Un tema que preocupa por igual a ciudadanos, trabajadores, empresarios, gobernantes y académicos es la brecha de habilidades de las personas, es decir, la distancia entre las capacidades que tienen los trabajadores o buscadores de empleo y las que requieren los empleadores en el mundo laboral. Varios de nuestros blogs se refieren a este tema. Es un problema real y que nos afecta a todos. Pensándolo bien, hay muchas otras brechas que nos preocupan, como por ejemplo, la brecha entre la cobertura universal de pensiones (potencial o ideal) y la cobertura que observamos en la realidad (efectiva). Como lo muestra el libro “Mejores pensiones, mejores trabajos”, en muchos países esta brecha es muy grande y no hay recetas mágicas para cerrarla. Y las brechas de cobertura las vemos reiteradamente en distintos programas públicos y sociales, educativos, laborales, entre otros.
Detrás de todas estas brechas subyace un tema común que atraviesa la realidad que hoy vivimos: las debilidades institucionales del sector público, es decir, la brecha institucional (discrepancia entre la capacidad que deberían tener las instituciones que diseñan y ejecutan políticas públicas y la que realmente tienen). Como indica Sonia Ospina (2002) “…La capacidad institucional es uno de tantos conceptos “blandos” en la literatura de la administración pública que se puede interpretar de muchas maneras. Hilderbrand y Grindle (1997) ofrecen una definición básica que sirve como punto de partida para la discusión: “capacidad es la habilidad para desempeñar tareas de una manera efectiva, eficiente y sostenible” (p. 34). Algunos autores distinguen entre la idea de capacidad como proceso (esfuerzos por mejorar la capacidad) y capacidad como producto o resultado de un proceso (las habilidades producidas) (UNICEF, 1999). Nelissen (2002) separa además “capacidad indicada” (el potencial para cumplir las tareas) y “capacidad efectiva” (la actuación del gobierno, o su desempeño).”
Los diagnósticos realizados en instituciones laborales y de seguridad social en varios países de la región permiten identificar problemas comunes, que también se observan, aunque a escala un poco menor, en la administración de los programas de la seguridad social. Se identifican tres grandes factores explicativos de la brecha institucional en ministerios de trabajo e instituciones de capacitación de la región:
- insuficiencias en las capacidades para ejercer las funciones de rectoría, coordinación interinstitucional y regulación del sector y de las políticas derivadas de diferentes causas (insuficiente o mala legislación por ejemplo)
- insuficiencias en las capacidades para la formulación, seguimiento y evaluación de las políticas públicas en materia de trabajo, capacitación y/o empleo, lo que muy probablemente está incidiendo en la efectividad de las acciones;
- y debilidades en la capacidad de gestión de los procesos trabajo cruciales de las instituciones que permitan ejercer apropiadamente las capacidades mencionadas en los puntos anteriores, afectando de esta forma a la efectividad y eficiencia de las acciones. Estas debilidades.
Cerrar las brechas de habilidades de los trabajadores, o de los sistemas educativos y productivos, que tanto nos preocupan es, sin duda, importante, porque en ellas está en juego el futuro de millones de personas. Pero a nadie se le ocurriría tapar las pequeñas grietas de una pared que se está tambaleando y a punto de venirse abajo. Por eso es aún más importante que, entre todos, nos ocupemos de cerrar esa brecha institucional.
RAMÓN DIEGO BORJA SÁNCHEZ dice
Buenos días para todas y para todos; es importante establecer pautas significativas entre las investigaciones realizadas para organizar actividades con el ánimo de abrir espacios de capacitación laboral consecuente a la oferta de la demanda, para que realmente exista equilibrio en las necesidades de la oferta y demanda que existen frente al verdadero mecanismo de la contratación de recurso humano.