Imagen cortesía de la Fundación Juanfe. Fuente: https://juanfe.org/
Imagina a alguien con grandes dificultades para conseguir empleo. Seguramente pensarás en una persona con educación limitada y bajos niveles de competencias básicas; con déficits de habilidades numéricas y de lectoescritura. Seguramente es una persona joven y sin experiencia laboral que, por tanto, no tiene referencias de empleadores anteriores ni ha adquirido habilidades prácticas que sean útiles en el mercado de trabajo. Pertenece a un entorno difícil y su vulnerabilidad se refleja en niveles bajos de autoestima y en dificultades de comunicación. No tiene un proyecto de vida, ni fe en que pueda construir su futuro. Además, es mujer y madre, lo que, como ha sido ampliamente documentado, también restringe fuertemente sus oportunidades laborales. Es probable que pertenezca a una minoría étnica o sea migrante, lo que le hace objeto de discriminación
Así son Karime, Natalia y Laura. Así son las casi 6 mil madres adolescentes que ha atendido la Fundación Juanfe, una organización sin ánimo de lucro creada en el año 2000 para luchar contra la pobreza en Colombia. Específicamente, la Fundación atiende a madres adolescentes de entre 16 y 19 años en situación de pobreza en las ciudades de Cartagena y Medellín. Una de cada tres jóvenes no ha terminado la secundaria y 30% han sido víctimas de abuso sexual. Una cuarta parte de ellas son afrodescendientes. Algunas, el 6%, son migrantes venezolanas.
El objetivo: emplear a quien es menos empleable
Después de años de experimentación, la Fundacion Juanfe consolidó un modelo de atención que tiene como objetivo equipar a las madres adolescentes con habilidades para la vida y mejorar sus condiciones económicas con empleos formales de calidad. La intervención tarda aproximadamente dos años y está basada en la provisión integral de servicios de capital humano, empleo y salud. Ofrece a las jóvenes formación técnica y vocacional conducente a un título Técnico Laboral, en áreas que incluyen desde desarrollo de software hasta gastronomía, y servicios de apoyo para la colocación en el mercado laboral formal – orientación ocupacional y apoyo en la búsqueda de empleo, por ejemplo-. También brinda servicios de salud -emocional, física y sexual y reproductiva, cuidado infantil y estrategias para fortalecer el vínculo afectivo entre los hijos y sus madres. Adicionalmente, realiza un trabajo permanente con la red de apoyo de la joven: con sus parejas, padres y cuidadoras.
La intervención tiene un fuerte énfasis en el empoderamiento de las jóvenes a través de la formación de habilidades blandas (v.g., autoestima, orientación al futuro) y la inserción laboral. De hecho, la inserción laboral juega un rol central: el empleo no es concebido como lo que sucede al culminar la intervención, sino como una parte integral de la estrategia de empoderamiento que da a las jóvenes autonomía económica, un sentido de propósito y una valoración social de su capacidad productiva.
Una intervención con impacto positivo y socialmente rentable
Como se discutió en este foro, la intervención de la Fundación Juanfe transforma positiva y sustancialmente la vida de las jóvenes según los resultados de una evaluación de impacto experimental realizada por la Universidad de los Andes con apoyo del BID. Un año después de la graduación, los ingresos laborales de las beneficiarias se duplican y aumenta en 79% su probabilidad de tener un empleo asalariado. También aumentan diferentes medidas de empoderamiento de las jóvenes, cae en el corto plazo la tasa de embarazo subsecuente y crece en más del 200% la tasa de asistencia escolar. Además, la intervención es socialmente rentable. En aproximadamente un año y medio, los beneficios acumulados superan los costos de operación del programa incluso en un escenario conservador que sólo considera beneficios en ingresos laborales, salud y caída en embarazos subsecuentes.
El desafío hacia adelante: escalar con calidad
El modelo de atención de la Fundación Juanfe es efectivo y rentable, pero tiene una escala limitada. Es una intervención liderada principalmente por la sociedad civil que cada semestre atiende a una nueva cohorte de aproximadamente 250 mujeres en las ciudades de Cartagena y Medellín. Sin embargo en Colombia, una de cada cinco adolescentes entre 15 y 19 años ha estado alguna vez embarazada , y en América Latina, cada año, alrededor de un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años dan a luz. Y ni ellas, ni otros grupos vulnerables como las minorías étnicas, las personas con discapacidad o los migrantes tienen la oportunidad de acceder a programas de empleo efectivos. Como se discute en este informe, muchos programas de capacitación y empleo en Colombia, al igual que en el resto de América Latina, aún enfrentan grandes desafíos para atender a la población más marginada. Por ejemplo, es común subestimar la inversión requerida para cerrar las brechas de acceso que tienen estas poblaciones. Y rara vez se ofrecen servicios complementarios, como la asistencia psicosocial o el cuidado infantil. Además, es común que haya altas tasas de deserción.
Cabe entonces preguntarse cómo escalar programas de empleo con criterios de calidad e inclusión. Si uno toma como punto de partida una intervención efectiva, como la de la Fundación Juanfe, y quiere escalar algunos elementos a la política pública para mejorar los servicios que da el gobierno a la población vulnerable, surgen varias preguntas: ¿los factores que determinan la calidad de esta intervención son replicables, o desaparecerían al ampliar la escala? ¿Qué instituciones del gobierno pueden apoyar esta intervención? ¿Cómo se financiaría un aumento en cobertura? ¿Hay oportunidades para alianzas público-privadas? En estas cuestiones está trabajando en BID, en alianza con distintas instituciones académicas de la región.
En la sede de la Fundación Juanfe en Cartagena hay un anuncio que dice: “Transformamos vidas a través del empleo digno, formal, y sostenible”. Es una declaración que recuerda a la misión que tenemos en el BID: Mejorar vidas. Las historias de Karime, Natalia y Laura son claro un testimonio de cómo esa misión se materializa en la práctica. Sus historias muestran cómo, con las condiciones adecuadas, incluso las personas más vulnerables pueden acceder a un empleo de calidad y transformar su destino. Pero hay que ir por más.
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