Diseño gráfico: Lulú Angulo
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Mientras levantaba los ojos de mi periódico en el metro, una mujer llamó mi atención. Las marcas de morados escapaban más allá del contorno de sus gafas oscuras y un hombre le susurraba enojado mientras ella miraba al suelo con expresión abatida. Cuatro paradas más tarde él se puso de pie y le dijo: “Muévete, nos bajamos”. Mi cuerpo se tensó, se me aceleró el corazón y me dije a mí misma, ¿qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar?
Desde entonces, con frecuencia miro a mi alrededor mientras recuerdo que, en todo el mundo, 1 de cada 3 mujeres experimenta violencia alguna vez en su vida. Y esta proporción es aún mayor en algunos países, como Bolivia (1 de cada 2).
Hoy es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (VCM). En este día, la División de Género y Diversidad del BID quiere compartir datos clave sobre la violencia contra la mujer en América Latina y el Caribe y echar un vistazo tras esas gafas oscuras. Y, aunque los datos hablan por sí mismos, quiero destacar dos hechos:
Sólo el 14% de las mujeres que sufren violencia en ALC lo denuncia
Muchos factores deben darse para que las mujeres denuncien la violencia. Como mínimo, deben darse mejores medidas para reducir su miedo a que la presentación de una denuncia significará más violencia, humillación o pobreza. En Guatemala, el Modelo de Atención Integral del Ministerio Público, con ayuda especializada las 24 horas, ofrece un enfoque prometedor sobre cómo ofrecer servicios confidenciales a las mujeres que deciden denunciar, prevenir el sufrimiento o revictimización adicional mientras buscan los servicios, y acelerar las medidas de protección.
Además, dos enfoques prometedores han surgido en ALC para fomentar la autonomía económica entre las sobrevivientes: la prestación de servicios de capacitación profesional y desarrollo de negocios junto a otros de atención a la violencia (como Ciudad Mujer en El Salvador) y la integración de formación sobre género y VCM en programas de microcrédito (como el proyecto IMAGE Perú).
Los niños y las niñas que son testigos de violencia en casa tienen más probabilidades en la edad adulta de perpetuar y sufrir este tipo de violencia
Para evitar futuros actos de violencia es necesario invertir más en el desarrollo de habilidades de crianza positiva y en la educación de niños y jóvenes en materia de igualdad de género y relaciones no violentas. Y contar con los hombres en estos procesos como padres y modelos a seguir es esencial. El Programa P, desarrollado por PROMUNDO en Brasil, y Citas Seguras en los EE.UU., son ejemplos de enfoques eficaces.
Es urgente que ayudemos a romper este silencio y detener el ciclo intergeneracional de la violencia.
Ciertamente, abordar esta cuestión de forma más completa requiere un enfoque multisectorial. Para contribuir a este esfuerzo el BID, el Banco Mundial y el Instituto Mundial de Mujeres de la George Washington University lanza el 3 de diciembre una Guía de Recursos sobre la Violencia contra Mujeres y Niñas que les invito a consultar (también puedes asistir al evento de lanzamiento). Ofrece prácticas prometedoras y recomendaciones concretas para abordar este tipo de violencia desde diferentes sectores: salud, educación, seguridad y justicia, gestión del riesgo de desastre, protección social y financiación y desarrollo de negocios.
Hay mucho que podemos hacer para ayudar de varias maneras. En tu caso ¿qué puedes hacer hoy, ahora, en tu lugar de trabajo o en tu comunidad para contribuir a erradicar la violencia contra las mujeres?
Sebastián Molano Dice
Excelente post. Gracias por los datos. Creo que la experiencia de promundo en Brazil puede ayudar mucho para avanzar hacia políticas públicas en la que se incluya a los hombres en las estrategias para erradicar la violencia contra las mujeres. Al final de cuentas somos los hombres quienes perpetramos esa violencia.
Susana Cárdenas Dice
Bien dicho! Las tareas imperantes son: 1) no callar, y 2) educar en modelos positivos para romper el ciclo intergeneracional. Son datos escalofriantes pero necesarios para entender magnitud y gravedad.
Maria Florencia Attademo-Hirt Dice
Anne-Marie,
Felicitaciones por un muy buen artículo sobre un tema más que relevante. Respondiendo a tu pregunta final, me atrevo a compartir una idea: Concientizar y educar sobre el tema, mediante la lectura de un libro o la muestra de un video apropiado, a los niños del Grupo BID que visitarán la Sede el 6 de diciembre con motivo de la Fiesta de Fin de Año. Con gusto colaboro al respecto.
Saludos,
Florencia
Renée Carretero Mazzarri Dice
Una observación: ¿dónde están los datos sobre la violencia contra los varones? Los niños – incluso bebés-, jóvenes y ancianos del sexo masculino son los más expuestos a esta lacra, de la cual nadie menciona ni una palabra.
Sería interesante un cuadro comparativo. Así se podría apreciar si la violencia contra éstos o aquéllas es realmente abismal en su incidencia.
Violencia es violencia, señores.
José Carlos Guerrero Muñoz Dice
Es necesario entender que para resolver un problema se necesita aceptar que se tiene, al promulgar leyes que castigan la violencia contra las mujeres se da un primer paso para corregir el problema, sin embargo hasta que no se generen como plantea el artículo, modelos de crianza positivos, estas leyes solo serán un paliativo y no arreglara la raiz del problema.
Estefanny Dice
Es cierto como dice Reneé que se da violencia en todos los ámbitos, pero la violencia contra la mujer es la que predomina, es por esto que se habla generalmente de la violencia de género, precisamente por la posición de vulnerabilidad en que nos encontramos.
Vannie Dice
Hola. ¿Por qué no incluyen a Panamá?
Paola Buitrago Dice
Gracias por la pregunta Vannie.
Los datos de violencia contra la mujer aquí presentados corresponden al estudio “Violencia contra las Mujeres” de la Organización Panamericana de la Salud (http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=21425&Itemid). Este estudio no incluyó a Panamá porque las encuestas disponibles allí no permitían comparabilidad con el resto de países del estudio.