Es frecuente que los trabajadores contesten mensajes de texto desde su celular o respondan correos electrónicos desde sus tabletas, fuera de su horario laboral. Durante la pandemia, con el auge del teletrabajo, esta práctica se viralizó. La invasión digital en la vida personal se volvió una regla. De esta forma, los límites entre la vida familiar y la vida laboral se empezaron a desdibujar y la desconexión se convirtió en una necesidad casi vital.
Hiperconectados
Si bien las herramientas digitales han sido de gran ayuda en la organización del trabajo en general, y durante la pandemia en particular, también han tenido sus bemoles.
El impacto de estar “hiperconectados” está causando efectos adversos sobre la salud y el bienestar de los trabajadores.
Esto hizo que los países comenzaran a reaccionar, poniendo un freno a las jornadas laborales prolongadas y permitiendo a los trabajadores “desconectarse”. Nace así el derecho a la desconexión digital.
Derecho a la desconexión digital
La desconexión digital es el derecho que tienen los trabajadores de desconectarse de sus dispositivos digitales y a no ser contactados por su empleador fuera del horario laboral ni durante sus vacaciones, a fin de garantizar su tiempo de descanso, así como el goce pleno de su vida personal y familiar.
Europa a la vanguardia en desconexión
Las primeras regulaciones sobre la desconexión surgieron en Europa. Francia fue pionero en regular el derecho a la desconexión digital con el objeto de garantizar un adecuado descanso del trabajador y el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar con la Ley Khomri de 2017. En España, la Ley Orgánica 3/2018, concede el derecho a la desconexión digital delegando en la negociación colectiva o en acuerdos entre empresa y sindicato, la elaboración de políticas internas de trabajo que definan las modalidades de ejercicio de la desconexión y las acciones de formación sobre un uso razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga informática.
Teletrabajo y desconexión: una dupla inseparable
En nuestra región, la regulación del derecho a la desconexión digital ha venido de la mano de la regulación del teletrabajo. Así varios países de América Latina han incluido, junto con las leyes de teletrabajo, disposiciones sobre la desconexión digital. De ahí que en la región la desconexión esté indisolublemente ligada al teletrabajo, a pesar de ser un derecho que trasciende esta forma de trabajar.
Es por todos conocido que el teletrabajo es una de las modalidades de trabajo que permite al trabajador desempeñar sus tareas fuera de las instalaciones del empleador. Integra el grupo de los denominados “arreglos de trabajo flexibles”, modalidades de trabajo que rompen el molde tradicional.
Es claro que los sistemas de control horario tradicionales que rigen en la oficina resultan difíciles de aplicar a estos trabajadores, en particular a aquellos que teletrabajan off-line, es decir sin la exigencia de permanecer en línea con la oficina durante un horario determinado.
¿Qué está pasando en la región?
En Chile, por ejemplo, la Ley de Teletrabajo y Trabajo a Distancia fijó la desconexión en 12 horas, como mínimo, en un período de 24 horas. De esta forma, los trabajadores que utilicen esta forma de trabajo no están obligados a responder comunicaciones, órdenes u otros requerimientos durante estas horas. El mismo descanso de 12 horas lo fijó Paraguay en su Ley de Teletrabajo.
En nuestra publicación El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe: la flexibilidad, ¿llegó para quedarse? describimos el estatus del trabajo flexible en la región. Descárgala acá.
En Uruguay, por su parte, la Ley de Teletrabajo pactó una desconexión de 8 horas continuas, como mínimo, entre una jornada y la siguiente.
Otros países como Argentina y Costa Rica, por ejemplo, si bien consagran el derecho a la desconexión digital al señalar que el teletrabajador no puede ser contactado fuera de su jornada laboral, no hacen referencia expresa a las horas de desconexión. También en República Dominicana, la Ley de Teletrabajo incluyó el derecho a la desconexión una vez concluida la jornada laboral pactada entre las partes, pero, al igual que los casos anteriores, sin señalar un número de horas preestablecido.
Conoce la evidencia sobre los retos y oportunidades de adoptar arreglos flexibles en América Latina y el Caribe👉 Resultados encuesta a empresas y trabajadores en 2021
Productividad más que presencialidad
Las empresas de la región han empezado a incluir en sus normas internas o en convenios colectivos, acuerdos sobre la desconexión digital. Sin embargo, por muchas regulaciones que se instrumenten, si la cultura de trabajo no fomenta la productividad por encima de la presencialidad, no se conseguirá integrar esta manera de pensar entre nuestros trabajadores. De esta manera, vemos que dinámicas como la flexibilidad horaria y el trabajo por objetivos serán primordiales a la hora de garantizar que los trabajadores de la región entiendan la necesidad de desconectarse.
Los trabajadores a nivel global consideran a la flexibilidad laboral como consideran un derecho, y en algunos casos, la valoran incluso por encima del salario. Entérate de cómo se vive esta modalidad de trabajo en América Latina y el Caribe, y qué se puede hacer para aprovechar sus beneficios en esta nota👉 Flexibilidad laboral: ¿llegó para quedarse?
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