Ante la crisis sanitaria más grave que ha atravesado la región en años, es natural que todos tengamos nuestras propias razones por las que queremos y necesitamos ser vacunados. Al final del día, todos quisiéramos estar protegidos contra el virus. América Latina y el Caribe es una región que antes de la pandemia estaba inmersa en protestas sociales vinculadas a la desigualdad, y donde, a raíz de esta nueva crisis, se han agravado aún más las disparidades. Los efectos adversos del COVID-19 han estado concentrados en los más marginados.
Un lente de equidad
Debemos reconocer que distintas barreras estructurales pueden dificultar el acceso de grupos diversos a la vacunación. Por esta razón, es fundamental facilitar el acceso de grupos vulnerables y asegurar que la raza, identidad étnica, el género, el estado migratorio y la discapacidad no sean un obstáculo para la vacunación. Así, esperaríamos evidenciar que las vacunas estén llegando a las poblaciones deseadas, en especial, a las comunidades más afectadas.
El monitoreo riguroso y transparente en tiempo real de la distribución de vacunas es nuestro mejor aliado para esto. No solo sirve para sofocar los rumores y demostrar el alcance de los esfuerzos de vacunación, sino que también, proporciona la información necesaria para diseñar acciones correctivas cuando se identifican brechas. Por ejemplo, si se evidencia que en una comunidad con alta prevalencia de personas afrodescendientes haya niveles más altos de contagios, muertes, y niveles más bajos de personas vacunadas que en otras comunidades cercanas, se pueden tomar acciones para promover la vacunación; el gobierno podría considerar incrementar los sitios y horas de vacunación o trabajar con líderes respetados de la comunidad que promuevan la vacunación. Por supuesto, esto requiere registrar la raza, la etnia, la residencia geográfica, la edad y el género en los sistemas de información.
Transparencia y equidad
Nuestra publicación contiene acciones clave para promover la equidad en la distribución de vacunas a poblaciones vulnerables, incluyendo ejemplos de cómo ciertos países están usando datos recolectados en tiempo real sobre la distribución de vacunas para actualizar sus estrategias y abordar mejor la equidad en los planes de vacunación. También, consideramos que todos necesitan estar informados sobre la vacunación, poder acceder a la vacuna sin obstáculos dentro del esquema de priorización de cada país, y poder dar su consentimiento libre e informado a la vacuna. La planificación con foco en la equidad nos permite evitar, por ejemplo, que una persona que usa silla de ruedas no pueda entrar al sitio de vacunación, que una persona indígena no pueda consentir a la vacunación por falta de mediadores interculturales o traductores, o que una persona con discapacidad auditiva no sepa cómo acceder a la vacunación porque no hay materiales de comunicación en lengua de señas y/o subtitulados.
Reconocemos que cada grupo poblacional, e incluso, cada persona, se enfrenta a sus propios retos al acceder a la vacuna. Por este motivo, vamos a estar publicando una serie de blogs titulados “La vacuna y yo” sobre cómo promover el acceso a la vacunación entre personas con discapacidad, poblaciones afrodescendientes y pueblos indígenas desde el lente de historias personales de la región. ¡Los invitamos a seguir conociendo más!
Además, sigue nuestra serie sobre equidad en la distribución de vacunas para seguir conociendo más sobre el tema.
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