Los billetes tirados en el suelo no duran mucho tiempo ahí. El primero que los ve, se los lleva –con más o menos disimulo. Por eso cuesta tanto encontrar alguno. Tampoco es fácil encontrar un inversor que nos haga una proposición como ésta: “Por cada dólar que tú ahorres, yo voy a poner 10”. Es decir, te voy a financiar más del 90% de tu inversión. ¿Cuánta gente rechazaría esa oferta? Es de imaginar que la inmensa mayoría aceptaría un trato de estas características. Y, sin embargo, los hay -y muchos- que la rechazan.
En Brasil, el Programa del Micro Emprendedor Individual hace una oferta similar (con algunos matices) a los 16 millones de cuenta propia del país. Hay dos datos interesantes sobre la aceptación de este programa. Primero, hasta hoy se han inscrito unos 3 millones y medio; es decir, que sólo uno de cada 5 micro-emprendedores acepta la oferta. Pero, en segundo lugar, llama la atención que sólo alrededor de un 50% de los que se inscriben al programa acaban haciendo contribuciones regularmente, y por lo tanto no van a aprovecharse de ese negocio tan ventajoso.
¿Cuáles son las razones principales para que los cuenta propia brasileños no se aprovechen de esta oferta? Principalmente lo atribuimos a cuestiones de falta de información o de dejadez. Nadie está realmente pensando en su vejez. En encuestas realizadas por el BID mostramos que más del 50% de los personas que están cerca de jubilarse jamás han pensado nunca en cómo financiarán su vejez. Y es cierto, nadie quiere hacerse mayor.
Todo esto pone de manifiesto que tal vez tenemos que pensar en la manera de hacer más fácil ahorrar, con fórmulas que no necesariamente pasen por aumentar el retorno al ahorro (lo que el Estado financia a partir de nuestras aportaciones), porque en Brasil este retorno es inmenso. Por tanto, hay que encontrar mecanismos innovadores para hacer más fácil ahorrar para una pensión. Hacer que los ahorros se puedan hacer desde el teléfono móvil, con las facturas de la luz o cuando compramos lotería son opciones que pueden tenerse en cuenta.
Y a ti ¿qué te animaría o facilitaría que pudieras ahorrar algo para tu futuro? ¿Por qué no nos lo cuentas?
Jairo Jara dice
Esto yo lo podría comparar con el famoso “GYM”. La mayoría de las personas, sino todas, saben que ejercitarse es bueno para la salud y que si lo hacen constantemente al final obtendrán buenos resultados (al igual que ahorrar con o sin incentivos). Sin embargo, al no ver resultados a corto plazo las personas se desaniman y dejan de asistir al “GYM” o hacer ejercicio periódicamente al igual que ahorrar. Entonces, a mi algo que me animaría o facilitaría mi ahorro, a parte de los incentivos seria ver resultados a relativamente corto plazo. Por ejemplo, si quisiera ahorrar para construir mi casa, quisiera ver luego de cierto tiempo ya las escrituras del terreno en mis manos, luego la entrega del primer piso, la entrega des segundo y así. Al final, se podría dividir el objetivo final en pequeñas metas más tangibles que incentiven la continuidad para el objetivo final. Ahora en el “GYM” esto se podría comparar con concentrarse en bajar de peso con metas semanales/mensuales en vez de enfocarse en la gran meta final de perder X cantidad de peso.
Mariano Bosch dice
Gracias por tus observaciones, Jairo
El ejemplo que pones del gym y las metas para mantenerse en forma me parecen muy apropiadas. Poner metas cortas que nos permitan ver algun resultado facilita no desalentarse en proyectos tan a largo plazo como la jubilación. Así que seguramente debemos innovar en fórmulas que permitan dar mejor información al trabajador sobre lo que ya ha conseguido ahorrar para su pensión, o cuánto mejoraría ésta si aumentase sus contribuciones.
A pesar de que no lo explicamos en el artículo, este programa de Brasil también incluye algunas medidas más “tangibles” a corto plazo (como un seguro de vida, por ejemplo), y aún así la participación de los cuenta propia sigue siendo baja.