A pesar de que hoy en día las mujeres de la región tenemos mayores niveles educativos que los hombres, seguimos en desventaja en el mercado laboral. Pero teniendo en cuenta la gama de habilidades que se cotizarán en los trabajos del futuro, me pregunto si no estaremos a punto de revertir una tendencia histórica.
El pasado 01 de mayo se celebró el Día del Trabajador en muchos países de la región. Desde todos los ámbitos resonó un tema ese día: cómo los rápidos avances en automatización e inteligencia artificial transformarán el mercado laboral. Se predice que el auge de los robots acabará con 47% de los empleos actuales. Muchos se preguntan qué pasará entonces con los humanos. Lo cierto es que la transformación digital también creará nuevas oportunidades de trabajo que requerirán capacidades que las máquinas aún no puedan igualar. El gran desafío será asegurar que las personas tengamos las habilidades necesarias para esta transición y cada vez hay más acuerdo en que la inteligencia emocional, el razonamiento lógico y la creatividad serán clave. En el futuro, más empleos requerirán un alto nivel de competencias sociales e interpersonales, pensamiento crítico y curiosidad.
Y es en este ámbito donde considero que las mujeres estamos bien posicionadas para hacer frente a la transición ¿Por qué? Desde tiempos inmemoriales las tareas domésticas y de cuidado han recaído desproporcionadamente en las mujeres. En América Latina, las mujeres aún dedicamos 2,6 veces más tiempo que los hombres a estas tareas. Esto tal vez nos ha permitido desarrollar un mayor sentido de responsabilidad hacia los demás, empatía y colaboración, habilidades vitales para tener éxito en el futuro del trabajo. Hay varios indicios que apuntan en esta dirección.
Los resultados arrojados en la evaluación PISA sobre resolución colaborativa de problemas mostró que, en los 52 países en los que se realizó la prueba, las chicas superaron a los chicos en solucionar problemas al trabajar en equipo. Estos resultados contrastan con los obtenidos en el estudio realizado en el 2012 sobre la solución individual de problemas, donde los varones tuvieron un desempeño superior. Asimismo, un estudio de McKinsey señaló que las mujeres solemos dedicar más tiempo a enseñar y a escuchar las necesidades de los demás; a identificar expectativas y recompensar logros y a construir respeto. También acostumbramos a considerar las consecuencias éticas de las decisiones; contamos con una visión convincente y optimista del futuro y tomamos decisiones participativas, creando una atmósfera de trabajo en equipo.
¿A qué se deberá esta diferencia en las habilidades socioemocionales de los hombres y las mujeres? ¿Será posible que tenga que ver con el rol tradicionalmente asociado a la mujer como responsable del hogar y el cuidado de los hijos? Al hacerme estas preguntas, me viene a la mente la situación presentada en el video que comparto a continuación.
¿Será descabellado pensar que, como en el caso de la madre del video, la responsabilidad de estas labores a lo largo de la historia nos ha impulsado a desarrollar ciertas habilidades que nos favorecerán en el futuro? Hay mucho aún por investigar para poder tener una respuesta. ¡Pero hay evidencias que apuntan a que estamos más listas de lo que pensamos para asumir los empleos del futuro!
Por años la carga desequilibrada de las tareas domésticas y de cuidado ha representado una barrera para muchas mujeres en su desarrollo profesional. Es alentador pensar que quizás la era de la digitalización y la automatización podría presentar nuevas oportunidades.
Leave a Reply