En América Latina y el Caribe, 7,8 millones de personas mayores de 65 años necesitan ayuda para actividades básicas. Esta cifra aumentará a 14 millones en 2035 y a 23 millones en 2050. El envejecimiento impacta especialmente a las mujeres, quienes viven más años que los hombres y asumen mayoritariamente el cuidado. El 75% de las personas mayores dependientes en la región son atendidas por familiares y 6 de cada 8 de quienes cuidan son mujeres.
Son horas largas y solitarias muchas veces en las que no tienes tiempo de mirar hacia arriba
Eso comentó María Gabriela Paz Miño, cuidadora certificada de personas mayores, y originaria de Ecuador. Ella fue una de las ponentes del primer “Foro de Economía Plateada Europa-América Latina y el Caribe. Camino hacia una agenda mundial de desarrollo sobre longevidad“, organizado por el Grupo BID y la Fundación “la Caixa” a inicios de 2025 en Barcelona.
Más de 200 líderes globales, expertos y representantes de gobiernos, sector privado, organizaciones sociales y startups analizaron los retos y oportunidades del envejecimiento poblacional en la región enfocados en tres ejes: finanzas plateadas, emprendimiento y empleabilidad, y economía del cuidado.
El reto creciente de los cuidados de largo plazo
Ser cuidadora suele ser duro física, mental y económicamente. Cuando hablamos de cuidado, deberíamos ver no sólo el lado de las personas mayores que reciben cuidados. También es fundamental considerar el lado de quienes cuidan que, por lo general, son mujeres. El reto de cuidar se vuelve aún más duro cuando los servicios se ofrecen de forma no remunerada.
La sobrecarga del cuidado no remunerado deteriora la salud física y emocional de las cuidadoras, quienes reportan más estrés, ansiedad y depresión que los hombres. Las cuidadoras remuneradas por su parte, enfrentan bajos salarios, escasa formación, condiciones laborales precarias e, incluso, violencia laboral.
Actualmente, solo el 5% de las necesidades de cuidados de personas mayores en la región recibe cobertura institucional. Ocho de cada diez personas que cuidan no tienen capacitación y el 70% de los cuidadores remunerados ganan el salario mínimo o menos. Además, solo 1 de cada 4 contribuye a la seguridad social.
Los desafíos son claros: mejorar la calidad de vida de las personas mayores, ampliar la cobertura y calidad de los servicios de cuidado y profesionalizar y formalizar los empleos de quienes trabajan en los cuidados. Los gobiernos cumplen un papel central como organizadores y reguladores del cuidado, escalar soluciones sostenibles requiere la participación del sector privado y las organizaciones sociales.
Innovaciones y aprendizajes del foro de economía plateada
Entre las experiencias más destacadas se encuentran las siguientes:
- Registros y plataformas digitales: En Paraná (Brasil), se está implementando un registro oficial de personas cuidadoras junto con un programa de transferencias monetarias dirigido a quienes cuidan de forma no remunerada, con el objetivo de reconocer este trabajo e integrarlo progresivamente al mercado formal. En Costa Rica, la plataforma CUIDAR.CR facilita la conexión entre familias y cuidadores profesionales, mejorando la calidad del servicio mediante la oferta de programas de formación.
- Formación remota para personas cuidadoras: Supercuidadores, en España, es una empresa de capacitación en línea que ha formado a más de 10.000 personas cuidadoras, mejorando su empleabilidad y reduciendo síntomas de estrés y agotamiento asociados a las tareas de cuidar. Ana Care opera en siete países de América Latina, ofreciendo programas virtuales que permiten a las personas cuidadoras compatibilizar su actividad laboral diaria con formación especializada.
- Cooperativas de cuidados: La Cooperativa Suara, en España, actúa como intermediaria entre la oferta y la demanda de cuidados. Cuenta con 5.000 personas empleadas (1.700 son socias) y atienden anualmente a más de 50.000 personas en domicilios, centros de días y residencias. Ofrece a sus trabajadoras formación acreditada, planes de carrera, estabilidad laboral y apoyo social y psicológico. En República Dominicana y Uruguay, las cooperativas han permitido a las personas cuidadoras formalizar su trabajo y promover estándares de calidad, con impactos positivos para quienes cuidan y para las familias beneficiarias.
- Modelos integrales de servicios de cuidado: El Consorcio de Salud y Social de Cataluña ha promovido modelos de atención sociosanitaria, abarcando el envejecimiento activo, la prevención del maltrato, la detección y prevención de la soledad no deseada, entre otros. Este enfoque se plasma en un continuo de atención que articula servicios de salud, atención domiciliaria y cuidados comunitarios. Por su parte, el centro comunitario “Esplai Sagrada Família”, impulsado por la Fundación “la Caixa”, promueve el envejecimiento activo a través de espacios de autogestión y voluntariado de personas mayores, fortaleciendo el sentido de comunidad. Otras iniciativas, como aquellas del Grupo Keralty en Colombia y Adiper en España, incluyen elementos sociales y sanitarios, ofreciendo soluciones adaptadas a las necesidades de las personas mayores.
Cuidados, bienestar y motor económico
El envejecimiento poblacional es un logro que refleja el progreso social y abre una oportunidad única. Impulsar una economía del cuidado que mejore el bienestar de las personas mayores y sus cuidadores, mientras genera crecimiento inclusivo.
Tengo ganas de capacitarme más para poder atender a las personas mayores con más desafíos como el Alzheimer, pero también esperaría que esas capacitaciones hagan la diferencia para mí
Se estima que invertir en este sector podría crear hasta 300 millones de empleos globales como el de María Gabriela, la cuidadora ecuatoriana, para 2035. Tenemos una oportunidad inmensa y ojalá sea algo que permita a los cuidadores y las cuidadoras que crezcan profesionalmente.
Aprovechar este potencial requiere innovación, inversión y colaboración público-privada para construir sociedades más inclusivas y prósperas.
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