Imagínense a una trabajadora que, gracias a su experiencia, saber y vocación, es una maestra en su oficio. Tiene el talento y conocimiento para ser la mejor en lo que hace, pero no tiene cómo probarlo formalmente en una hoja de vida.
Esta trabajadora puede ser, por ejemplo, Ana, que ha trabajado por años prestando servicios de cuidado a adultos mayores. Les asiste en su higiene diaria, les ayuda a tomar medicinas, les ayuda a desplazarse y, cuando es necesario, toma su temperatura y tensión arterial. Pero, y quizás más importante aún, su larga experiencia le ha dado una cualidad que no enseñan en ninguna escuela: sabe escuchar a los adultos mayores y entender sus necesidades fundamentales. Tiene, por ejemplo, muy claro que es fundamental fomentar la autonomía e independencia de los adultos mayores. Ana aprendió este arte informalmente: aprendió a cuidar cuidando. Pero no tiene como acreditar este saber en su currículo. Este también puede ser el caso de Mario, quien trabajó por décadas como comerciante en su país natal. Logró, tras años de experiencia, dominar el arte de servicio al cliente. En su ciudad lo conocían como un maestro en ventas y era muy exitoso. Pero tuvo que migrar al país vecino súbitamente y ahora debe empezar una nueva vida en un mercado en el que no tiene referencias laborales.
Certificar competencias laborales puede ser decisivo en la vida de un trabajador
Ana y Mario no necesitan que les enseñen a hacer su trabajo. Lo que necesitan es que alguien reconozca, formalmente, que pueden desempeñar su oficio muy bien. Por suerte existe un instrumento en el mundo justamente diseñado para esto: la certificación de competencias laborales.
A través de la certificación de competencias laborales se hace un reconocimiento, público y formal, de las competencias y destrezas que tiene una persona para desempeñar una labor de acuerdo con estándares validados por la industria. Para obtener una certificación es necesario demostrar el conocimiento a través de una evaluación práctica validada por la industria, y documentando la experiencia laboral.
La certificación de competencias, bien diseñada e implementada, puede contribuir a una mayor equidad y productividad. Reconocer las competencias que tiene una persona, independientemente de la forma en que hayan sido adquiridas y de si la persona tiene, o no, un título académico, puede promover la inclusión social. Y también puede generar eficiencias en las empresas al transparentar las habilidades de los trabajadores y promover un mejor emparejamiento entre los buscadores de empleo y vacantes.
El programa Saber Hacer Vale
Colombia está impulsando la certificación de competencias a través de Saber Hacer Vale, un programa liderado por el Ministerio del Trabajo y ejecutado en articulación con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Este programa, que entró en vigor en 2021, se financia con recursos de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo y con recursos no reembolsables, de donación, tanto del BID como del Gobierno de Suiza. Atiende a personas mayores de 18 años que son elegibles por sus condiciones socioeconómicas, o por pertenecer a grupos con barreras de empleabilidad como las madres cabeza de hogar, la población LGTBQ+ o las minorías étnicas. Además, reserva un 30 % del cupo a inmigrantes elegibles, venezolanos o colombianos retornados de Venezuela.
“Fue bastante sorprendente saber que mis conocimientos podrían ser certificados. No me lo esperaba (…) En mi caso fue de atención al cliente. Ellos miraban como uno atendía realmente a una persona, luego hubo una prueba escrita y ya vino la certificación (…) Sentir que lo que uno sabe es tan grande, lo llena a uno de emoción.”
Andrea, certificada en atención al cliente por Saber Hacer Vale
Saber Hacer Vale también otorga auxilios para financiar costos de transporte, conectividad, o cuidado infantil. De acuerdo con experiencias previas, estos auxilios son importantes para mitigar barreras que impedían a la población vulnerable acceder a servicios de capacitación. Por ejemplo, las limitaciones en cuidado infantil eran barreras para las mujeres cabeza de familia.
Hasta el momento se han certificado alrededor de 5000 personas en un rango amplio de 19 normas de competencia. Éstas van desde soldadura, aseo industrial y manipulación de alimentos, hasta atención al cliente, servicios de cuidado y acondicionamiento físico. Se espera que en 2024 se hayan certificado al menos 9000 personas.
El programa Saber Hacer Vale aún no ha sido evaluado. Se planea una evaluación independiente de medio término que informará al Ministerio del Trabajo sobre los resultados intermedios, e identificará posibles oportunidades de mejora. Saber Hacer Vale se trata, pues, de una apuesta prometedora que, como vemos en este video, puede hacer que trabajadores con experiencia y vocación, como Ana y Mario, certifiquen lo mucho que pueden aportar al mercado laboral colombiano.
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