¿Sabías que el mayor porcentaje de empresas generadoras de empleos en Centroamérica, Panamá y la República Dominicana son mipymes? Entérate acá por qué son fundamentales en los esfuerzos de recuperación de esta región.
La dimensión del choque del COVID-19 en el mercado laboral
Durante el pico de la pandemia, se estima que la región de Centroamérica, Panamá y República Dominicana (en adelante, “la región”) perdió más de cinco millones de empleos, equivalente al 8% de su población total y casi 18% de la Población Económicamente Activa, de acuerdo con información de la OIT en 2021. Las restricciones a la movilidad y el paro de actividades no esenciales, establecidos para evitar la propagación del Coronavirus, tuvieron un impacto histórico en el mercado laboral de una región que antes de la crisis ya presentaba señales de vulnerabilidad, como alta informalidad, y baja penetración del teletrabajo.
El desempleo redujo el ingreso de los hogares, y en esta crisis ha afectado en mayor proporción a los trabajadores que ya se encontraban en grupos vulnerables: los informales, con menor educación, mujeres y jóvenes, quienes suelen tener más ocupaciones en actividades de mayor contacto frecuente con el público.
Si bien el 2021 fue un año de recuperación para la región, la reactivación del empleo se ha dado a un ritmo más lento que el de la actividad económica. Esto en parte se debe a que los sectores que tradicionalmente generan más empleo en Centroamérica, Panamá y República Dominicana (como el sector construcción, hotelero y comercial), se han mantenido rezagados en comparación a otros menos intensivos en mano de obra (manufactura, telecomunicaciones, energía y agricultura). Además del lento avance en la creación de nuevas oportunidades de empleo, se observa, de manera generalizada en América Latina, que la recuperación del empleo se ha dado en mayor medida en el sector informal y de bajos ingresos, profundizándose desafíos estructurales previos a la pandemia.
La posibilidad de llegar a los niveles de empleo previos a la pandemia en el mediano plazo, y de que estos empleos sean además de mayor calidad, dependerá de la velocidad de vacunación de los países de la región (y de la efectividad de las vacunas contra nuevas cepas), así como de la recuperación de las principales actividades económicas generadoras de empleo.
En este proceso, las mipymes pueden jugar un papel protagónico, no solo en la generación de empleo sino en mejorar la calidad del mismo, siempre que puedan insertarse en cadenas productivas de mayor valor agregado que les permitan contar con una mayor resiliencia ante las crisis.
Hacia una recuperación sostenible con mayor productividad y empleo
En Centroamérica, Panamá y la República Dominicana, las mipymes representan el 99% de las empresas y aportan entre el 65% y el 70% del empleo de la Población Económicamente Activa. Existen aproximadamente 1,58 millones de mipymes, de las cuales 83% son microempresas y el 16% son pequeñas y medianas empresas de acuerdo con datos de Cempropyme para 2020. En su mayoría son empresas de tipo familiar, por lo que representan la principal opción de inserción laboral para una amplia parte de la población, especialmente en los sectores más vulnerables.
En 2020, el 45% de las mipymes redujo el número de empleados respecto a 2019, y 65% experimentó una reducción en promedio de 38% en sus ventas. Estudios de Cempropyme en 2021 reflejan que, en general, bajaron sus niveles de rentabilidad y productividad, aumentaron sus niveles de deuda, y sufrieron interrupciones en sus cadenas de suministro.
Sin embargo, los datos también apuntan a que la crisis ha representado simultáneamente una oportunidad para aumentar los niveles de innovación de las mipymes, clave para lograr mayores niveles de productividad. De acuerdo con estudios en 2021, alrededor del 80% de las pymes en la región reportaron haber realizado cambios o mejoras en sus productos o servicios, o haber comercializado uno nuevo, a partir de la pandemia.
Más allá de las medidas de mitigación para frenar el deterioro de la productividad implementadas desde 2020, la recuperación heterogénea requiere adoptar una agenda más integral de políticas de impulso al crecimiento económico y al empleo, junto a la reconstrucción del aparato productivo. Los países están implementando planes de reactivación económica que buscan apoyar a sectores estratégicos, a través de la mejora del ambiente de negocios, mayor uso de las tecnologías digitales, inversiones productivas y promoción del comercio. En la región, solamente el 15,1% de las mipymes reportó haber exportado durante 2020, lo que muestra su baja inserción a mercados de mayor valor agregado. Ante ello, es necesario potenciar el desarrollo de las mipymes, vinculándolas con oportunidades de inserción en encadenamientos productivos dinámicos, para asegurar su participación en el proceso de recuperación.
El BID como socio para la recuperación inclusiva
Las disrupciones en las cadenas de suministros globales, que surgieron con la pandemia han dado lugar un reacomodamiento estructural de las Cadenas Globales de Valor (CGV), y a una relocalización de sus operaciones desde Asia hacia al hemisferio occidental (nearshoring). Esto genera una oportunidad única para los países de la región de insertarse en los flujos globales de bienes y servicios, atraer inversión extranjera directa, y aumentar sus exportaciones.
