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Recientemente visité el reabierto Mauritiushuis, museo del arte en La Haya, Holanda, y tuve la oportunidad de contemplar algunas obras increíbles. Una en particular llamó mi atención, titulada Two moors (Dos moros), estaba firmada por Rembrandt y databa de 1661. Es una pintura muy inusual para su época, dado que los afrodescendientes rara vez aparecían en las pinturas de artistas famosos. Los historiadores del arte creen que las dos figuras que aparecen probablemente vivían en Amsterdam y fueron vistos en las calles o en un escenario, por el atuendo de estilo romano que visten.
Mientras examinaba con cuidado la pintura, mi alegría fue convirtiéndose rápidamente en decepción cuando empecé a notar su mal acabado en comparación con otras pinturas. El comentario del Museo sobre el cuadro es que es un producto terminado porque el autor lo firmó, no porque pareciera estar realmente finalizado.
Primero me dije a mí misma, “¿por qué ser tan exigente? Se trata de un Rembrandt de todos modos, y debería alegrarme que decidiese pintar afrodescendientes cuando nadie más lo hacía”. Pero luego pensé: “Espera un minuto, ¿por qué no ser exigente? Independientemente de quiénes eran esos dos hombres, tenían una oportunidad única y merecían toda la atención del artista”.
Un símil de las políticas destinadas a los grupos excluidos en América Latina
Lo ocurrido con esta pintura es muy similar a lo que ocurre a veces en la formulación de políticas para los grupos históricamente excluidos, como los afrodescendientes y los pueblos indígenas en América Latina. Las políticas dirigidas a grupos étnicos/raciales, aunque han aumentado en número, son todavía escasas y raras dado la gran población de la que hablamos (y que puedes ver en este mapa) y el nivel de exclusión que estas comunidades siguen enfrentando.
Y cuando, en pocas ocasiones, se ponen en marcha políticas como la educación bilingüe en México o acciones afirmativas basadas en la raza en Brasil, se celebra con gran regocijo y expectación. Sin embargo, su impacto puede verse limitado debido a la calidad de su implementación. Los responsables políticos deben ser ambiciosos sobre el alcance de las políticas dirigidas a las comunidades raciales/étnicas. Los ciudadanos esperamos nada menos que el más alto nivel de entrega y un impacto positivo en las comunidades.
No es suficiente con sólo admirar y reconocer la intención del artista, sino exigir el mejor resultado posible teniendo en cuenta los talentos y recursos del artista.
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