La primera vez que escribí sobre la menstruación fue en 2015 y, en ese momento, me enfoqué en hablar sobre el tabú que este tema representa en nuestras sociedades y los impactos negativos que la falta de educación sobre el manejo de la higiene menstrual y el acceso a productos de higiene menstrual tienen sobre las mujeres. Seis años después, y en conmemoración del 28 de mayo, Día de la Higiene Menstrual, quiero compartir los avances que hemos tenido, a nivel mundial, y en América Latina y el Caribe (ALC) en particular, para asegurar que la menstruación no continúe limitando las vidas y el potencial de las personas menstruantes.
Accesibilidad
Es importante señalar que en 2021 la menstruación sigue afectando significativamente a las personas menstruantes. La falta de acceso a productos de higiene menstrual y los costos de estos son las principales barreras para llevar a cabo una menstruación saludable y digna que no impacte negativamente en la vida diaria de más de la mitad de la población. Por ejemplo, según una encuesta realizada en Argentina en 2018 por una marca mundial de productos de higiene menstrual, 1 de cada 5 niñas falta a clases cuando está menstruando porque no tiene acceso a productos de protección menstrual. Esta situación se replica no solo en nuestra región, sino que también alrededor del mundo.
La realidad es que estos productos, a pesar de que sean una necesidad básica y esenciales para el manejo correcto de la higiene menstrual, suelen ser considerados como de lujo y gravados con tasas de impuestos muy elevados (principalmente del Impuesto al Valor Agregado – IVA) y regresivos— es decir, que generan una carga mucho mayor para las consumidoras con menos recursos. De hecho, un estudio de 2021 sobre el IVA a los productos de higiene menstrual en ALC subraya que 22 de los 31 países analizados tienen políticas fiscales discriminatorias y que profundizan las desigualdades económicas de género.
Hacia la “justicia menstrual”
La buena noticia es que muchos países del mundo, incluyendo países de ALC, han tomado nota sobre los impactos negativos de los elevados costos de los productos de higiene menstrual sobre las personas menstruantes. Consecuentemente, algunos países han pasado legislaciones y puesto en marcha programas para hacer que estos productos sean más asequibles para las personas que los necesitan. En ALC, por ejemplo, 9 países consideran a estos productos como productos de primera necesidad y han reducido o eliminado completamente el IVA sobre ellos. Un caso interesante es el de Colombia que, en 2018, fue el primer país de ALC en incluir a las toallas higiénicas y tampones en la lista de bienes exentos del IVA y, este año, se agregó a la lista la copa menstrual, una medida muy progresista puesto que es un producto más amigable con el medio ambiente y más económico al largo plazo.
Recientemente, Argentina ha elaborado más de 16 proyectos de ley de alcance tanto nacional como subnacional que buscan que la gestión de la menstruación se convierta en una prioridad en las políticas públicas. Algunos de estos proyectos de ley se concentran en la exención de impuestos para los productos menstruales, mientras que los más ambiciosos piden que estos sean distribuidos de forma gratuita en escuelas, cárceles y espacios comunitarios donde acuden personas menstruantes con menos recursos. Paralelamente, las organizaciones feministas y la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género el Ministerio de Economía de Argentina han tomado el liderazgo en este tema llevando adelantesobre la temática, poniendo en marcha campañas de sensibilización sobre este tema e impulsado el avance de los proyectos de ley mencionados anteriormente.
Cerrando brechas
Finalmente, se puede destacar que cada vez más proyectos de desarrollo están incluyendo actividades vinculadas a la menstruación por la importancia que esta problemática tiene para poder cerrar brechas de género en los países en desarrollo. En el BID, por ejemplo, algunos proyectos del sector de agua y saneamiento se están enfocando en generar productos de conocimiento que permitan cuantificar la problemática en países donde hay menos datos (tal como Haití), pero también en poner en marcha campañas de sensibilización y educación para romper con los tabús y barreras que enfrentan las personas menstruantes.
Considero que a nivel mundial y regional ha habido avances incipientes, pero importantes, en el desarrollo de iniciativas y acciones que buscan que la menstruación se convierta en una prioridad de la política pública. Seis años después de escribir por primera vez sobre la menstruación, puedo decir: ¡vamos por buen camino, pero aún hay mucho más por hacer!
Carlos Revoredo Dice
Muy interesante, evidentemente es necesario que esté en la agenda de varios países latinoamericanos. Sería bueno, además, conocer qué nos dice la evidencia sobre la provisión gratuita de productos menstruales; por ejemplo (por citar solamente un estudio) Oster y Thornton (2011) encuentran que en Nepal, las niñas que recibían productos sanitarios aleatoriamente (se puede inferir causalidad), no tenían menos probabilidades de faltar a la escuela durante su periodo a comparación de aquellas que no recibían dichos productos. Lo digo sobre todo por lo mencionado respecto a los proyectos de ley en Argentina.
Muchas gracias por la nota, saludos!