¿Sabías que las mujeres representan el 60% de las personas con títulos universitarios en América Latina y el Caribe? A pesar de este enorme potencial, solo el 10% participa en juntas directivas y apenas el 5,6% ocupa puestos ejecutivos en grandes empresas. Estos datos contrastantes muestran una gran oportunidad, el talento está disponible, pero aún no se aprovecha plenamente en distintos ámbitos laborales y de liderazgo.
Para que las economías de la región crezcan, es indispensable que el talento esté dedicado a su uso más productivo. Por lo tanto, superar las barreras que limitan la incorporación a ciertos tipos de carreras y profesiones a trabajadores y trabajadoras no solo impacta a nivel individual, sino que también impulsa el bienestar y la productividad de la sociedad en su conjunto.
Representación de las mujeres en entornos laborales (% del total)

Entre las barreras que limitan la participación plena de las mujeres en oportunidades educativas y económicas, se destaca la expectativa social de que sean ellas las principales encargadas del trabajo de cuidar en sus familias y comunidades. Los economistas han documentado empíricamente que la manera diferente en la cual hombres y mujeres afrontan la experiencia de convertirse en padres marca un punto de inflexión en sus trayectorias laborales.
Este punto de inflexión, conocido en economía como la penalidad por la maternidad, es uno de los factores más relevantes detrás las brechas en participación laboral y empleo. De hecho, la segregación ocupacional por género en ciertos sectores explica solo una parte pequeña de la diferencia de ingresos.
La otra cara de la moneda: los hombres también están subrepresentados en ciertas profesiones
Al igual que las mujeres, los hombres también se encuentran subrepresentados en algunas profesiones y sectores, aunque se hable menos de ello. Algunas de estas son la enfermería, la medicina, la educación inicial y básica, el trabajo social y las labores de cuidados. En la región, apenas uno de cada cuatro maestros, menos de la mitad de los médicos y uno de cada diez enfermeros son hombres.
Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo documentan estas tendencias en la fuerza laboral de los sectores de salud y educación. Un hallazgo curioso es que, a medida que se avanza en la escala del liderazgo, estos patrones tienden a invertirse. Por ejemplo, en Colombia, apenas el 35% de los docentes son hombres, pero ellos representan el 66% de los directores de escuelas.
¿Qué dice la evidencia sobre la participación de niños y hombres en ciertas profesiones?
Las barreras que limitan la participación de niños y hombres en algunas carreras y sectores han sido menos estudiadas. Sin embargo, recientemente conocí dos estudios que ofrecen evidencia empírica que ayuda a comprender mejor este tema.
Los hombres constituyen menos del 20% de los trabajadores sociales, con una participación decreciente en las últimas décadas. Por ello, se realizaron dos intervenciones:
- Inclusión de fotos de hombres en anuncios de empleo para derribar estereotipos
- Inclusión de información sobre el desempeño laboral en el sector, particularmente datos que resaltaban la naturaleza desafiante del trabajo.
Resultados clave: Las fotos no incrementaron el interés de los hombres, pero la información que presentaba las características del trabajo y sus desafíos profesionales sí atrajo más candidatos varones. Esta estrategia captó postulantes con mejores cualificaciones, sin desincentivar la participación de las mujeres.
2. Un segundo estudio proviene de Finlandia y arrojó los siguientes resultados:
En Finlandia, la carrera docente universitaria reservaba una cuota del 40% de cupos para hombres con el fin de incentivar mayor paridad en la profesión. Posteriormente, esta cuota se redujo al 20%.
- Los investigadores aprovecharon este cambio en la cuota para estudiar sus efectos sobre la calidad docente y los resultados de los estudiantes.
Resultados clave: Los maestros que ingresaron gracias a la política de cuotas mostraron un mejor desempeño profesional y sus estudiantes obtuvieron mejores resultados educativos y laborales posteriores. El impacto no se explica por equipos más diversos, sino porque la cuota corrigió sesgos en el proceso de admisión (por ejemplo, las pruebas de lenguaje, donde los hombres suelen puntuar más bajo, recibían una ponderación alta en el proceso de admisión, aunque no predicen el desempeño docente). Por último, pero no menos importante, los maestros varones beneficiados por la política de cuotas exhibieron mayor motivación, compromiso y vocación, lo que habría tenido un efecto demostrativo positivo sobre sus alumnos.
Superar las barreras que limitan la participación de hombres o mujeres en las profesiones pueden generar beneficios individuales y sociales. Además de que amplía las oportunidades de las personas, estas transformaciones contribuyen a redefinir estereotipos y a construir mercados laborales más equitativos y eficientes.
Los resultados de estos dos estudios son importantes para plantear qué tipo de políticas e intervenciones pueden contribuir a derribar las barreras que limitan la participación de hombres y mujeres en carreras en las cuales pueden contribuir de forma significativa y productiva.
Derribar estas barreras no solo tiene el potencial de atraer más y mejores trabajadores hacia distintos sectores. También puede contribuir a cambiar actitudes, normas y estereotipos que caracterizan unas profesiones como “masculinas” o “femeninas” y limitan la posibilidad de que aquellas personas que tienen talento y motivación intrínseca se dediquen a ellas. Puedes leer más en el libro “Ampliar las oportunidades” del BID.
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