El Día Internacional de las Mujeres Afrodescendientes se originó el 25 de julio de 1992, cuando representantes de 32 países de América Latina y el Caribe se reunieron en República Dominicana para celebrar la contribución de estas mujeres a la región. Casi 30 años después, cabe preguntarse ¿qué sabemos sobre las mujeres negras? La realidad es que las mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe son, en muchos sentidos, Figuras Ocultas, muy parecidas a las mujeres en el libro de Margot Lee Shetterly del mismo nombre – convertido en una película muy taquillera—sobre las innumerables contribuciones de las afrodescendientes a la carrera espacial internacional. La historia real de estas tres brillantes mujeres afroamericanas en la NASA tomó a muchos por sorpresa. Lo que a mí, por el contrario, no deja de sorprenderme es que aún quede tanto por descubrirse sobre los logros de las mujeres afrodescendientes en la región.
¿Sabías que las mujeres afrodescendientes en Panamá tienen el nivel educativo más alto de todos los grupos raciales y étnicos? ¿O que las mujeres negras en las áreas urbanas de Costa Rica tienen un promedio de 10.3 años de escolaridad, la más alta de todos los costarricenses? ¿O que en 2010, el 60% de los estudiantes universitarios en el Caribe eran mujeres?
Sin embargo, aún con estos impresionantes logros educativos, las mujeres afro-panameñas tienen los salarios más bajos y las tasas de desempleo más altas del país. Las mujeres afro-costarricenses tienen más probabilidades de ocupar los puestos de trabajo de menor status y recibir pensiones más bajas (29.6%), menos de la mitad de las tasas de pensión de los hombres blancos y 36% menores que las de los hombres negros. Del mismo modo, las mujeres afrocaribeñas, con una de las tasas más altas de participación laboral femenina en el mundo (55%), están subrepresentadas en posiciones de liderazgo, ocupando solo el 10% de los cargos de alta gerencia en el Caribe.
Para diseñar políticas inclusivas, necesitamos ir más allá de las generalizaciones y los estereotipos. Éstos no solo ocultan los logros educativos de las mujeres afrodescendientes en la región, sino también las barreras que ellas enfrentan a medida que pasan a la fuerza laboral, avanzan en su vida profesional y se esfuerzan por asegurar su futuro económico. Es común escuchar que las mujeres negras están doblemente agobiadas –por ser negras y mujeres. Una pregunta relevante para los profesionales del desarrollo es ¿cómo aprovechar mejor los logros educativos de las mujeres negras en el mercado laboral? Y específicamente, ¿cómo podemos entender mejor por qué los rendimientos de la educación para las mujeres afrodescendientes son más bajos de lo esperado y qué debemos hacer para solucionar el problema?
Abordar estas barreras permitirá aprovechar el potencial económico de las mujeres afrodescendientes y brindará posibles formas de mejorar la competitividad en la región. Una mejor comprensión de los gastos públicos a través de herramientas como el reciente estudio ¿Cómo dividimos la cuenta? o el análisis de la composición de la fuerza laboral por género, raza, origen étnico, discapacidad y estado, son un buen comienzo. Sin embargo, los estudios deben ir acompañados de la disposición a experimentar y probar potenciales soluciones y documentar su impacto. En muchos sentidos, la situación de las mujeres negras es indicativo de mayores ineficiencias en el mercado laboral. Si las personas negras con buen nivel educativo no perciben su potencial en el mercado laboral, es probable que las herramientas que se necesitan para integrarlos al mercado de trabajo también sirvan para frenar las ineficiencias que existen para otros grupos de la población. Adoptar políticas más inclusivas es, sin duda, una manera para impulsar las economías de las naciones.
Todavía hay mucho que no sabemos acerca de las mujeres afrodescendientes en la región. En el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, los invito a descubrir las historias ocultas sobre sus numerosos avances, logros y triunfos. Historias que nos desafían a ir más allá de los estereotipos y las suposiciones, reconocer el potencial de todas las personas, e impulsar su contribución a América Latina y el Caribe.
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