¿Cómo sabemos si los centros de cuidado infantil, los preescolares y las visitas domiciliarias están preparando efectivamente a los niños para la escuela? ¿Cómo sabemos si estos servicios realmente promueven el desarrollo infantil en los niños pequeños? La pregunta sobre cómo medir el acceso a servicios de calidad ha estado presente en la academia y la política durante décadas. Entonces, ¿dónde nos encontramos hoy y cómo debemos avanzar?
En general, la literatura no define lo que se entiende por “acceso con calidad”, lo cual es una gran brecha para la formulación de políticas, organismos multilaterales y gobiernos. Sabemos que se necesita información sobre el acceso, la calidad y la participación en todo tipo de Cuidado y Educación de la Primera Infancia (CEPI), idealmente definidos y medidos de manera similar en todos los países. Para lograrlo, es necesario recopilar y analizar datos sobre las características de diferentes programas y definir las expectativas de estándares de calidad en cada uno de ellos.
¿Por qué es importante? La información precisa sobre la calidad del CEPI es clave para la toma de decisiones presupuestarias y programáticas. Contar con datos y medidas claras nos denota las características del progreso realizado en términos de calidad del servicio y el impacto potencial en los niños, y nos proporciona pistas sobre cómo seguir fortaleciendo e mejorando las intervenciones.
¿Cómo debemos avanzar?
Un artículo reciente ofrece algunas pistas, ya que nos brinda orientación sobre cómo obtener mejores datos del CEPI y hace un llamado a la acción para la comunidad de investigación, los gobiernos y los organismos multilaterales.
Un primer paso importante es identificar puntos en común entre los indicadores y medidas del Objetivo 4.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), que establece que para 2030, “todos los niños y niñas tengan acceso a una educación preescolar de calidad y estén preparados para la enseñanza primaria”. En este espíritu, el artículo se refiere a varias medidas del desarrollo infantil utilizadas en países de ingresos bajos y medios (PIBM), incluyendo IDELA de Save the Children, la Escala Global para el Desarrollo Infantil Temprano (GSED de la OMS) y las Escalas de Desarrollo Infantil de Asia Oriental y el Pacífico.
Aunque la “calidad” se menciona en el lenguaje del objetivo, no se propusieron indicadores para medir la calidad de los entornos no familiares. Esto se debe a la falta de una definición global de calidad y a la limitada disponibilidad de datos sobre calidad del CEPI en la mayoría de los países. En este sentido, es fundamental destacar la importancia de los conceptos de calidad de proceso y estructural, e identificar varias herramientas de medición, como Escalas de Evaluación Ambiental, el Sistema de Prácticas e Procesos Instruccionales del Maestro (TIPPS), Medición de Calidad y Resultados del Aprendizaje Temprano (MELQO), Educación de la Primera Infancia (Teach ECE) y el Sistema de Puntuación de Evaluación en el Aula (CLASS).
Una fuente importante de información y experiencia son los esfuerzos realizados por los PIBM en la medición de calidad y la recopilación de datos, reconociendo las iniciativas a nivel nacional en América Latina, como las de Argentina, Colombia, México, Perú y Uruguay, y en otras latitudes como Tanzania, Etiopía, Egipto y Liberia.
Un llamado a la acción: Preparando el terreno para sistemas de monitoreo más completos
Después de un análisis exhaustivo, el artículo propone 5 pasos concretos que se pueden tomar hacia una mejor recopilación de datos y medición del CEPI, con acciones en comunidades de investigadores, partes interesadas nacionales y organizaciones globales. Estos son:
- Cerrar las brechas de conocimiento: Los investigadores pueden ayudar a abordar las lagunas en el conocimiento mediante la revisión de estudios existentes para aclarar y documentar los tipos y características de los programas que promueven el desarrollo de los niños pequeños, especialmente en relación con la dosis y la participación.
- Definir cómo se ve un monitoreo efectivo: Los investigadores pueden contribuir a comprender los sistemas de monitoreo efectivos, generando nuevas pruebas y herramientas de medición, documentando enfoques para implementar datos y sistemas de monitoreo, y definiendo cómo estos sistemas pueden ayudar a promover el acceso al CEPI de calidad.
- Crear estándares de calidad relevantes: Los gobiernos pueden crear e implementar estándares de calidad informados por la ciencia que sean culturalmente relevantes, priorizando aspectos de los entornos de aprendizaje que son culturalmente valorados e incluyendo todos los tipos de CEPI, público/privado y para todas las edades. Los datos de calidad estructural y de proceso pueden impulsar mejoras en sistemas y programas.
- Promover inversiones en infraestructura: La inversión en infraestructura digital para el monitoreo nacional continuo de la calidad del programa de CEPI es esencial, tanto por parte de los gobiernos nacionales como de las organizaciones internacionales. Dependiendo del estado de los sistemas de monitoreo del país, esto puede requerir ampliar el alcance de estos para incluir todos los tipos de CEPI, la recopilación regular de datos sobre indicadores de calidad y la cantidad y edades de los niños que asisten, así como inversiones en tecnología para facilitar la recopilación, compilación y análisis de datos.
- Involucrar a actores globales: Para aprovechar el impulso nacional y global en la medición, los actores globales, como la UNESCO y UNICEF, pueden definir y recopilar indicadores proxy de acceso al CEPI de calidad.
¿Cuál de estos pasos consideras más importante? ¿Cuáles se están implementando en tu ecosistema de CEPI? ¿Qué desafíos y oportunidades has identificado en cuanto a la medición efectiva del CEPI? No dudes en unirte a esta conversación compartiendo tus pensamientos con el hashtag #ECDHubLAC y dejando tus comentarios a continuación.
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