Carolina es la primera persona de su familia en graduarse de universidad. Mientras estudiaba ingeniería industrial también trabajaba, y gracias al enorme esfuerzo que hicieron ella y sus padres, Javier y Carmen, se graduó entre las mejores de su clase.
Para Carolina y sus padres el siguiente paso parecía lógico: ya tenía su título universitario en mano, y en consecuencia tendría -de manera casi natural- que encontrar un trabajo. Sin embargo, después de múltiples intentos fallidos para ser contratada, han comenzado a perder la esperanza.
Lo que esta familia está aprendiendo es que este proceso no es tan simple. Y es una historia que se repite con distintos matices en muchos países de nuestra región, en donde el modo más común de conseguir empleo es a través de familiares y amigos.
Carolina tiene entre sus contactos y conocidos a sus compañeros de curso, pero ellos no necesariamente son un camino para encontrar empleo, no pueden brindar una recomendación personal, o ellos también están buscando un empleo. De hecho, son su competencia en el mundo laboral. Su papá es obrero en un edificio en construcción y su mamá vendedora en un mercado, con lo cual no tiene las ventajas de contactos que pueden tener sus compañeros con padres profesionales que trabajan en empresas. Su papá conoce mucha gente en el rubro de la construcción y es muy respetado, pero ninguno de sus clientes necesita una ingeniera industrial. Seguramente entre los clientes de la mamá hay varios que podrían ser o tener el contacto que la joven necesita para conseguir un empleo, pero Carmen no puede expresarles una situación que apenas comprende en medio de la cotidianidad del mercado.
Ser mujer en el mundo del trabajo es un reto
En América Latina y el Caribe, el desempleo se debe a muchos factores, pero grupos vulnerables como las mujeres y los jóvenes enfrentan retos particularmente importantes.
Las mujeres experimentaron un nivel de desempleo de alrededor del 10% entre 2016 y 2019, que en el momento más álgido de la pandemia en 2020 alcanzó el 16%, o sea, más de 15 millones de empleos femeninos perdidos. En comparación, los hombres enfrentaron 7% de desempleo entre 2016 y 2019, y 9% 2020.
Sin embargo, estos números cuentan solo la mitad de la historia. Tres de cada cuatro hombres estaban en el mercado laboral entre 2012 y 2019 en la región, mientras que la mitad de las mujeres por distintas razones ni trabajaban, ni buscaban empleo. Estas razones van desde estereotipos socioculturales hasta una división desigual de las responsabilidades domésticas y de cuidados. Además, según datos del Sistema de Información de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID, los desempleados de larga duración tienen mayor probabilidad de ser mujeres, y las mujeres suelen ganar menos.
Mejores servicios de empleo pueden allanar el camino en el mundo del trabajo
Los servicios de empleo de la región son el modo de acceder a un trabajo para aquellos que no cuentan con la alternativa de las redes personales y familiares que abre el cerrojo de las oportunidades laborales.
La evidencia internacional muestra que la intermediación laboral reduce el tiempo de búsqueda de los trabajadores, y permite acceder a mejores ingresos. Se considera además el mejor camino para trabajadores como Carolina que enfrentan mayores retos en su búsqueda de empleo.
Fortalecen las habilidades laborales y tienen beneficios para las empresas también
Los servicios también ayudan a las empresas en búsqueda de trabajadores. Contratar gente porque la recomendó un amigo, no ayuda a encontrar el mejor candidato, solo al mejor conectado. Si a esto se le agrega el costo en tiempo de contratar, y las complicaciones que conlleva despedir a alguien que no es adecuado para el trabajo, se explica fácilmente el estrés de los empleadores cuando eligen un candidato sin las habilidades laborales necesarias.
Otro beneficio de los servicios de empleo es que ofrecen la alternativa de apoyo a la inserción laboral por un periodo de prueba.
La ventaja primaria es poder probar la adecuación del candidato en términos de habilidades técnicas, pero también en habilidades blandas y de comportamiento. Este proceso suele incluir una capacitación en planta, que ayuda a los jóvenes y a mujeres separadas del mundo laboral por tiempos prolongados, a adquirir experiencia y una oportunidad de que la empresa vea el valor que ofrecen.
Mujer y joven: doble desafío
A lo largo de América Latina y el Caribe los servicios de empleo cumplen entonces una función de apoyo para todos aquellos que no tienen la posibilidad de recibir una “beca papá”, o para quienes no tienen la agenda llena de contactos. Los jóvenes cuyos padres tienen ingresos económicos suficientes, o que están bien conectados, pueden permitirse acceder a oportunidades laborales no remuneradas que representan experiencia laboral valiosa. Ese lujo no es para todos.
Mejores servicios de empleo mejoran vidas
En el BID conocemos muchas historias como la de Carolina y sabemos que los proyectos de empleo que apoyamos han mejorado vidas, sobre todo de mujeres.
En una fábrica de chocolates en Bolivia, varias mujeres pudieron acceder a opciones laborales de calidad a través de un servicio de empleo fortalecido e impulsado por el BID. La chocolatería contrató a varios de sus empleados a través del Programa de Apoyo al Empleo, con periodos de capacitación en planta que permitieron registrar el cambio y las mejoras.
Los datos del observatorio laboral del BID, muestran que nuestra región tiene todavía un camino fuerte de recuperación del empleo por recorrer, y uno de los problemas que vamos a ver son las familias que ya no tienen ingresos suficientes para sostener el proceso de búsqueda de empleo de los jóvenes, o el proceso de reinserción laboral de las muchas mujeres que abandonaron el mercado laboral debido a la carga domestica que tuvieron que cumplir en casa por la pandemia, o como consecuencia del cierre de las escuelas y sistemas de apoyo.
En este proceso de recuperación, tanto los buscadores de empleo como las empresas van a necesitar el apoyo de los servicios públicos de empleo.
La historia de Carolina puede tomar un curso muy diferente si la joven ingeniera accede a este tipo de servicios. Será la historia de la justa recompensa a sus esfuerzos y los de su familia.
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