En América Latina y el Caribe, las discusiones sobre los programas, políticas y sistemas integrales de cuidados siguen ganando espacio en los debates públicos pues están estrechamente relacionados con los modelos de desarrollo social y económico.
Existe un gran interés en la creación de sistemas que permitan reconocer y remunerar el trabajo que hacen las personas que cuidan de otras, redistribuir las tareas de cuidado para fomentar la reducción de la carga que recae sobre las mujeres, garantizar el acceso a servicios de cuidado de calidad para las personas que los necesitan, y reconocer las necesidades de las personas que varían de acuerdo con su raza, pertenencia étnica, situación de discapacidad, identidad de género y situación migratoria.
Por ello, la División de Género y Diversidad y la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo organizaron el Diálogo Regional de Políticas: “Sistemas Integrales de Cuidados: Impulsando el bienestar, la equidad y la economía en América Latina y el Caribe”, que tuvo lugar en Antigua, Guatemala, el 16 y 17 de julio de 2024.
El grupo de asistentes estuvo conformado por autoridades del más alto nivel entre las que se encontraban la primera dama de Guatemala, seis ministras y ministros de la Mujer y de Desarrollo Social, y cuatro viceministras de los Ministerios de la Mujer y de Desarrollo Social. En total participaron más de cincuenta personas representantes de los gobiernos de 18 países de la región.
Cambios demográficos y sus consecuencias en los sistemas integrales de cuidados
Uno de los grandes temas de discusión asociados a los sistemas integrales de cuidados es el cambio que están atravesando los países en su demografía. Esto, y la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral, demandan una reorganización social e institucional en torno a la provisión de cuidados.
Las personas como centro de los sistemas integrales de cuidados
Gran parte de los intercambios tuvo relación con las personas que requieren cuidados y aquellas que cuidan. Desde esa óptica se analizó la cantidad de horas que dedican las mujeres a labores de cuidado no remunerado y la urgencia de continuar trabajando para avanzar hacia una transformación cultural en los roles de género.
Algunos componentes que están asociados directamente con las personas son los estándares de calidad en los servicios de cuidado, la formación de quienes cuidan, la importancia de la recolección de datos para medir el avance e impacto de las políticas de cuidado, la necesidad de hacer adaptaciones a los modelos de gobernanza local y territorial, y el avance en la expedición de nuevas regulaciones nacionales y locales.
Experiencias locales
En América Latina y el Caribe, no solo hay grandes avances a nivel nacional, sino que también hay excelentes programas de cuidado en las ciudades, municipios y territorios. Algunos ejemplos incluyen el sistema Distrital de Cuidado Bogotá; el proyecto piloto de “Gestión Local de Cuidados en el Corregimiento de Juan Díaz” en Panamá; y el programa Melhor em Casa del Gobierno de Brasil mediante el cual se coordinan los esfuerzos federales y locales para lograr ampliar la oferta de servicios de atención en salud en los territorios del país.
Cinco lecciones del Diálogo Regional de Políticas:
- Una región que crece en cuidados: La región está avanzando a pasos gigantes en la consolidación de sistemas Integrales de Cuidados. Hay múltiples ejemplos de programas exitosos e innovadores que actualmente se están poniendo en marcha no solo a nivel nacional, sino también a nivel local y territorial.
- Cuidados con enfoque interseccional y de género: El diseño de los programas y políticas de cuidado requiere siempre tener en consideración las necesidades tanto de los grupos de población que accede a los servicios de cuidados, así como también de las personas que cuidan. Es necesario también adaptar la oferta de servicios a las necesidades particulares de las poblaciones a partir de un enfoque de género, y las realidades derivadas de la pertenencia étnica, la raza, la situación de discapacidad, la orientación sexual e identidad de género y la situación migratoria.
- Nuevos arreglos institucionales: El proceso de implementación y puesta en marcha de los programas y políticas de cuidado requiere cambios en los modelos de gobernanza y un gran esfuerzo de coordinación interinstitucional e intersectorial, así como la apertura de espacios de participación ciudadana y de las organizaciones de la sociedad civil.
- Formación de las personas que cuidan. La formación es clave para mejorar sus condiciones laborales y su bienestar.
- Recolección de datos e investigación: Es fundamental promover la recolección continua de datos para así poder reconocer el trabajo de cuidado que frecuentemente se invisibiliza, así como para poder medir el impacto de los programas y políticas de cuidados.
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