La región de América Latina y el Caribe está cambiando a pasos agigantados. Esta metamorfosis, perceptible en cualquier campo, presenta nuevos desafíos que hasta ahora desconocíamos. Uno de ellos, del que se ha hablado en este mismo blog en otras muchas ocasiones, tiene que ver con cómo afectará a nuestros sistemas de pensiones el progresivo envejecimiento de la población. ¿Estamos realmente preparados para esta realidad? ¿Son conscientes los ciudadanos latinoamericanos y caribeños de cuál será su situación si nada cambia?
Son numerosos los documentos que han analizado este problema y la necesidad de emprender reformas con urgencia para asegurar la cobertura y sostenibilidad de las pensiones en la región. Como pudimos comprobar en el reciente lanzamiento de ‘Panorama de las Pensiones: América Latina y el Caribe’, los expertos coinciden: es el momento de actuar. Sin embargo, el consenso en los ámbitos académico e institucional no servirá de nada si no lo conseguimos trasladar a pie de calle, si no lo logramos transmitir a la propia población. Y, por el momento, esta es una tarea pendiente.
La falta de conciencia sobre esta cuestión agrava la situación. Sea por falta de información o de interés, la realidad es que la población no se preocupa demasiado por las pensiones, algo que sucede incluso en Estados Unidos, donde casi la mitad de sus trabajadores no ha tratado de estimar cuánto dinero necesita tras retirarse (Behrman y coautores, 2010). En América Latina y el Caribe, según datos recogidos en ‘Mejores Trabajos, Mejores Pensiones’, este desconocimiento también es extremadamente elevado en países como Chile, Perú (Lima) o México (DF), donde más del 80% de trabajadores desconoce cómo se calculan las pensiones en su país o cuánto se descuenta de la nómina para financiar esas pensiones. Además, más del 40% de los empleados en Lima o México DF de entre 45 y 55 años de edad dice que no ha pensado nada sobre cómo financiar su vejez.
Hoy en día, en América Latina y el Caribe hay un adulto mayor de 65 años por cada ocho personas en edad de trabajar, pero en 2050 esta cifra se reducirá a sólo tres personas. Si la población desconoce el funcionamiento de los sistemas de pensiones e infravalora la gran importancia que tiene alcanzar la vejez con una pensión digna durante un largo número de años, ¿por qué no se intenta concienciar a la población?
En la actualidad existen numerosos programas de concienciación exitosos en infinidad de ámbitos: las instituciones tratan de sensibilizar a la población en temas como el cuidado del niño, la educación, el consumo de drogas, la alimentación y la vida saludable, el reciclaje y el cambio climático, la seguridad vial, el fraude fiscal y laboral, el embarazo adolescente, la igualdad de género, etcétera. ¿Por qué no seguir los mismos pasos con las pensiones en la vejez? ¿Conoces alguna campaña directamente ligada a nuestro futuro como pensionistas? Probablemente, la respuesta a esa pregunta sea negativa, lo que nos invita a reflexionar. ¿Acaso a nadie le preocupa cuál será su pensión en la vejez?
*Este artículo cuenta con la coautoría de Pedro Cueva Rodriguez, licenciado en Economía por las universidades de Oviedo (España) y Maastricht (Países Bajos), con maestría en ‘Economía: Instrumentos del Análisis Económico’, que actualmente trabaja como pasante en la División de Protección Social y Salud del BID.
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