Como parte de los esfuerzos de reactivación económica de la región y la generación de empleos de calidad, el BID se ha enfocado en apoyar el desarrollo productivo de las mipymes a través de la promoción de las exportaciones, acceso al mercado y financiamiento del tejido productivo, con un énfasis en la incorporación de pequeños productores rurales en las principales cadenas de valor.
El Grupo BID cuenta con amplia experiencia en la región en la vinculación de las mipymes a oportunidades de promoción del comercio y exportación, haciendo a las empresas más resilientes ante las crisis.
Así, por ejemplo, tres proyectos de promoción de exportaciones e inversión, con alcance e intervenciones similares, se ejecutaron entre 2010 y 2019 en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Estos programas apuntaron a fortalecer la oferta exportable siguiendo una estrategia de intervención, que por un lado fortalecía la capacidad institucional para modernizar y tecnificar las funciones gubernamentales en materia de comercio exterior; y por otro, fomentaban el desarrollo empresarial, particularmente de pymes, propiciando esquemas de asistencia técnica y apoyos directos e indirectos.
En 2021, el BID trabajó con los países de la región en la identificación de sectores y empresas que podrían ampliar su participación en las Cadenas Globales de Valor, y las políticas críticas que promuevan las inversiones y gestiones necesarias. Esto incluyó, por ejemplo, al sector de semiconductores de Costa Rica, dispositivos médicos en República Dominicana, y el sector textil y de Outsourcing de Procesos de Negocios (BPO) en los países del norte de Centroamérica.
Estas iniciativas y experiencias están siendo considerados en la preparación de operaciones a aprobar este año. Para el norte de Centroamérica se apoyará la realización de cursos de formación en el idioma inglés y en tecnologías de la información, con el fin de aprovechar las oportunidades del BPO e impulsar el empleo en el corto y mediano plazo.
Por su parte, BID Invest, como socio estratégico del sector privado en la región, promovió soluciones innovadoras para fortalecer el tejido productivo de la región en 2021. Entre estas experiencias destacan:
- Un programa público-privado de garantías para impulsar la recuperación del turismo en Panamá, cubriendo parcialmente el riesgo de crédito a las empresas del sector; y,
- El financiamiento del primer parque industrial en El Salvador, Orion Park, ubicado en el departamento de La Libertad, que se enfocará en manufactura básica y dispositivos e insumos médicos, con potencial de generación de 3.500 empleos directos.
El Grupo BID también ha hecho énfasis en el apoyo a los encadenamientos productivos rurales agropecuarios, dada su gran importancia para poblaciones en situación de vulnerabilidad y pobreza. Los pequeños productores enfrentan muchas dificultades para comercializar su producción, por lo que usualmente retienen muy poco beneficio de la cadena de valor. El BID tiene trayectoria en el financiamiento de programas de acceso a mercados y comercialización por parte de pequeños productores, siguiendo una estrategia de apoyo a la asociatividad y financiamiento a planes de negocios con salida a mercado.
Por ejemplo, el Programa de Fomento de Negocios Rurales – Pronegocios de Honduras – que finalizó en 2016, generó un incremento en los ingresos de los productores de US$ 662 anuales. Por su parte, BID Lab, en alianza con la Federación de Cooperativas Fedecovera, ha impulsado en el Altiplano Occidental de Guatemala, un programa para mejorar los ingresos y las condiciones de vida de más de 1.000 productores de cardamomo y café.
Desde el BID continuaremos apalancando nuestro conocimiento y adicionalidad financiera y no financiera en soluciones innovadoras que ayuden a la región a hacerle frente a los impactos aún presentes de la pandemia, y permitan recuperar y multiplicar el empleo de manera inclusiva y sostenible. Para ello, continuaremos apoyando iniciativas en los países que contribuyan a fortalecer las mipymes urbanas y rurales, y a integrarlas a cadenas productivas de mayor valor.
Si deseas saber más sobre nuestras iniciativas de impulso del empleo en Centroamérica, Panamá y República Dominicana, te invitamos a leer nuestro informe En la ruta hacia una recuperación económica inclusiva y sostenible: El grupo BID en el Istmo Centroamericano y la República Dominicana: Informe de Actividades 2021.
Rodolfo Chávez Gallo dice
Estimadas Maestras: Muy interesante vuestra experiencia. Quien les escribe es docente universitario y también responsable de la promoción de la innovación y emprendimiento dirigida a los jóvenes alumnos. También en mi país Perú, la pandemia y la crisis posterior afectó muchísimo a las MIPYMES. Muchas de ellas quebraron por la imposibilidad de cumplir con las deudas contraídas. Aunque el Gobierno creó programas como REACTIVA PERÜ,
lamentablemente, no fue suficiente. Ahora se nota una tímida recuperación, pero aún no definitiva. En resumen, me agradaría mucho mantenerme informado acerca de sus proyectos y especialmente sobre el apoyo del BID a las MIPYMES en América del Sur. Muchas gracias.