¿Sabías que la economía verde representa una oportunidad real para la recuperación del empleo sostenible y también inclusiva en América Latina y El Caribe?
Sin lugar a dudas, la empleabilidad de las mujeres fue la más afectada por la pandemia del COVID-19 en América Latina y el Caribe. Pero ¿qué se puede hacer para tener mayor inclusión en la recuperación de los empleos de nuestra región?
Entre otras medidas para impulsar la recuperación del empleo femenino, la transición hacia una economía verde y más limpia podría generar hasta 15 millones de empleos netos en América Latina y el Caribe para 2030. La economía verde como motor de inclusión es real.
A continuación, te contamos lo que se necesita para aprovechar al máximo este potencial.
¿Por qué se vio más afectado el empleo femenino con la pandemia?
En primer lugar, porque las mujeres trabajan en los sectores que más sufrieron por el distanciamiento social. En segundo lugar, porque las mujeres tienen menor acceso a tecnología y, por ello, opciones más limitadas de teletrabajar. Por último, el aumento de la carga en el hogar y de cuidados por el cierre de escuelas y guarderías recayó mayormente en las mujeres de toda la región.
Por otro lado, en el contexto de recuperación económica que distintos países de América Latina y el Caribe han experimentado, el empleo de las mujeres también está teniendo una recuperación más lenta. De acuerdo con datos del Observatorio Laboral del BID, la participación laboral de mujeres en América Latina y el Caribe tiene una brecha de 25 puntos porcentuales con respecto a la de los hombres. Además, tienen la participación más alta en trabajo no remunerado y ganan en promedio 16% menos que sus pares hombres.
Para maximizar el potencial de la transición hacia una economía verde en la recuperación del empleo femenino, se necesita un marco institucional que favorezca la promoción de los empleos vinculados a objetivos ambientales y sostenibles, o empleos verdes, como los llamamos en este blog.
Ya hay países que están manos a la obra
Ecuador, con el apoyo del BID, es el primer país en América Latina y el Caribe que ya cuenta con esa institucionalidad, desarrollada alrededor de cuatro pilares claves, identificados a partir de experiencia internacional exitosa y literatura sobre el tema. En marzo de 2022, el Ministerio del Trabajo de Ecuador consolidó esta institucionalidad al publicar su estrategia de promoción de empleos verdes, para asegurar una recuperación sostenible e inclusiva de las mujeres, y evitar que se queden atrás en cuanto a la construcción de las habilidades demandadas en los sectores verdes en crecimiento.
Que ninguna se quede por fuera en la transición hacia la economía verde
Si bien los empleos verdes traen oportunidades para cerrar la brecha de género, como muestran las cifras para el sector energía en Ecuador, si no se toman medidas específicas, las mujeres pueden salir perdiendo. Por ejemplo, ante aumentos de US$ 1 millón en la demanda final del sector de energía eléctrica, el empleo total aumenta 22 empleos. Como el sector es predominantemente masculino, si no se hace nada, solo ocho de los empleos creados serán ocupados por mujeres.
Todos los países deben sumarse a hacer transiciones verdes con inclusión
Los países de América Latina y El Caribe son conscientes de la importancia de promover una recuperación verde e inclusiva. Saben que tienen una tarea pendiente: moldear el mercado laboral verde del ahora, en el presente. ¿Cómo se hace?
Por un lado, es clave acabar con los estereotipos que inhiben la participación de las mujeres en estos sectores. En América Latina, en el sector energía solo 1 de cada 20 trabajadores son mujeres.
Las nociones estereotipadas entre hombres y mujeres comienzan a manifestarse a edades muy tempranas y condicionan el futuro laboral de las mujeres. Por ello, las iniciativas que promueven que las mujeres adquieran las habilidades para trabajar en sectores verdes son clave. El incentivo al desarrollo de habilidades STEM entre niñas y mujeres es fundamental para hacer que más mujeres se beneficien de los trabajos de rápido crecimiento y altamente remunerados que trae la transición hacia la economía verde en el sector energía.
Por otra parte, es fundamental apoyar la inserción de las mujeres que ya están en el mercado laboral por medio de iniciativas como la que se está impulsando en la ciudad de Bogotá en Colombia, con apoyo del BID. A lo largo del 2022, se adjudicarán en 195 buses eléctricos, de los cuales el 100% serán conducidos por mujeres. Este esfuerzo se hizo realidad a través de un programa de vinculación de mujeres conductoras en todo el Sistema de Transporte Público de la ciudad.
Otro ejemplo donde se promueve la participación de las mujeres en el sector de energía renovable con el apoyo del BID es en Guyana. Esto se está logrando a través de programas de capacitación para mujeres en instalación y mantenimiento de sistemas solares fotovoltaicos, y programas de empoderamiento económico de las mujeres centrados en el uso productivo de la electricidad.
Transición verde con propósito
La creación de empleo a partir de inversiones verdes no es una consecuencia lógica ni imprevisible, sino que necesita de una estrategia activa previa a cualquier inversión, que considere y potencie las oportunidades para las mujeres.
El futuro del trabajo no es una fotografía fija, sino es un escenario en construcción. Es por esto que tenemos una tarea por delante: moldear el mercado laboral de forma inclusiva. Más mujeres en el mercado laboral nos beneficiará a todos y nos hará una región más productiva y socialmente responsable con impacto ambiental positivo.
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