Uno de los grandes dilemas a los que se enfrentan los países de todo el mundo es definir un sistema de pensiones que sea financieramente sostenible frente al incremento de la esperanza de vida, la caída de la tasa de fecundidad y la consecuente falta de reemplazo generacional. A nivel global, las reformas de pensiones en países con envejecimiento poblacional más avanzado, se han concentrado en implementar reformas paramétricas y en incorporar ajustes automáticos de los principales parámetros para compartir los riesgos de productividad, financieros y demográficos.
En esta nota presentamos las ventajas y desventajas de tres referentes: Suecia, Países Bajos y Dinamarca.
Con las cuentas nocionales cada trabajador tiene una cuenta ficticia en la que se van incluyendo las cotizaciones que realiza, así como los rendimientos teóricos generados por esas aportaciones.
El caso de Suecia y los desafíos de las cuentas nocionales
Suecia se adelantó varias décadas a los demás países al diseñar un modelo basado en cuentas nocionales y un sistema de compartición de riesgos sistemáticos. De esta manera, cada trabajador tiene una cuenta ficticia en la que se van incluyendo las cotizaciones que realiza, así como los rendimientos teóricos generados por esas aportaciones. La tasa de interés utilizada para calcular esos rendimientos está ligada a la evolución de los salarios per cápita y la inflación.
A la hora de calcular la pensión, se divide el saldo acumulado durante su vida laboral entre la esperanza de vida estimada en el momento de retirarse; esto ha hecho que el sistema fuese relativamente exitoso pese al aumento de la longevidad, la crisis financiera del 2008, la volatilidad de los mercados y la tendencia a la baja de las tasas de interés en las últimas décadas.
Sin embargo, no es perfecto. Esos factores supusieron una reducción del valor nominal de las pensiones durante varios años. Si, además, se tiene en cuenta la potencial reducción de un 20% en los montos de pensión, debido al incremento en 5 años de expectativa de vida esperado para 2060, el sistema no sería socialmente sostenible. Es por esto que el gobierno tuvo que compensar la caída mediante políticas impositivas, el aumento en la edad de retiro y el establecimiento de una indexación parcial de la esperanza de vida en los montos de pensión.
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Países Bajos: cómo el mejor sistema del mundo derivó en una situación de insostenibilidad
El sistema de pensiones de los Países Bajos se ha considerado uno de los mejores del mundo debido a su nivel de prestaciones, su nivel de cobertura y su sostenibilidad en un principio. Se trata de un sistema mixto que combina una pensión pública de reparto y un sistema de capitalización a través del sector privado.
La parte pública garantiza un porcentaje del salario mínimo interprofesional mientras la parte privada supone aproximadamente el 70% de la pensión total. Esta parte privada ha sido en su mayoría de pensiones de prestación definida, es decir, que garantizan un monto de pensión fijo en el tiempo. Esto supone un problema para las empresas pues deben garantizar que los activos constituidos sean suficientes para pagar esas prestaciones fijas en el futuro. Además, esto se complica en un entorno de tasas de interés a la baja en las últimas décadas y un incremento de la esperanza de vida mayor al que se esperaba. Como consecuencia, el poder adquisitivo de los jubilados cayó un 16% entre 2000 y 2020 mientras las contribuciones subieron un 40% y la pensión nominal se redujo un 1%. Esto se convirtió en transferencias sistemáticas entre generaciones y en una situación insostenible.
Esto llevó al gobierno a aprobar una reforma para transformar el sistema de empleo holandés, y pasar del sistema de prestación definida a un nuevo contrato de aportación definida colectiva.
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La estrategia de Dinamarca: mantener constante el periodo de jubilación
Dinamarca es el único país en el que, en la actualidad, el gasto en pensiones va a caer hacia 2060 y, además, la tasa de reemplazo promedio va a aumentar. A diferencia de Suecia y Países Bajos, Dinamarca eligió el camino del aumento en la edad de retiro, para, basándose en tablas de mortalidad y la esperanza de vida de las personas de 60 años, mantener constante un periodo de jubilación de 14,5 años. Con ello, la edad normal de jubilación aumentará progresivamente de los 65 años actuales a los 67 en 2027.
Además, Dinamarca estableció vías de salida del mercado laboral que tienen en cuenta las diferencias socioeconómicas en la esperanza de vida. En este sentido, eligió incorporar un esquema de retiro temprano que compensa las diferencias en longevidad.
El país también estableció el pago de un bono por cada tres meses de trabajo a horario completo después de los 62 años y, de 2008 a 2020, la tasa de empleo entre las personas mayores ha aumentado en 11 puntos porcentuales en los años previos a la edad de jubilación estatal (55-64 años) y en 3 puntos porcentuales en los años posteriores (65 años o más). Se trata de una evolución especialmente importante para las personas mayores, ya que la tasa de empleo entre la población de 16 a 64 años no ha mostrado el mismo aumento.
Con este sistema, Dinamarca ha logrado avances tanto en la sostenibilidad financiera como en la social (suficiencia). De hecho, en el año 2012, recibió la calificación “A” del índice global de pensiones Melbourne Mercer, convirtiéndose en el primer sistema de pensiones en obtener esa evaluación que mantiene hasta el presente.
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