Bertha llegará en algún momento entre hoy y noviembre. Quizá lo haga de manera silenciosa, quizá levante un poco de revuelo o quizá su llegada sea imposible de ignorar al convertirse en una tormenta devastadora que asole las costas del Caribe y de América Central y del Norte.
La temporada de huracanes acaba de comenzar en el Atlántico y el Pacífico Sur, por eso las poblaciones de las áreas habitualmente afectadas deben estar preparadas para su llegada. Pero ¿sabes que el impacto que producirán en las vidas de sus habitantes será muy diferente dependiendo de si son hombres o mujeres?
Pongámonos en el peor de los casos. Bertha es una tormenta tropical, cada vez más frecuentes debido al cambio climático, que evoluciona en las calientes aguas del Caribe y al tocar tierra lo hace como un huracán categoría 4, impactando en una zona poblada con altas tasas de pobreza. ¿Qué puedes esperar siendo hombre? ¿Qué puedes esperar siendo mujer?
Si eres hombre, tus posibilidades de morir durante las tareas de rescate son mayores que las de una mujer, dado que participarás más activamente en ellas. Además, tu menor percepción del riesgo y la esperada heroicidad masculina te llevarán a tomar decisiones que pueden poner en peligro tu vida.
Tras la tormenta probablemente perderás tu empleo, pero las competencias adquiridas en el sector de la construcción te permitirán incorporarte a los trabajos de reconstrucción de casas e infraestructuras. En el peor de los casos, si no pudieses encontrar un trabajo en la zona tendrás la oportunidad de emigrar para buscar un nuevo empleo.
Si eres mujer, tendrás más dificultades para prepararte adecuadamente a la llegada de la tormenta, ya que los hogares con una mujer como cabeza de familia tienen más posibilidades de ser pobres que aquellos que tienen a un hombre al frente. Y probablemente recibirás escasa información sobre la tormenta o cómo prepararte o protegerte de ella, a pesar de tu rol central en el manejo del hogar y la familia.
Cuando llegue, tendrás más dificultades para abandonar tu hogar e ir a un lugar seguro porque, probablemente, no tengas acceso a un medio de transporte independiente. Además, tendrás que llevar contigo a las personas a tu cargo, ya sean tus hijos o tus padres ancianos. Puede que acabes de dar a luz y tus desplazamientos sean complicados. Todo ello puede obligarte a quedarte en casa en lugar de buscar refugio. Una casa que, generalmente, es más insegura que la de tu vecino hombre, que tiene más conocimientos de construcción y pudo levantar una casa de cemento.
Una vez que la tormenta haya pasado tendrás más problemas para volver a tu empleo, ya que la carga de trabajo en el hogar se habrá multiplicado, los niños no tendrán escuela durante algún tiempo y muchos de los trabajos en los que te empleabas habrán desaparecido. Para colmo, el estrés y la desocupación de muchos de los hombres, unido a tener que vivir en un lugar provisional y precario durante algún tiempo, hará que aumente la violencia contra las mujeres, incluida la sexual.
Lo cierto es que los desastres naturales, incluidos aquellos provocados por el cambio climático, ponen especialmente a las mujeres en el ojo del huracán. Por eso es importante diseñar planes de prevención y evacuación, así como de rehabilitación y reconstrucción, que tengan en cuenta su mayor vulnerabilidad y potencien el rol que podría desempeñar en beneficio de ellas mismas, sus familias y sus comunidades.
Uno de los mejores ejemplos de ello está en Honduras, donde la comunidad de la Masica no reportó ni una sola muerte tras el paso del huracán Mitch gracias a una capacitación previa que permitió a las mujeres hacerse cargo del sistema de alerta temprana que estaba abandonado. ¿Conoces algún plan de prevención, evacuación o reconstrucción en emergencias en tu país que integre la perspectiva de género?
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