Un sinfín de conjeturas han circulado sobre los potenciales efectos a largo plazo que tendrá el cambio en la oferta de servicios para la primera infancia debido a la pandemia del COVID-19. Los centros, tanto educativos, como de cuidado, han cesado sus servicios en mayor o menor medida desde inicios del año 2020. Pero ¿qué sabemos realmente sobre las consecuencias que definirán el ciclo de vida de los más pequeños?
Esa fue la pregunta que nos hicimos con un grupo de colegas investigadores. Decidimos usar datos de observación recogidos antes de la pandemia (entre 2004 y 2019) para simular las posibles consecuencias del cierre de los servicios de atención y educación de la primera infancia (ECCE, por sus siglas en inglés). Estos datos incluían información sobre niños y niñas de 196 países, de entre 3 a 5 años de edad. Se calcula que ellos perdieron acceso a ECCE entre marzo de 2020 y febrero de 2021.
Lo que encontramos, no solo es preocupante y dramático, sino que deja a la luz la necesidad urgente de actuar a nivel local, nacional y regional.
Seis consecuencias del cese de servicios para la primera infancia por el #COVID-19:
- Se estima que, en los 196 países estudiados, un total de 167 millones de niños en edad preescolar perdieron acceso a la atención y educación de la primera infancia entre marzo 2020 y febrero 2021 debido a la pandemia del COVID-19.
- Se calcula que las interrupciones en la atención y educación de la primera infancia relacionadas con el COVID-19 provocaron una pérdida de 19.010 millones de días de instrucción por persona.
- Se ha incrementado en 10,75 millones la cantidad de niños rezagados en su desarrollo. Esto quiere decir que se debe reencausar la atención luego de tanto tiempo de pandemia sin servicios.
- Dada la pérdida de horas de formación en la primera infancia, la niñez habrá perdido el equivalente a 14,18 millones de grados de aprendizaje para cuando llegue a la adolescencia.
- Los más pequeños perderán (en valor actual descontado) 308.020 millones de dólares de ingresos cuando lleguen a la edad adulta.
- Las pérdidas previstas en materia de desarrollo y aprendizaje de los más pequeños se concentran en los países de ingresos bajos y medio bajos, lo que probablemente agravará las desigualdades globales de larga data.
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Vale reiterar que estos datos incluyen los cierres desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021. Si los cierres continúan, se podrían agravar las cargas existentes, ya que se prevé que cada mes adicional de cierre supondrá la pérdida de 1.390 millones de días de instrucción por persona, 1,49 millones de niños adicionales que se desviarán de su trayectoria optima de desarrollo, 1,98 millones de grados adicionales de aprendizaje perdidos en la adolescencia y 51.750 millones de dólares adicionales de ingresos perdidos en la edad adulta.
¿Qué significan los datos sobre la interrupción de servicios de desarrollo infantil?
Los datos significan que debemos actuar YA, que cada día perdido para un niño pequeño es un llamado a la acción para los adultos de su entorno. Se deben rever políticas públicas de transición y remediación de estas enormes pérdidas, invertir tanto en la formación de los maestros, como en la infraestructura y los currículos. La calidad de los servicios a la primera infancia debe aumentar y la atención a las necesidades específicas de aquellos más afectados, los pequeños en países de ingresos bajos y medio bajos, debe ser diferenciada.
En conclusión, lo que siempre debe recordarse es que, si bien identificamos estas consecuencias como directamente relacionadas a la primera infancia de la actualidad, la realidad es que estos niños y niñas viven en familias y comunidades. Lo que ellos vivan, vivirá su entorno. El impacto de este rezago se reflejará en el rendimiento escolar, las oportunidades laborales, los ingresos en la adultez, etc. que a su vez influyen en su comunidad. Su futuro, el nuestro, depende de su desempeño, por lo que es inminente actuar para que todos tengamos un futuro inclusivo y exitoso.
Estimadas investigadoras,
Han realizado un excelente trabajo de investigación, que nos puede llegar a ilustrar las consecuencias dramáticas de la pandemia en el desarrollo, aprendizaje y bienestar infantil. Soy seguidora de este blog, como educadora y como académica, y es siempre de mucha utilidad.
Sin embargo, la forma de presentar los resultados en millones -de días, de dólares, de niños- finalmente no nos orienta mucho. También causa confusión que mencionen “una pérdida de 19.010 millones de días de instrucción por persona.”. Quizá el artículo de la investigación entre en los detalles que en esta entrada no es posible hacer. Voy a leerlo. y lo agradezco de antemano.