En el ámbito de las políticas públicas, los datos son la gran clave del diagnóstico. Al igual que las radiografías y los análisis de sangre, los datos ayudan a identificar dónde se encuentran los problemas y a descubrir sus causas. Sin esa información ¿cómo podemos tratar nuestros males sociales?
Hoy es el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (IDAHOTB por sus siglas en inglés), un hito mundial anual dedicado a aumentar nuestra conciencia sobre las luchas que las personas con diversas orientaciones sexuales e identidades de género (OSIG) continúan enfrentando. Pero ¿cómo podemos comprender y abordar completamente estos desafíos si las personas LGBTQ + están ausentes de los datos que informan nuestras políticas públicas?
La discriminación y el estigma social pueden obligar a las personas a esconder su orientación sexual o identidad de género. Para muchas personas LGBTQ +, el riesgo de exposición puede parecer demasiado grande para autoidentificarse. También puede causar su total omisión en la investigación social y económica y la recopilación de datos, lo que dificulta el diagnóstico de las desigualdades.
¿Qué sabemos?
Nuestro más reciente estudio Hacia un mejor entendimiento de la discriminación por orientación sexual e identidad de género, determinó que existen en América Latina y el Caribe pocos datos que puedan usarse para estimar el tamaño de la población LGBTQ+. En las encuestas que hacen preguntas directas sobre OSIG, no todos los participantes responden. En el Caribe, por ejemplo, en la encuesta de Actitudes hacia los Homosexuales, el 9% de los encuestados en Barbados no identificó su orientación sexual, tampoco lo hizo el 15% de personas en Guyana o el 6% en Trinidad y Tobago. El Centro de Investigación Pew señala al fuerte estigma y el miedo que este produce como las principales causas del subregistro.
Múltiples estudios en la región han tratado de medir las actitudes sociales hacia las personas LGBTQ+ y sus experiencias directas con la discriminación. Por ejemplo, un informe del Consejo Nacional de México para la Prevención de la Discriminación (CONAPRED) encontró que el 30% de los encuestados rechazaría a sus hijos por ser homosexuales, mientras que una encuesta del Ministerio de Salud de Costa Rica encontró que el 20% creía que las personas LGBTQ+ no deberían frecuentar los mismos espacios públicos que el resto de la población. Y en Chile, una encuesta realizada por MOVILH informó que el 50% de las personas LGBTQ+ han experimentado discriminación, y que de estos, solo el 7.4% lo reportó a las autoridades.
Si bien estos estudios proporcionan algunos datos e ideas importantes, su utilidad para informar las políticas públicas es limitada. En la mayoría de los casos, los datos no son representativos ni completos. Y es poco probable que la mera inclusión de preguntas sobre OSIG en las encuestas de hogares existentes resuelva este problema, dado que están dirigidas a jefes de hogar o a un miembro del hogar que quizás no sea capaz de responder por cada persona en el hogar debido a la falta de conocimiento o miedo al estigma. Otro desafío importante es que no hay estándares con respecto a la formulación de preguntas sobre OSIG, lo que hace que los datos disponibles sean difíciles de comparar entre países.
¿Qué podemos hacer a futuro?
- Hacer las preguntas: las preguntas sobre OSIG deberían convertirse en una parte estándar de la investigación social y económica. El Instituto Williams ha compilado las mejores prácticas de cómo elaborar las preguntas sobre OSIG en encuestas de población que pueden ayudar a guiar los esfuerzos futuros. Sin embargo, también existe una necesidad real de encontrar métodos alternativos que sean menos directos y, como tales, potencialmente menos amenazantes.
- Recopilar datos representativos: la inclusión de preguntas sobre OSIG en las encuestas de censo o el uso de muestreo aleatorio o estratificado de poblaciones claramente definibles (estudiantes, poblaciones subnacionales o nacionales) sería óptima para las investigaciones sobre OSIG. Sin embargo, cuando esto no sea posible o cuando el objetivo del estudio se centre más en caracterizar la exclusión basada en OSIG, que en el tamaño de la población, otros métodos de muestreo que ya están en uso en América Latina y el Caribe (como el muestreo controlado por los encuestados o el muestreo de bola de nieve) también pueden proporcionar datos valiosos.
- Garantizar seguridad y confidencialidad: es preferible que las encuestas con preguntas sobre OISG se realicen de forma privada con entrevistas individuales o que sean autoadministradas. De igual forma, los encuestadores deben estar capacitados para salvaguardar la seguridad y la confidencialidad, y para reconocer situaciones que puedan dañar la integridad de las respuestas o de las propias personas. Se han abordado con éxito desafíos similares en investigaciones sobre otros temas sociales delicados, como la violencia contra las mujeres.
Estas medidas pueden ayudar a corregir la invisibilidad de las poblaciones LGBTQ + en la agenda política de la región. Este año en IDAHOTB, queremos hacer un llamado a la comunidad de profesionales involucrados en la investigación y planificación de políticas en toda la región para que utilicen sus herramientas de diagnóstico para ayudar a cerrar la gran brecha de datos sobre personas LGBTQ+. Los datos son clave para promover la igualdad, un prerrequisito esencial para el crecimiento y el desarrollo de todo país.
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