La economía del comportamiento sugiere que, si el ahorro voluntario fuera más fácil, más personas estarían ahorrando para su vejez. Ante este contexto, el congreso de Estados Unidos está considerando reformas a las reglas de operación de las cuentas de ahorro de largo plazo, para intentar promover que la gente ahorre más y de una manera más dinámica. ¿En qué consisten estos cambios y cómo involucran elementos de la economía del comportamiento? ¿Qué puede aportar América Latina y el Caribe en este debate?
Similitudes en materia de ahorro para el retiro
Cuando se trata de previsión social, Estados Unidos y los países de América Latina y el Caribe tienen más en común de lo que se pensaría. En ambos contextos dominan sistemas de pensiones de contribución definida, donde los trabajadores formales financian sus pensiones aportando a cuentas personales de ahorro gestionadas por administradores de fondos del sector privado. Además (y aunque sea por razones distintas), ambos otorgan grandes responsabilidades y compromisos financieros a las personas para ahorrar voluntariamente: en Estados Unidos porque no existe la obligatoriedad legal de contribuir a dichas cuentas y el sistema público de seguridad social está diseñado para cubrir un piso mínimo de necesidades, y en la región porque los altos índices de informalidad laboral hacen que, para muchas personas, ahorrar voluntariamente sea la única manera de asegurar una vejez digna.
Cuando se trata de previsión social, Estados Unidos y los países de América Latina y el Caribe tienen más en común de lo que se pensaría.
Otro aspecto en común son las bajas tasas de ahorro voluntario, a pesar de los esfuerzos de promover el ahorro pensional. Mientras que alrededor de un 28% de la población adulta no jubilada de Estados Unidos no tiene ahorros de largo plazo (ni tendrá acceso a una pensión), en países como Colombia, Chile, México y Perú se estima que solo un cuarto de la población económicamente activa contribuye a su ahorro previsional.
Experiencias y lecciones de América Latina
En todo el mundo, una causa importante de los bajos niveles de ahorro pensional es que los contribuyentes no saben cuánto tendrán que aportar a su pensión para recibir un ingreso adecuado en la vejez. En este sentido, un aspecto clave de la propuesta de reforma que se está discutiendo en el Congreso estadounidense es obligar a los patrocinadores de los planes de ahorro (que pueden ser empresas, sindicatos o inclusive asociaciones profesionales) a informar a sus ahorristas cuál es el monto mensual de pensión que sus aportes actuales les permitirían recibir una vez que se jubilen. Este tema ha sido abordado en países como México, en donde recientemente se modificaron los estados de cuenta de las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFOREs) para destacar la pensión que las personas pudieran obtener con su nivel de ahorro actual (los resultados de una evaluación de impacto de estos cambios están cerca de publicarse), permitiéndoles hacer los ajustes necesarios para alcanzar un monto mayor cuando todavía hay tiempo.
En todo el mundo, una causa importante de los bajos niveles de ahorro pensional es que los contribuyentes no saben cuánto tendrán que aportar a su pensión para recibir un ingreso adecuado en la vejez.
Otro tema clave es la forma de entregar los ahorros de largo plazo cuando una persona llega a su vejez. En lugar de que las personas retiren su dinero periódicamente, Estados Unidos está planteando permitir el retiro de la totalidad de los ahorros en circunstancias de necesidad. Ahora bien, cuando en 2016 Perú permitió que, al momento de jubilarse, los empleados pudieran retirar casi todos sus ahorros en lugar de elegir una pensión, el 95% decidió retirar los montos máximos. Por esta razón, consideramos que Estados Unidos debe ser muy cauteloso, ya que esta flexibilidad podría resultar en la liquidación de grandes partes del dinero de las cuentas y tener efectos negativos potenciales en el bienestar de largo plazo de las personas.
Trasladar los aprendizajes
El análisis comparativo de las políticas que se han implementado en América Latina y el Caribe arroja lecciones que pueden replicarse en otras regiones para promover una gestión positiva de las pensiones. Las iniciativas de la economía del comportamiento que facilitan el ahorro, el acceso a información sobre proyecciones de pensiones y la priorización de retiros programados o rentas vitalicias serán importantes para que los sistemas de pensiones a nivel global puedan garantizar una vejez digna para los adultos mayores. Promover el ahorro de largo plazo es un reto para cualquier sociedad, pero es posible superarlo si se tienen en cuenta los aprendizajes de otros países.
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