La informática de bajo costo que se expande rápidamente a nuestro alrededor está cambiando sustancialmente la forma en que trabajamos, jugamos, y nos comunicamos. En la medida en que los transistores caben en espacios más pequeños, aumenta la potencia de procesamiento, y mejora la eficiencia energética, todo a un costo más bajo para el usuario final según la ley de Moore. Estos avances no solo han impulsado la transformación tecnológica, mejorado las industrias existentes, y aumentado la productividad, sino que también han dado lugar a nuevas industrias fortalecidas por una informática potente y económica.
Pero ¿puede la tecnología por sí sola garantizar la transformación digital exitosa de las empresas y organizaciones?
Digitalización de los mercados laborales y la brecha de habilidades
La ley de Moore tiene una implicación comercial importante: la duplicación constante de los períodos de poder de procesamiento —cada 24 meses—, y su disponibilidad a precios similares en con el paso del tiempo, significa que las empresas verán al rendimiento de los productos digitales aumentar, y el costo de su operación bajar. La potencia informática es un motor de transformación digital y una oportunidad para competir en diferentes mercados, pero no solo se trata de tecnología.
Las investigaciones confirman que las iniciativas de transformación digital suelen ser difíciles de implementar en las empresas, tanto en sectores de alta como de baja tecnología, y suelen estar marcadas por un éxito muy bajo y una mejora escasa o nula del rendimiento general de la organización.
Y es que disponer de estas tecnologías es solo una parte de la historia. Según McKinsey, hay un conjunto de factores que podrían mejorar las posibilidades de éxito de una transformación digital, y se dividen en cinco categorías:
- Contar con líderes adecuados y conocedores del mundo digital,
- Crear capacidades para la mano de obra del futuro,
- Capacitar a las personas para que trabajen de nuevas maneras,
- Contar con actualizaciones digitales de herramientas de trabajo cotidianas, y
- Comunicar con frecuencia a través de métodos tradicionales y digitales.
Desarrollar el talento y las habilidades de los trabajadores en toda la organización es uno de los factores más importantes para el éxito en un esfuerzo de transformación digital.
Por lo tanto, podríamos decir que no habrá una transformación digital sostenible a menos que los gobiernos y las empresas diseñen estrategias con acciones específicas para reducir la brecha digital en la fuerza laboral. Estos dos pilares son fundamentales para una correcta transición hacia la sociedad digital, pero deben ir acompañados del marco institucional que haga posible la transición.
La adopción tecnológica ha llegado para quedarse
Los estudios recientes confirman que la COVID-19 ha acelerado la adopción tecnológica en muchos sectores, y los ha colocado años por delante en términos de transformación digital. En general, las inversiones en innovación y tecnología avanzada se están agilizando.
Pero América Latina y el Caribe todavía se enfrenta a algunos retos en lo que respecta a la plena adopción, como el acceso a internet de alta velocidad y la conectividad, motores esenciales del desarrollo socioeconómico.
Muchos en nuestra región gastan más del 20% de sus ingresos para acceder a los servicios de banda ancha, una cantidad que supera en un 3% el umbral recomendado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones para considerar a estos servicios accesibles. Esto hace que sea difícil ver muchos de los beneficios de la transformación digital en América Latina y el Caribe.
¿Cómo estamos en la región?
Los estudios recientes del BID sugieren que existe un considerable margen de mejora en términos de acceso y disponibilidad de las tecnologías digitales en América Latina y el Caribe, especialmente si se compara con las principales economías avanzadas del mundo.
Aunque en muchos casos las diferencias entre los países de la región y las economías de la OCDE son grandes, la inversión centrada en áreas relacionadas tiene el potencial de producir grandes mejoras en el crecimiento, la productividad y, por consiguiente, en los resultados de desarrollo.
Como se destaca en la Figura 1 (arriba), para todos los países de América Latina y el Caribe, los beneficios asociados con el cierre de las brechas de infraestructura digital en términos de aumento del Producto Interno Bruto superarían los costos de inversión asociados.
