Sin duda, todos los padres aspiran a que sus hijos logren mejores resultados de los que ellos alcanzaron. Pero, ¿cuánto exactamente los hijos avanzan más que sus papás? Es decir, ¿cuál es la diferencia entre la posición socioeconómica de los padres y la de sus hijos cuando son adultos, y qué tan probable es que un niño de familia pobre llegue a ser rico?
Una de las formas tradicionales de estimar esa diferencia es a través de los ingresos o salarios. Gran parte del ‘sueño americano’ está alimentado por la percepción de que los hijos puedan pasar del quintil inferior de ingreso familiar al quintil superior, es decir, del más pobre al más rico si se trabaja duro. En América Latina, la percepción es menos optimista, pues a diferencia del trabajo duro, prevalece la idea de que son las conexiones y la suerte las que contribuyen en mayor medida al éxito. En realidad, esa probabilidad es del 7.8% en Estados Unidos y 11% en Europa. Pero para América Latina no es un porcentaje conocido, dado que no existen registros de población que permitan rastrear los ingresos a lo largo de generaciones, ni registros de impuestos que permitan deliberar el salto de ingresos entre generaciones.
Gran parte del ‘sueño americano’ está alimentado por la percepción de que los hijos puedan pasar del quintil inferior de ingreso familiar al quintil superior, es decir, del más pobre al más rico si se trabaja duro.
La movilidad social en la región
Pulso Social de América Latina y el Caribe 2017, un estudio recientemente publicado por Suzanne Duryea y Marcos Robles, del Banco Interamericano de Desarrollo, agrega valor para cerrar esa brecha de conocimiento, al haber examinado la movilidad social asociada con diferentes universidades de la región y comparado los resultados con el análisis más reciente para universidades de Estados Unidos (Chetty, 2017). A partir de dos bases de datos únicas para Brasil y Perú, observa a los estudiantes provenientes de familias de escasos ingresos al momento de matricularse a la universidad y revisa qué pasó con los ingresos de esos estudiantes cinco o diez años después.
Los datos que el estudio encuentra desafían la percepción de que las oportunidades de movilidad son más estáticas para América Latina y el Caribe. Encuentra que existe más movilidad de los ingresos de la que se conoce en las universidades de esos dos países, incluso más que en las universidades de Estados Unidos. Tan solo en una universidad de Brasil, la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), la movilidad es más alta (42.6%) que el promedio de treinta y una universidades emblemáticas de Estados Unidos, incluyendo algunas de las Ivy League (33.9%). En igual sentido, se observa que las universidades públicas y privadas de Perú tienen mayor impacto en la movilidad social que las universidades estadounidenses.
El impulso de la educación superior
El hallazgo es relevante porque, contrario a las percepciones, afirma que la educación superior es un vehículo importante de movilidad ascendente, así como que algunas instituciones están haciendo su tarea al disminuir la brecha de la desigualdad de los ingresos en la región. Por otro lado, constata que si la cobertura y acceso de estudiantes con menos ingresos fuera mayor de lo que es, las universidades pueden ser un promotor de movilidad importante. Argentina y Chile han dado notables pasos en ese sentido, al aumentar la matrícula de estudiantes con menores ingresos de un 25% y un 20% en los años noventa a un 62% y un 66% en 2014, respectivamente (Desarrollo en las Américas, 2017). Por último, el estudio invita a disponer de datos similares que puedan extender el análisis al resto de la región.
La educación superior es un vehículo importante de movilidad ascendente, así como que algunas instituciones están haciendo su tarea al disminuir la brecha de la desigualdad de los ingresos en la región.
¿Cuál es tu percepción sobre el papel de las universidades en la movilidad de los ingresos en tu país? ¿Conoces prácticas o datos de universidades que sirvan de ejemplo para medir el avance en la región? Cuéntanos en la sección de comentarios al final de este blog post o sigue la conversación sobre el #PulsoSocial en @BID_Trabajo en Twitter.
Sobre #PulsoSocial
Pulso Social de América Latina y el Caribe 2017 analiza la repetición de comportamientos sociales y condiciones económicas entre padres e hijos y describe las tendencias de un conjunto de indicadores sociales clave a lo largo del ciclo de vida en América Latina y el Caribe. Descárgalo gratis aquí.
*Este artículo cuenta con la coautoría de Cynthia Martínez.
