Las condiciones sociodemográficas de las mujeres en América Latina y el Caribe han cambiado de manera significativa en los últimos 20 años. La tasa de fecundidad se ha reducido sustancialmente, mientras que el nivel educativo ha aumentado, superando incluso al de los hombres. Sin embargo, estos cambios no se reflejan en los resultados del mercado de trabajo. Aunque la participación laboral femenina ha aumentado levemente, pasando de 50% a 56%, esta continúa muy por debajo de la de los hombres, que es superior a 80%. Y peor aún, la brecha de ingresos es alarmante: actualmente los hombres ganan en promedio 19% más que las mujeres. Además, estas desigualdades se han visto agravadas por la pandemia del COVID-19, pues la pérdida de empleos y el aumento de inactividad han sido mayores para las mujeres. ¿Cómo promover la equidad de género desde los servicios públicos de empleo (SPE)?
¿Qué explica las diferencias de género en el mercado laboral y cómo atenderlas?
Las causas de las desigualdades de género son variadas. Por un lado, existe segregación ocupacional: las mujeres tienden a desempeñarse en oficios peor remunerados y con horarios más flexibles con respecto a los hombres. Por otra parte, hay discriminación directa: hombres y mujeres con perfiles y ocupaciones similares pueden tener resultados de empleo e ingresos muy diferentes. Asimismo, las normas sociales, como la concepción de que las tareas del hogar deben recaer principalmente sobre la mujer, impactan negativamente en su trayectoria laboral. Finalmente, sesgos psicológicos como una mayor aversión al riesgo y menores habilidades de negociación de las mujeres también pueden incidir en su salario.
Existen diferentes tipos de políticas que buscan atender estas desigualdades. Algunas impulsan la contratación directa por medio de incentivos económicos para las empresas, como deducciones o descuentos en el pago de impuestos o seguridad social. Otras, promueven resultados equitativos en el mercado laboral a través de legislación contra la discriminación salarial o la consideración de cuotas femeninas en cargos de altos rangos. Otro grupo de políticas se insertan en las dinámicas mismas del mercado de trabajo y pueden ser lideradas por los SPE.
Guía práctica con enfoque de género de Ucrania
La Red SEALC organizó recientemente un webinar para analizar el rol que juegan los SPE en la promoción de equidad de género en el mercado laboral. En el evento, una experta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó una guía práctica que ha desarrollado para que el SPE de Ucrania pueda incorporar el enfoque de género. Esta describe cuatro actividades claves: evaluación de los servicios entregados, identificación de brechas de género, plan de acción para atender las brechas, y monitoreo y evaluación de acciones implementadas.
Las herramientas de esta guía práctica de la OIT son diversas y podrían adaptarse a los SPE en América Latina y el Caribe. Primero, cuenta con un instrumento de auditoría que detalla cómo visualizar los diferentes procedimientos para identificar brechas de género. Segundo, tiene una guía para evaluar los servicios y programas ofrecidos por los SPE, desde su provisión hasta sus posibles efectos. Tercero, considera un instrumento de selección objetiva de candidatos, para orientar a empleadores sobre cómo seleccionar al mejor candidato independientemente de su género. Y cuarto, dispone de una matriz de plan de acción para atender las inequidades de género, con ejemplos prácticos de políticas orientadas a buscadores de empleo, empleadores y funcionarios del SPE.
Aprendiendo de las experiencias de otros SPE europeos
Además de Ucrania, otros países de Europa cuentan con una amplia trayectoria impulsando la equidad de género en el mercado laboral desde sus SPE, por lo que resulta útil estudiar las herramientas que han desarrollado. En el webinar de la Red SEALC, la Red de los SPE de la Unión Europea presentó los siguientes tres grupos de buenas prácticas en esta materia a partir de la experiencia de sus miembros:
- Programas que contrastan estereotipos de género promoviendo el acceso de mujeres a carreras u ocupaciones tradicionalmente masculinas con rangos salariales superiores. Por ejemplo, Women4IT en Letonia promueve el involucramiento de mujeres en los sectores relacionados con las TIC.
- Políticas que promueven el balance vida-trabajo otorgando herramientas para facilitar la capacitación y participación laboral femenina, tales como licencias de paternidad, servicios de cuidado infantil y flexibilización en horarios de trabajo. Equality for Work and Life en Italia es un ejemplo de este grupo.
- Iniciativas focalizadas en mujeres vulnerables, como aquellas con bajos niveles educativos, migrantes, o víctimas de violencia. Como muestra el programa Future Search en Bélgica, estas iniciativas buscan identificar y superar las barreras que enfrentan estas mujeres para emplearse por medio de servicios especializados e intermediación laboral.
Promover el acceso equitativo a empleos de calidad
En suma, la desigualdad de género en el mercado laboral es una constante en nuestra región. Esta problemática implica un desafío de política pública y los SPE pueden cumplir un rol clave para superarlo. Para lograrlo, deben incorporar un enfoque de género, es decir, diseñar y desarrollar sus operaciones y políticas orientadas a la igualdad entre mujeres y hombres. Este enfoque debe ser transversal en sus operaciones cotidianas, y la adaptación de herramientas y buenas prácticas identificadas desde la experiencia de otros SPE globales, podrían ser un primer paso en esta dirección. El acceso equitativo a empleos de calidad independientemente del género, la edad o la raza es un objetivo de política al que todos los países de nuestra región deberían apuntar.
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