Pero estas mejoras en la productividad y el crecimiento requerirían un esfuerzo paralelo de recualificación y perfeccionamiento de la mano de obra, si se tienen en cuenta los niveles de madurez digital en los distintos ámbitos, de modo que tanto el sector público como el privado aprovechen la tecnología plenamente.
1+1 no es igual a una transformación digital exitosa
Cerrar la brecha en materia de infraestructura digital va de la mano de la reducción de las brechas en las habilidades. La convergencia de la cuarta revolución industrial, el acceso desigual a la infraestructura y los servicios digitales y la pandemia en curso también han ampliado la brecha de habilidades y la urgencia de cerrarlas.
El Foro Económico Mundial estima que es probable que 85 millones de puestos de trabajo sean desplazados en todo el mundo por los continuos avances en el desarrollo tecnológico, y que el 50% de todos los empleados actuales necesitarán volver antes de 2025. El despliegue de tecnologías digitales y la reducción de las deficiencias de las infraestructuras digitales son solo una parte de la historia. Los mismos avances tecnológicos responsables de los cambios en la mano de obra son también clave en la creación de nuevos puestos de trabajo, y en la provisión de herramientas para la mejora y la recualificación de los trabajadores actuales.
A medida que nuestra región reduce su déficit de infraestructuras, las empresas deben embarcarse en la adopción de nuevas tecnologías, al tiempo que la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial remodelan industrias y emprendimientos enteros. Y la única manera de aprovechar los posibles dividendos de productividad de esa inversión será contar con las personas y los procesos necesarios para captarla. Gestionar bien esta transición, en definitiva, no es solo un bien social; es un imperativo competitivo.
Se busca personal: trabajadores cualificados en el ámbito digital y con habilidades socioemocionales
Es fundamental prepararse para los próximos cambios en las habilidades para el trabajo. Dada la complejidad de la aplicación de las nuevas tecnologías, las empresas necesitarán, por supuesto, personas que puedan diseñar los algoritmos adecuados e interpretar los datos. Pero también necesitarán las llamadas habilidades “más blandas” para hacer el trabajo que las máquinas y los robots no pueden hacer.
Las investigaciones sugieren que la demanda de habilidades sociales y emocionales crecerá para 2030, y también vemos un claro cambio hacia las habilidades cognitivas superiores, incluyendo la creatividad y el procesamiento de información compleja. El pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas le siguen de cerca, mientras que la capacidad de autogestión se está convirtiendo en algo habitual para la mano de obra del siglo XXI. Las habilidades digitales como el uso, el diseño, la supervisión y el control de la tecnología se han convertido en un atributo esencial para la mano de obra moderna, pero la mayoría de las economías no logran superar la brecha.
Al igual que el déficit de infraestructuras digitales, no superar la brecha de habilidades digitales tiene un costo. Las estimaciones sugieren que para 2028, algunas economías avanzadas podrían perder 11,5 billones de dólares de crecimiento del producto interior bruto (PIB) si no se aborda la brecha de las habilidades digitales.
Si las inversiones en infraestructura digital permiten obtener ganancias de dos dígitos en el PIB, la inversión en las habilidades adecuadas podría reportar beneficios sustanciales en la productividad general.
Para ser más resistentes, resilientes y sostenibles ante las transiciones, y maximizar el rendimiento de las inversiones en tecnología, es importante mejorar la forma de trabajar de las personas y actualizar sus conocimientos para incorporar las nuevas tecnologías. Sostener la transformación digital va de la mano de desarrollar el talento y las capacidades adecuadas para una mayor orientación en la transformación digital. Capacitar a las personas para que trabajen de nuevas formas y proporcionar las herramientas adecuadas para aprovechar la innovación es la forma de avanzar, y una prioridad para BID para la recuperación de nuestra región.
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