*Cynthia Martínez es consultora en comunicaciones del Sector Social del BID. En su experiencia profesional antecede una década en el Servicio Exterior Mexicano, como oficial de prensa y asuntos políticos de la Embajada de México en Estados Unidos, y como encargada de cooperación regional de la Embajada de México en El Salvador. Asimismo, colaboró como consultora en comunicaciones de la Unidad de Evaluación de Impacto (DIME) del Banco Mundial, y estratega de comunicaciones de la organización por el emprendimiento de las mujeres, Prospera. Cuenta con maestría en The Fletcher School of Law and Diplomacy, y licenciatura en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). |
Juan Alfonso Trigueros dice
Saludos.
Si hay cambios de los que tenemos acceso a la Educación Superior en países como El Salvador, los que hemos logrado estudiar en una universidad. En mi caso mi padre llegó a un nivel de primaria,igual que mi mamá, por lo general no es bueno ponerse de ejemplo, pero se me hace fácil. Una familia con 8 hermanos más, de los cuales solo 4 más lograron estudiar a nivel de Educación Superior y eso hizo un cambio en nuestras vidas.
Al momento en mi caso ha llegado hasta una Maestría, dos hermanos igual y los otros dos se han quedado, una a nivel de profesora y otra a nivel de enfermera. Los otros hermanos no pudieron estudiar y en términos económicos hay diferencias. Otro punto es que estos hermanos al ver que si es un buen resultado el estudiar a nivel superior, han buscado que sus hijos estudien en la universidad y al menos un segundo idioma.
Invertir en educación superior es rentable, en el caso de El Salvador, estudiar en la Universidad de El Salvador que es pública, a partir de este año es gratis, pero hay que pasar filtros, en los que se quedan son los más desfavorecidos. Con hambre muchas veces no se logra un nivel académico que se exige para el ingreso. A pesar que es gratis, los centros de formación están en la parte urbana, por lo que hay que viajar y en ocasiones vivir en estos centros, por lo que hay costos para estudiar, así como los recursos para sacar adelante la carrera y procesos de grado.
En una institución de estudios superior privados, pueden haber costos desde $1,000.00 a cifras que pueden alcanzar $6,000.00 o más anuales, hay que tener eso y de la misma manera que en la Nacional, transporte, alimentación y recursos didácticos.
Una persona que gane el mínimo en El Salvador $300.00 mensual, unos $3,750.00 anuales. puede recuperar esa inversión en un tiempo prudencial, pero si se trata de alguien con un título universitaria, bien puede llegar a ganar $500.00 en los primeros años, es decir $6,250.00 o más acorde a las prestaciones que de la empresa o lugar de trabajo. Con ese ingreso es más fácil recuperar luego la inversión en educación superior.
El hecho de ganar o ganar más, no implica subir de categoría social en El Salvador, pero en el tiempo muchos profesionales universitarios, puede decirse pertenecen a una clase media, gracias a la inversión que su familia o por si solo hizo en la educación superior.
Educarse si paga, ya sea en forma económica, o con la forma de ver la vida, con conocimiento se puede cambiar la vida de muchas personas, iniciando por la nuestra y luego buscando de ayudar a otros.
Gracias y si es bueno tratar este tema, ya que muchos de los problemas de la sociedad es la falta de educación.
Joselyn dice
Sumamente interesante. De hecho, mejorar la educación básica es también un reto, pues ello generará mayor equidad al momento de aspirar, postular, lograr ingresar a estudiar una carrera universitaria y culminarla con éxito. Si mejoramos la educación básica pública para lograr que sus egresados se asemejen en conocimientos y habilidades con los egresados de colegios privados buenos, otro va a ser el panorama. Vamos a tener mejores estudiantes universitarios y mejores profesionales. La educación es la mejor inversión que un país puede hacer. Con ciudadanos educados, todo mejora, el ambiente, la salud, la economía.
Alejandra Manrique dice
La educación superior juega un papel fundamental en la movilidad social y de ingresos de los países. En el caso colombiano, para el año 2015 se implementó “Ser Pilo Paga” un programa del Gobierno que ofrecía créditos condonables a los mejores estudiantes de bachillerato, con altos puntajes en las pruebas de conocimiento ICFES y con determinados niveles en el SISBEN (clasificación socioeconómica). Yo soy una de las beneficiarias de dicho programa y puedo decir que me ha cambiado la vida, porque la oportunidad de acceder a la educación superior es limitada en el país y gracias a Ser Pilo paga estoy a un semestre de graduarme de Economía en una de las mejores universidades de Colombia. Es una gran dicha saber que como yo, hay muchas personas más que encontraron la posibilidad de estudiar en una institución de calidad, y que pueden seguir el camino profesional que antes de ello era incluso hasta imposible de tomar por la falta de ingresos para ello. Por lo tanto, la educación superior transforma positivamente vidas en ámbitos personales, académicos, profesionales, laborales, entre otros. Es la puerta al mejoramiento del desarrollo de una nación.