El inicio de año, cuando los niños están de vacaciones, es un buen momento para incorporar nuevas actividades a nuestra rutina diaria. Más aún si éstas nos ayudan a ser mejores padres y cuidadores, a tener tiempo de calidad y con nuestros hijos y a no perder lo avanzado durante el año escolar.
No necesitamos dedicar una gran parte de nuestro día a estas actividades, pero sí incorporarlas a nuestra rutina y realizarlas todos los días para que se conviertan en hábitos. Recuerda, un hábito es una práctica habitual de una acción o actividad.
Las actividades que te presentamos no son nuevas, ya las conoces, pero muchas veces olvidamos realizarlas. La evidencia nos dice que están asociadas a un mejor desarrollo del niño y le ayuda a construir la caja de herramientas básicas que necesitará a lo largo de su vida. Son actividades altamente interactivas, basadas en interacciones de servir y devolver y que forman parte del cuidado cariñoso y sensible.
- Leer un cuento juntos: Muchas veces a los adultos se nos hace difícil conversar con un niño pequeño, por lo que leer un cuento juntos nos da ideas sobre las que conversar. Se trata de ver juntos las imágenes y conversar sobre lo observado, señalar objetos, nombrarlos y describirlos. A los más grandes, podemos hacerles preguntas, pedirles que imaginen qué acontecerá en el cuento, por qué pasa o por qué pasará, que hagan conexiones entre lo que está sucediendo en las imágenes y sus vivencias y entorno. Además, ¡el cuento lo puedes hacer tú misma!
- Conversar con nuestro niño durante los momentos de cuidado: ¡Aún si es un bebé! La alimentación, el baño, el cambio de pañal, la hora de dormir son momentos valiosísimos para conversar con nuestros hijos. Anticiparle lo que haremos, describir los pasos usando palabras variadas. Hacerle preguntas, nombrar emociones. Responder a sus preguntas o vocalizaciones. Identificar sabores, hacerle notar las diferencias entre limpio y sucio, mojado y seco, frío y caliente, etc. Comparar proporciones y cantidades, conversar sobre la temperatura. ¡Las posibilidades son ilimitadas!
- Jugar juntos en el piso: Date un tiempo para jugar a lo que él o ella quiera. Siéntense en el piso y diviértanse con algún juguete, un objeto seguro o un juguete elaborado por ti. Recuerda seguir su interés, que sea él o ella quien proponga qué quiere hacer con los objetos, si quiere hacer una torre o una casa con las latas o si las quiere poner en fila y tumbar. Pregúntale a qué quiere jugar y sigue su ritmo. Proponte jugar todos los días, si es breve puedes hacerlo en dos momentos del día. Este es el mejor regalo que puedes darle: ¡jugar con él o ella!
- Salir a pasear: Realiza un paseo breve, no necesitas llevarlo a ningún sitio fantástico o especial. No obstante, asegúrate de que sea un paseo dedicado a tu niño. Puedes caminar por la cuadra, por ejemplo. Conversa sobre lo que observan e imaginen historias sobre los lugares que recorren y las personas y objetos que se encuentran por el camino. En última instancia, si tienes que ir a comprar, llévalo contigo, pero haz de la ruta el paseo. El objetivo de tu salida entonces es doble. Explícale lo que ven, a dónde van. Señala y nombra las cosas, lugares, personas, animales, describe lo que ven. Hazle preguntas, responde a sus comentarios o balbuceos. Considera que comprar lo que tienes en tu lista es tan importante como pasear con tu niño.
- Garabatear juntos: En un papel, en la tierra, en una pizarra pequeña, en un cuaderno. Con tizas, el dedo, plumones, crayones. Deja que explore libremente el material y que dibuje lo que quiera. Hazle comentarios sobre su dibujo, no te quedes en el “¡Qué lindo! Qué bien dibujas”. Dile, por ejemplo, “¡Me gustan esos ojos grandes que le hiciste a papá!”. Aun cuando su dibujo te parezca un garabato, ese dibujo representa algo para él o ella. ¡Reconoce su producción! Muestra el dibujo que hizo a los demás miembros del hogar.
Al convertir estas actividades en hábitos, ayudarás a tu niño a consolidar su vínculo de apego contigo, y por lo tanto a confiar en el mundo y en sus capacidades. Lo ayudarás a desarrollar su pensamiento, su capacidad de solucionar problemas, sus habilidades de comunicación, imaginación y lenguaje. Gracias a estos hábitos, tu niño va a ir desarrollando la caja de herramientas que necesitará para desenvolverse en la escuela y en su vida futura. ¡Ayúdale!
¿Realizas estas actividades con tu hijo o hija habitualmente? ¿Tienes otras sugerencias de actividades para compartir con nosotros? ¡Cuéntanos!
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