El movimiento #MeToo ha sido una fuerza poderosa desde que se volvió viral en octubre del 2017. Para algunas mujeres sobrevivientes de acoso y abuso sexual, han sido tiempos de rendición de cuentas y también de unión y solidaridad. Adicionalmente, #MeToo ha jugado un papel importante en hacer visible lo invisible.
En agosto del 2018, #MeQueer surgió para llamar la atención sobre las experiencias de acoso y violencia que sufren las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero/transexuales y queer (LGBTQ+). Hoy, Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, ponemos el foco en la discriminación, el acoso y la violencia basada en la orientación sexual e identidad de género.
En 1990, la Organización Mundial de la Salud dejó de clasificar la homosexualidad como un trastorno mental. Resulta increíble que este cambio haya ocurrido hace apenas 29 años. Si bien desde entonces han mejorado las protecciones hacia personas LGBTQ+ y ha disminuido el estigma social en su contra, en muchos países perdura una discriminación generalizada, que los excluye de muchos aspectos de la sociedad y los afecta durante toda su vida.
¿Cómo se dimensiona este problema?
Dentro de la familia. Las experiencias de acoso y abuso que sufren las personas LGBTQ+ frecuentemente comienzan dentro de la familia. Historias de vida de Lima, Perú revelan que la violencia contra las personas LBGTQ+ ocurre comúnmente dentro del hogar, a manos de miembros de la familia. En América Latina y el Caribe, hay jóvenes LGBTQ+ que son expulsados de sus hogares y terminan viviendo en las calles por causa del rechazo familiar.
En la escuela. La homofobia ocurre de forma frecuente en las escuelas y entre pares. En Chile, 63% de los estudiantes LGBTQ + ha sufrido acoso verbal por parte de sus compañeros y 31% ha sido acosado en las redes sociales. En Colombia, el 75% de los estudiantes LGBTQ+ han escuchado comentarios homofóbicos por parte de sus maestros. No causa asombro, entonces, que el 67% de los estudiantes LGBTQ+ se sientan inseguros en la escuela.
El abuso en las escuelas tiene serias consecuencias en las vidas de los jóvenes LGBTQ+. Por ejemplo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en los Estados Unidos encontraron que 47,7% de los estudiantes LGBTQ+ habían considerado seriamente suicidarse en los últimos 12 meses, en comparación con 13,3% de los estudiantes heterosexuales.
En el trabajo. Las personas LGBTQ+ también tienden a enfrentar niveles más altos de desempleo y mayores dificultades para encontrar trabajo. Según un estudio en los Estados Unidos, muchas personas LGBTQ+ piensan que su orientación sexual o identidad de género representan un obstáculo para encontrar trabajo. Y aun así estén empleados, corren un mayor riesgo de ser acosados por sus colegas y supervisores. En el Reino Unido, más del 10% de las personas trans ha sufrido abuso verbal en el trabajo y el 6% fue agredido físicamente.
Servicios de salud. La discriminación y la exclusión también prevalecen en el sector de la salud. En Colombia, el 26% de las personas LGBTQ+ indican haber sido abiertamente discriminadas por un médico. Como consecuencia, muchas personas ocultan su orientación sexual e identidad de género al momento de acceder servicios de salud o evitan acudir al médico, incluso cuando lo necesitan.
En espacios públicos. Las personas LGBTQ+ sufren de manera desproporcionada la violencia social. En los Estados Unidos, 17,9% de todos los delitos de odio son homofóbicos por naturaleza y en el Reino Unido, una de cada cinco personas LGBTQ+ ha reportado ser víctima de un delito de odio en los últimos 12 meses. Esto también ocurre con mucha frecuencia en América Latina. Entre 1993 y 2017, 600 personas LGBTQ+ fueron asesinadas en El Salvador, convirtiéndolo en uno de los países de la región con los niveles más altos de violencia contra esta población.
Para crear sociedades y economías más inclusivas es fundamental eliminar la discriminación y la violencia homofóbicas y generar concientización sobre los retos que enfrentan las personas LGBTQ+. En la última década, América Latina ha tomado grandes pasos para ampliar las protecciones y los derechos legales de las personas LGBTQ+, pero el progreso no ha sido uniforme y la discriminación y los abusos persisten. Parte importante para generar soluciones a nivel de política pública es contar con datos representativos de estas personas. En la región predomina la escasez de esta data y hay aún menos información sobre intervenciones efectivas para reducir la discriminación y violencia de personas LBGTQ+ entre los diferentes sectores de desarrollo y etapas del ciclo de vida. La visibilidad estadística debe ser una prioridad.
Más organizaciones internacionales, incluyendo el Banco Interamericano de Desarrollo, y los gobiernos nacionales, han incluido a las personas LGBTQ+ en sus agendas de diversidad y género. Teniendo esto en cuenta, muchos de nosotros ¡tenemos luz verde para actuar! Todos podemos desempeñar un rol para ayudar a convertir estos nuevos compromisos en acciones concretas para el cambio.
Guillermo Ariel Durante Dice
Me llamo Guillermo Durante soy psicólogo dentro del servicio penitenciario bonaerense y esroy trabajando con la población travestí alojadas en la unidad 44 de batán. Única cárcel en la provincia de buenos aires con mujeres trans solas. En la unidad 1 y la 32 hay población de diversodsd. Aquí solo transgenero que están detenidas por venta de cocaína al menudeo. Soy el único profesional que trabaja con ellas sin ningún tipo de recurso ni económico,, por más que la institución para la que trabajo es estatal no da recursos, ni humanos. Lo poco que tenemos es de donaciones de máquina de coser o pintura que son otorgadas por personas a las que yo solicito. Presente a la jefatura del.spb un proyecto para visibilizar el trabajo y esta a la espera de aprobación . Si es de su gusto se los puedo hacer llegar para su consideración. El poan próximo es una casa da.medio camino para las chicas que salen de estar presas.. desde ya muchas ganas por su atención.
Saludos cordiales
Arturo Merlín Dice
Este movimiento solo busca criminalizar a los hombres y eliminar el derecho a la presunción de inocencia. En pocas palabras busca que cualquier denuncia de acoso o violación proceda en automático por el simple hecho de que el denunciante es una mujer