En Uruguay, el 77% de las mujeres mayores de 15 años declaró haber sufrido algún tipo de violencia basada en género a lo largo de su vida. Esta cifra representa un aumento de 4 puntos con respecto a 2013. La violencia basada en género impacta en mayor proporción a mujeres de grupos diversos. Por ejemplo, a mujeres lesbianas, bisexuales y transgénero (92,5%), afrodescendientes (86%), migrantes y jóvenes de 15 a 18 años (81%, respectivamente). La violencia de pareja/expareja es el tipo de violencia basada en género más prevalente en el país, con 47% de las mujeres que reportaron haberla vivido. No obstante, una de cada tres mujeres que experimentó violencia de pareja en los últimos 12 meses no lo habló con nadie ni solicitó ayuda.
Estos datos provienen de la Segunda Encuesta Nacional de Prevalencia sobre Violencia Basada en Género y Generaciones realizada en 2019. La primera encuesta fue realizada en 2013. Estos instrumentos son esenciales para medir y caracterizar los diferentes tipos de violencias. Igualmente, estas encuestas permiten que los gobiernos diseñen, implementen y evalúen, de manera informada, políticas públicas dirigidas a prevenir, atender y erradicar la violencia basada en género. En el caso de Uruguay, esta información también fue clave para facilitar el diseño del primer préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El préstamo está enfocado, en su integridad, en combatir la violencia basada en género contra las mujeres. El “Programa para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres” (ProMujeres) está siendo ejecutado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) de Uruguay desde mediados de 2022. Durante su diseño, se buscó enfocar las actividades del proyecto en tres áreas fundamentales para erradicar la violencia basada en género: 1) la prevención; 2) la atención; y 3) la generación de datos.
1. Prevención de la violencia basada en género en el ámbito educativo
En Uruguay, al igual que en otros países del mundo, las mujeres jóvenes, especialmente las adolescentes, tienen más riesgo de sufrir violencia basada en género. En respuesta, ProMujeres está poniendo en marcha actividades para prevenir este tipo de violencia en el ámbito educativo. Por un lado, apoya la implementación de la Campaña de Noviazgos Libres de Violencia. La misma tiene por objetivo lograr un cambio cultural entre jóvenes de 12 a 18 años mediante la promoción de relaciones de noviazgo libres de violencia. Es, además, la línea estratégica de prevención de violencia basada en género más importante del país. Con el fin de fortalecer esta línea de acción, también se realizará una evaluación de impacto de los contenidos de la campaña. De esta manera, se espera poder medir sus efectos en las y los jóvenes.
Por otro lado, trabajar los conceptos y manifestaciones de la violencia basada en género, y en general la igualdad de género, con docentes es fundamental. El personal docente debe contar con las herramientas necesarias para identificar situaciones de violencia y así, de ser necesario, acompañar a las y los estudiantes que puedan encontrarse en dichas situaciones. En ese sentido, ProMujeres financiará, en el marco del Programa de Formación para la Igualdad, el desarrollo e implementación de cursos sobre violencia basada en género e igualdad para docentes. Estos cursos contarán, además, con una perspectiva de diversidad e interseccionalidad. De esta forma, se busca prevenir la violencia de género en el ámbito educativo, y también fomentar espacios más inclusivos en las escuelas.
2. Atención a mujeres en situación de violencia basada en género
Una de las actividades centrales del trabajo de Inmujeres es atender a mujeres en situación de violencia en todo el país. El Instituto cuenta con un sistema de respuesta de violencia basada en género, conformado por una variedad de servicios de atención. Por ejemplo, una línea telefónica de orientación y consulta en violencia basada en género, servicios psicosocial y legal a mujeres, dispositivos de alojamientos 24 horas, entre otros. Poder acompañar, fortalecer y expandir este sistema de respuesta es uno de los objetivos específicos del préstamo.
Consecuentemente, el préstamo viene financiando cuatro servicios centrales de este sistema. Entre estos, se puede resaltar la expansión de la línea telefónica. En 2022, la línea pasó de atender llamadas solo de lunes a viernes a una atención las 24 horas los 7 días de la semana. Asimismo, se amplió la disponibilidad de horas técnicas semanales del servicio de atención psicosocial y legal en Montevideo en un 22%.
Adicionalmente, se está buscando mejorar la calidad de la atención a mujeres, con énfasis en mujeres diversas y migrantes Esto se persigue a través de capacitaciones a funcionarias del Sistema de Respuesta de Violencia Basada en Género y de Inmujeres. Paralelamente, con el fin de optimizar el proceso de seguimiento y gestión de casos, se apoyó la digitalización del sistema incorporándolo dentro del Software de Monitoreo, Administración y Resolución de Tramites (SMART) del Ministerio de Desarrollo Social, que incluye todos los servicios y programas del Ministerio.
3. Generación de datos
Contar con datos sobre este tipo de violencia en Uruguay fue esencial para diseñar el préstamo, pero también para poder implementarlo y eventualmente medir sus resultados. En ese sentido, el BID también está apoyando al Gobierno de Uruguay en la preparación, y posteriormente en la implementación, de la Tercera Segunda Encuesta Nacional de Prevalencia sobre Violencia Basada en Género y Generaciones. Gracias a esta nueva ronda de encuestas, se espera poder medir nuevamente las tasas y tipos de violencia basada en género y su evolución en el tiempo. Asimismo, esta encuesta será clave para seguir informando los programas y políticas de gobierno dirigidos a combatirla.
Una riqueza de la Primera y Segunda Encuesta Nacional de Uruguay es que también buscaron medir, de manera desagregada, las situaciones de violencia de mujeres diversas (afrodescendientes, con discapacidad, migrantes, entre otras). Esta nueva ronda de encuesta continuará esta línea de trabajo.
Este proyecto es ambicioso por los resultados que busca alcanzar. Es, además, innovador al buscar medir impactos sobre qué funciona en la prevención de la violencia basada en género, y al incluir una mirada interseccional de género. Si bien todavía hay camino por correr para ver sus resultados finales, los avances son prometedores.
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