Los comienzos de año suelen ser épocas de reflexión y formación de propósitos. Quizás algunos ya hayan olvidado sus propósitos o estén en búsqueda de propósitos nuevos. En todo caso, quiero aprovechar el momento para compartir uno de mis propósitos para el 2018. En el BID, nuestra misión es trabajar “mejorando vidas”. Este año, mis colegas y yo queremos poner mayor énfasis en trabajar “mejorando todas las vidas”. Al respecto me he planteado algunas preguntas sobre cómo hacer que la formación de políticas para el desarrollo sea más inclusiva. Para empezar, me pregunto si cabemos todos en el futuro que estamos construyendo. Es decir ¿estamos ampliando las oportunidades para otros? ¿Estamos capitalizando el potencial de la tecnología para trascender barreras? ¿Estamos escuchando a los demás?
Ver las brechas para poder expandir las oportunidades
Sabemos que la pobreza persistente es un reto importante para América Latina, donde ciertos grupos se mantienen consistentemente en el fondo de la distribución económica. Para crear soluciones, es crucial identificar y entender las variables étnicas, raciales y de género detrás del problema. Un obstáculo que vemos con frecuencia a nivel regional es la dificultad para identificar dónde están las brechas.
La reciente publicación del BID, “Contando la Etnicidad y Raza: Armonizando datos étnicos y raciales en América Latina (2000-2016)”, ofrece un marco metodológico que permite identificar, de manera sencilla y estandarizada, cuáles son los grupos étnicos raciales existentes en la región, por país, y conocer mejor su condición de vida.
También existen modelos de tecnología prometedores para procesar estadísticas para el desarrollo inclusivo. El sistema de SINAPIR/DataSEPPIR, diseñado en colaboración por el BID y el gobierno de Brasil, utiliza información del censo, encuestas de hogares y bases de datos administrativas para analizar indicadores de política pública por raza y etnicidad usando herramientas de mapeo de Google Earth. El estudio de las 500 empresas más grandes de Brasil, por su parte, identifica las variables y desequilibrios dentro de las principales empresas del país, en cuanto a género, color o raza, rango etario, escolaridad y presencia de personas con discapacidad.
Escuchar a los demás, el mejor punto de partida
Con el objetivo de escuchar mejor las perspectivas locales, el BID apoyó hace algunos años, un dialogo entre alcaldes de Colombia. De allí nació SomosAfro.org, una plataforma para el intercambio de ideas prometedoras y buenas prácticas para la formulación de políticas públicas inclusivas para grupos vulnerables. Somos Afro cuenta con funciones interactivas que permite a las comunidades proponer soluciones directamente a sus gobiernos locales. Los gobiernos participantes, a su vez, pueden dialogar con representantes locales acerca de estas propuestas. Iniciativas como ésta son importantes porque otorgan protagonismo a personas, históricamente excluidas, en la formulación de las políticas que las afectan.
Para los que tenemos el privilegio de trabajar en América Latina y el Caribe es indudable que su mayor fortaleza está en su gran diversidad. Los pueblos indígenas y afrodescendientes representan cerca de 40 por ciento de la población de la región y las mujeres son mayoría en todos sus países. Un mejor entendimiento de esta diversidad encierra la promesa de liberar un gran potencial de crecimiento inclusivo que pueda impulsar el desarrollo de la región para las futuras generaciones. Invitamos a todas las partes a unirse en un esfuerzo común para mejorar vidas, todas las vidas, en el 2018.
¿Qué otras preguntas debemos plantearnos? ¿Conoces alguna herramienta que pueda impulsar iniciativas de desarrollo inclusivo? Nos encantaría escuchar tus comentarios.
Conoce más herramientas e iniciativas para la inclusión aquí
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