácil. Goldin estudió la llamada “brecha de género parental” definida como la diferencia de ingresos entre madres y padres, y logró demostrar que en la medida en que los hijos crecen, y las mujeres pueden trabajar más horas, la llamada “penalización por maternidad” se reduce, pero las brechas de ingresos entre madres y padres se mantienen.
Goldin afirma que la falta de tiempo que experimentan las mujeres madres es crucial: al tener que asumir la mayor parte de las responsabilidades de crianza y cuidado de los hijos, se alejan de los esquemas de trabajo, usualmente mejor pagados, que premian la disponibilidad horaria, las carreras ininterrumpidas y la presencialidad.
“El poder de la píldora” anticonceptiva y la planificación familiar
Otro gran hallazgo de Goldin fue el impacto comprobado que ha tenido el acceso a métodos anticonceptivos en la planificación familiar, y, finalmente, en la consecución de estudios superiores y la toma de decisiones de las mujeres sobre sus carreras y desarrollo laboral. El estudio sobre “el poder de la píldora” de Goldin encontró que, en 1970, cuando el acceso a la píldora anticonceptiva se amplió en los Estados Unidos, las mujeres pudieron optar por invertir en carreras profesionales con un aumento en la cantidad de mujeres inscritas en programas de estudios superiores prolongados, y en consecuencia, en la cantidad de mujeres trabajando en los ámbitos del derecho y la medicina. El número de abogadas y jueces mujeres pasó de 5.1% en 1970 a 29.7% en el año 2000 en los Estados Unidos.
El peso de las expectativas en la toma de decisiones
Las expectativas que las mujeres han tenido a lo largo de la historia acerca de su permanencia y su rol en el mercado laboral también han sido grandes determinantes de sus grados de participación en el mundo del trabajo. Mujeres nacidas entre 1931 y 1940, por ejemplo, no tenían la expectativa de estar en el mercado laboral más allá de los 50 años, y anticipaban para sus vidas empleos cortos e intermitentes en varios trabajos, no necesariamente una carrera.
La posibilidad de tener que sostenerse monetariamente solas era una perspectiva lejana, aspiraban más a casarse que a optar una carrera. Muchas mujeres, afirma Goldin, en esa época y ahora, forman sus expectativas de carrera y de vida sobre la base de lo que ven a sus madres hacer, y muchas subestiman su potencial profesional.
En mi caso personal, recuerdo muy bien una conversación que tuve con mi mamá hace varios años. Estaba estudiando Ciencias Económicas en Argentina en una universidad en la que después de dos años de ciclo básico, había que elegir entre contabilidad, administración de empresas o economía. Cuando me tocó tomar mi decisión, me senté en el comedor de mi casa con mi papá y mi mamá y les dije: voy a estudiar economía. Me hicieron una pregunta muy válida: ¿qué iba a hacer cómo economista? Acto seguido, mi mamá me hizo otra pregunta. Me preguntó si no era mejor estudiar contabilidad, así podía trabajar desde la casa y atender al mismo tiempo a mis hijos (¡aunque en ese momento, yo aun no tenía ni planes de tener hijos!). En esa mesa del comedor de mi casa, las intenciones eran buenas para mí y para mi futuro, pero venían cargadas de experiencias y de sesgos de género que han existido por años.
Ahora soy economista, soy madre y trabajo desde el BID junto a mis colegas para visibilizar y erradicar esos sesgos en una región que puede crecer y ganar mucho al incorporar más mujeres a sus mercados laborales. Esto lo hacemos con el optimismo y la persistencia de investigadoras como Claudia Goldin que abrieron caminos poco recorridos para que quienes venimos más atrás podamos seguir avanzando en la equidad de género en el mercado laboral.
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