Artista, activista y feminista
Lorena Wolffer es una artista y activista cultural mexicana. A lo largo de su carrera, se ha dedicado a la intersección entre propuestas artísticas y formas de activismo feminista. Sus proyectos buscan abordar temas relacionados con la producción cultural de género, y borrar el límite entre la llamada “alta” y “baja” cultura. A través de su obra, Wolffer explora formas de construir nuevas narrativas que den voz y agencia a las mujeres y personas no normativas.
En su colaboración con la cumbre virtual Healing a Broken World: Cómo sanar un mundo herido, la artista presentó su obra participativa Almanaque de reparación diaria. El proyecto documenta las respuestas de los miembros del público ante el “Pacto por la otra pandemia”, una iniciativa a comprometerse con la tarea ética de erradicar todas las formas de violencia y discriminación de género dentro de la sociedad. El pacto invita a sus participantes a documentar pequeños cambios de conducta mediante fotografías y videos compartidos en redes sociales. Con este “microactivismo”, Wolffer invita a construir plataformas de declaración colectiva que obtienen su potencia de una “enunciación coral” que involucra muchas voces.
En esta entrevista, nos cuenta sobre su inspiración para el proyecto y las posibilidades que tiene el arte como impulsor de cambios culturales y sociales, e incentivador de políticas públicas.
¿Qué te inspiró a participar en Healing a Broken World?
“Lo que más me gustó de Healing a Broken World fue la posibilidad de poner al arte como herramienta para abordar las problemáticas que se afianzaron o empeoraron con la llegada de la pandemia. Las circunstancias socio políticas que nos afectaban a las mujeres se multiplicaron durante esta crisis. Es por esto por lo que Healing a Broken World fue para mí un llamado a hacer lo que ya hago. Esto es pensar el arte como una herramienta para señalar lo que nos está ocurriendo, pero también para plantear preguntas que nos pudieran llevar a posibles soluciones. Creo que el arte puede llegar a esas problemáticas con una potencia que no existe en otra disciplina o campo de acción. El arte tiene ese enorme poder de interpelar y de producir otras formas culturales”
¿Cuál fue la inspiración para crear el Pacto por la otra pandemia?
“El pacto surgió en muchas conversaciones que tuvimos con todo el equipo curatorial sobre cómo abordar estas violencias que suceden en México y la región, y qué hacer al respecto. La pregunta que nos hicimos fue ¿qué alternativas podemos proponer que se salgan de los sistemas políticos tradicionales? ¿Podemos pensar en modificar de formas pequeñas, pero sí poderosas, las formas en las que nosotras reproducimos en un sentido cultural, estas violencias?
Quisimos traerlo al terreno del alcance inmediato. Es decir, cómo me relaciono yo con mi entorno, con mi familia. Cuáles son esos pactos, esas formas que puedo condenar hacia afuera pero que atestiguo en mi entorno diario y frente a las cuales no necesariamente se cómo posicionarme. Quisimos considerar cómo modificamos estas formas internalizadas. Pensar en cómo traerlo a acciones micropolíticas inmediatas”
¿A qué te refieres con la micropolítica? ¿Cómo puede esta micropolítica interactuar con los grandes hacedores de políticas públicas?
“Con micropolítica me refiero a desafiar mandatos tan simples y sencillos como depilarse las cejas, llevar el pelo largo, callar ante una situación incómoda, este tipo de mandatos de género. Aquí lo importante es saber qué significa, y decidir aceptarlo como tal, o no. Es importante entender a qué mandatos de género te estás adhiriendo y por qué.
Esto sucede quizás tangencialmente, a través de una acción no netamente política. Lo hacemos en un sentido performativo, al ir proponiendo otras formas de accionar y modificando eso que después se cristaliza en políticas públicas.”
¿Cuál es el papel que pueden jugar los artistas e instituciones culturales en terminar con la violencia basada en género? ¿Tienen una responsabilidad de involucrarse?
“Hay instituciones que han hecho una labor increíble en promover y producir proyectos de práctica social e incidencia en la cultura, pero creo que los mandatos sobre qué o cómo debe ser el arte me resultan complicados. Me es más útil pensar en cómo ciertos proyectos pueden hacer ciertas cosas. En este sentido, apostar por proyectos o instituciones que logran modificar de formas verdaderas y significativas el panorama cultural.
Por otro lado, hay muchos espacios culturales que apoyan estos proyectos, pero a veces no se miran a sí mismos para ver la forma en la que operan. ¿Qué pasa cuando un museo exhibe un proyecto sobre violencia contra las mujeres, pero ha tenido infinitos casos de violencia por parte de personas que integran su equipo? Pienso que lo primero a hacer es modificar el equipo antes de involucrarte en proyectos de esta naturaleza, o por lo menos, pensar en hacerlo en paralelo”.
¿Cómo podemos balancear el enorme impacto que puede tener el arte en influir sobre estas problemáticas sin caer en la banalización?
“Creo que tenemos que ser muy vigilantes de las instituciones y de los proyectos que están utilizando esto como “los temas de moda”. Recuerdo cuando ser feminista era, artísticamente, pero también en el resto del mundo, incorrecto hace 10 años. Hace 10 años una decía que era feminista y eso equivalía a un cuestionamiento constante. Y de pronto, con el haber logrado meternos y transformar ciertos espacios ha venido la ola de todo lo otro, de la banalización, del Pink washing, del uso y del abuso de los postulados feministas sólo cuando resultan útiles.
Creo que en parte depende de nosotras, de quienes siempre hemos trabajado en estos temas, y también de las generaciones más jóvenes, de hacer este trabajo desde una postura comprometida y honesta, y prestar atención a cuáles son las propuestas y postulados. Si bien hemos llegado a espacios donde nunca antes habíamos llegado, y logrado mucho, tenemos que ser cautelosas de cómo se utiliza nuestra lucha, y cuándo esta se emplea para propósitos que no son los nuestros”.
Nadia Dice
Gracias por tu blog y los contenidos que aportas. Enhorabuena. Un saludo. Nadia