Primeros aprendizajes de ELSA, una plataforma para prevenir el acoso sexual laboral
El acoso sexual es uno de los principales problemas que enfrentan las mujeres y las niñas en nuestra región, y dentro de este, se destaca el acoso sexual laboral. En el 2019 la encuestadora IPSOS encontró que el acoso sexual estaba entre los tres primeros aspectos que las mujeres debían enfrentar junto con otras manifestaciones de violencia basada en género como la violencia física o psicológica.
Sin embargo, pese a su relevancia, es poco lo que sabemos sobre el acoso sexual. No contamos con información que nos permita conocer sus dimensiones ni sus características en los espacios de trabajo. Y no las conocemos porque en la región esto, hasta hace menos de un año, no se medía.
Este es el contexto en el que surge ELSA (acrónimo de Espacios Laborales Sin Acoso), una herramienta digital desarrollada por GenderLab con el apoyo y financiamiento del BID. ELSA permite a las organizaciones implementar una cultura de prevención frente al acoso sexual laboral basada en evidencia.
Para lograrlo, esta herramienta recoge información de la organización y de su personal, elabora planes de acción con base en algoritmos y acompaña en su implementación. Tenemos un año con ELSA y en este periodo hemos trabajado con más de 75 organizaciones públicas y privadas en Bolivia, Colombia y Perú.
Aprendizajes, retos y oportunidades
Si bien el trabajo en este primer año ha sido el de establecer una línea base, la evidencia nos permite compartir algunos aprendizajes que estamos convencidos identifican retos y encuentran oportunidades para dar una respuesta efectiva a este problema largamente invisibilizado en nuestra sociedad.
Adoptar una cultura de prevención es bueno para las personas y bueno para el negocio
- El acoso sexual laboral afecta la productividad, menoscaba el clima laboral y el bienestar del personal. Con ELSA encontramos que cuando las personas no han estado expuestas a situaciones de acoso, más del 60% reporta estar totalmente satisfecho con su vínculo laboral actual. Este porcentaje se reduce a la mitad cuando sí han pasado por situaciones de este tipo.
- La productividad laboral también se ve afectada como consecuencia del acoso sexual. A causa de esta situación 28% considera que disminuyó su rendimiento laboral, y 17% reportó ausencias. En el centro de todo se encuentra la persona y su bienestar se ve comprometido. 72% sintió estrés y 52% ansiedad. 47% experimentó dificultades para concentrarse y 30% comenzó a tener problemas para dormir.
El acoso sexual es un problema frecuente del que se conoce poco y se habla menos
- Tres de cada diez hombres y cuatro de cada diez mujeres pasó por alguna situación de acoso sexual laboral en los últimos 24 meses en Bolivia, Colombia y Perú. La denuncia es la última opción de las personas que pasan por acoso, sólo el 10% lo hace. La gran mayoría -3 de cada 4- opta por evitar a la persona que lo hace y alejarse de ella todo lo posible. En uno de cada cinco casos incluso se dan excusas para solicitar un cambio de área.
- Esta desconfianza en la estructura organizacional para proteger a las personas que pasan por acoso se enmarca en el miedo y esto es especialmente relevante en el caso de las mujeres. 42% de las que no denunciaron señalaron que no querían ser vistas como personas problemáticas en el trabajo y 23% expresó tener vergüenza.
La orientación sexual es un factor de riesgo del acoso sexual laboral
- Las personas LGB están más expuestas a situaciones de acoso sexual laboral y la incidencia en este caso alcanza a la mitad de ellas. Esta es incluso mayor que en las mujeres donde llega al 37% en un periodo de 24 meses.
- Las expresiones más comunes de este acoso son los comentarios y mal llamadas bromas sobre la orientación sexual. La evidencia que tenemos de ELSA sugiere que estos comportamientos están normalizados y forman parte de una cultura organizacional informal. Las organizaciones tienen el reto de crear espacios de trabajo más seguros y confiables para todas las personas que trabajan en ellas.
Ponemos la atención en la víctima del acoso sexual, en lugar de los comportamientos que lo generan
- Tenemos la tendencia a poner excesiva atención en la reacción de la persona a la que se dirige el acoso sexual. Buscamos un rechazo expreso y fuerte para validar la existencia del acoso. Con ELSA encontramos que tres de cuatro personas está totalmente de acuerdo o de acuerdo en que las prácticas o comportamientos hubieran cesado si la víctima los hubiera rechazado cuando sucedieron.
- Este traslado de responsabilidad también guarda relación con la forma en que entendemos el concepto. Más del 70% piensa que el rechazo expreso es necesario para calificar un caso como de acoso sexual. Y más del 60% piensa que quien acosa debe tener la intención manifiesta de hacerlo para poder calificar la conducta como tal. El riesgo es construir un estándar de acosador razonable en lugar de uno en el que los comportamientos mismos sean los protagonistas.
El acoso sexual laboral es expresión de una cultura informal de la que muchos somos parte
- El acoso sexual no se trata de hechos aislados que involucran a unas pocas personas, sino de un sistema que permite que esto pase y del que probablemente muchos somos parte. 28% de trabajadores reportó haber sido testigo de alguna situación de hostigamiento o acoso sexual laboral en los últimos 24 meses.
- La tendencia es que sólo reconocemos como acoso las manifestaciones más graves. Las que tienen que ver con actos físicos y con chantaje. Las bromas sexuales o sexistas, los comentarios sobre la apariencia física e incluso las bromas sobre la orientación sexual o identidad de género de una persona forman parte de las conductas que tendemos a normalizar. El acoso sexual en esta concepción es sólo la punta del iceberg, aquello que vemos por evidente.
Retos por delante
El acoso sexual en el mundo del trabajo es una realidad para al menos la tercera parte de la fuerza laboral, y muy especialmente para las mujeres y personas no heterosexuales. El bienestar personal y la productividad laboral se ven afectados. Si queremos impulsar el desarrollo de la región, abordar este problema es imperativo.
Hay retos por delante. El acoso sexual es un concepto que no logramos entender. Nos enfocamos en la reacción de la víctima en lugar de los comportamientos que le dan lugar. Y tenemos una cultura de tolerancia y normalización que es parte central del problema.
Tenemos la oportunidad de generar un cambio. En este año hemos visto como distintas organizaciones se vuelcan a la acción tras conocer los resultados de su diagnóstico. Visibilizan el problema en sus propios ámbitos y en la sociedad y lo abordan. Hoy ratificamos que lo que se mide existe. Visibilizar el problema de acoso sexual laboral es quizás el principal logro de ELSA en su primer año. Lo que sigue, es encontrar lo que mejor funciona para hacerle frente.
Ramfiz Dice
Podemos utilizarlo e implementarlo en empresas de otros países?