Argentina tiene una de las grandes historias de éxito de la región en cuanto a incrementos de cobertura previsional. El programa llamado “Moratoria”, que el gobierno aplicó a partir de los años 90 cuando cada vez había más gente mayor que quedaba desprotegida, abrió las puertas de una pensión a grupos especialmente vulnerables como mujeres con un historial de contribución insuficiente. Bajo este sistema, durante un periodo transitorio, todos los trabajadores en edad de retirarse (65 para los hombres y 60 para las mujeres) tenían derecho a recibir a una pensión, hubieran o no contribuido a la Seguridad Social durante los 30 años que requería la ley.

El resultado es claro: Dos millones de personas pasaron a cobrar pensión, y la cobertura pasó del 68% en 2003 al 90% en 2010. El gráfico da cuenta de este crecimiento espectacular.
Sin embargo, todo lo bueno cuesta dinero. En este caso, un 2% del PIB anual. Para tener datos comparables: Argentina gasta un 2,5% del PIB en su sistema de salud primario y un 5,6% en educación.En el BID estamos convencidos que la cobertura universal en pensiones es un objetivo alcanzable. La experiencia de Argentina lo demuestra. La manera de llegar a la cobertura universal va a ser específica para cada país, pero todas las reformas que se pongan encima de la mesa van a tener que plantear preguntas como:
- ¿Es una reforma fiscalmente responsable ahora? ¿y dentro de 50 años?
- ¿Servirá para aumentar el ahorro o para reducirlo?
- ¿Creará más empleo formal o convertirá a la informalidad en la opción más atractiva?
- ¿Es justa con la generación actual de trabajadores? ¿Y para las futuras generaciones?
A estas y más preguntas intentaremos responder en una publicación en preparación sobre este tema que estará disponible en 2013.
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