¿Qué implica ser mujer y trabajar en el sector turístico?
Los testimonios nos indican que al turismo se llega de muchas maneras, y estando en él, también se da “muchas vueltas”. Maira, una mujer indígena kichwa de Napo, en Ecuador, comenzó en el turismo a los 33 años. Tras dedicarse al cuidado del hogar, ser cocinera y trabajar en una hacienda, inició como camarera en un ecolodge. Pasó rápidamente a ayudante de cocina y luego, gracias a sus capacidades y a que le dieron la oportunidad, ascendió a chef principal pues “cocinaba todo rico”.
Desafortunadamente, este rol no era compatible con el cuidado de sus hijos y tuvo que renunciar. Ahora dirige experiencias gastronómicas en un emprendimiento comunitario, ganando menos, pero “con más tiempo para ver a sus niños, compartir con la comunidad y conversar con los turistas”.
La historia de Maira refleja algunos de los desafíos para las mujeres en el sector turístico ecuatoriano. Una investigación cualitativa y cuantitativa realizada por el BID y la Universidad del Rosario entre 2022 y 2023, encontró que las mujeres suelen experimentar condiciones laborales desfavorables en este sector: trabajan más, ganan menos y ocupan oficios poco cualificados. En este blog te contamos algunas oportunidades para reducir la brecha de género en el sector turístico.
Las mujeres trabajan más, pero reciben menores sueldos
En el sector turístico, el empleo es inestable y en particular, el trabajo femenino es menos valorado. Las mujeres, en general, enfrentan más dificultades para acceder a cargos directivos y puestos de mayor cualificación. Dentro de los 100 establecimientos encuestados, el 13,4% de los hombres ocupan cargos de administrador, frente al 3,7% de las mujeres. Las mujeres ocupan un 41,2% de los cargos polifuncionales (mantenimiento, aseo y servicio al cliente entre otros) versus el 28,4% de los hombres. En roles de aseo y limpieza, la presencia de mujeres es de un 10,6% y la de los hombres, apenas un 2,6%. Esta segregación laboral se relaciona con desigualdades salariales: el salario promedio de las mujeres es US$80 menor que el de los hombres, debido a los cargos que ocupan.
Sin embargo, aunque ganan menos, las mujeres trabajan más horas. Los cargos polifuncionales trabajan en promedio 43 horas a la semana, 4 más que las áreas administrativas. Esto dificulta la permanencia de las mujeres en el empleo debido a la extenuante jornada laboral, el trabajo en “horas no sociales” y los “patrones de turnos impredecibles”. Adicionalmente, las mujeres en Ecuador asumen una sobrecarga de cuidado no remunerado, dedicando en promedio 31 horas semanales frente a 11,3 horas de los hombres. Lo anterior obstaculiza su desempeño en ocupaciones con horarios extensos, como el turismo. La decisión de aceptar o abandonar un empleo a menudo depende de cuánto puedan equilibrar la autonomía económica con el cuidado del hogar, una tendencia que enfrentan las mujeres en América Latina. Por ejemplo, la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres en familias con niños menores alcanza hasta 40 puntos porcentuales.
¿Dónde se pueden revertir las tendencias de desigualdad laboral en el sector turístico?
La situación en el turismo no es homogénea; por el contrario, algunos nichos pueden tener un mayor potencial de revertir las tendencias de desigualdad de género y promover la inclusión. A continuación, algunos ejemplos:
- Turismo comunitario. Diversas iniciativas de turismo comunitario en la Sierra y Amazonía facilitan una mayor participación de mujeres en cargos administrativos, gerenciales y de toma de decisiones. Esta participación consecuentemente reduce las brechas salariales. Este tipo de establecimientos tienen todavía espacio para mejorar sus encadenamientos y fortalecer su modelo de negocio hacia uno que incremente sus ingresos.
- Prácticas de inclusión. Para el estudio se calculó un índice de inclusión con ocho prácticas que favorecen la participación femenina en el empleo, tales como igualdad salarial, apoyo al cuidado, prevención del acoso, apoyo en casos de violencia intrafamiliar, entre otras. En los establecimientos con alto índice de inclusión hay un mayor porcentaje de mujeres empleadas: 53% versus 43,6%. Además, los tiempos de trabajo parecen ser más equitativos entre los diferentes cargos desempeñados por hombres y mujeres. Sin embargo, aún existen oportunidades de mejora para estos establecimientos: se identificó que las mujeres reciben menos ingresos en los mismos, en comparación con los establecimientos de bajo índice de inclusión.
- Prácticas de sostenibilidad. Los hoteles que implementan prácticas de sostenibilidad ambiental pueden generar mayores beneficios para las mujeres. Aquellos establecimientos con alto índice de sostenibilidad presentan mejor remuneración y calidad del empleo. Este índice se basa en 13 prácticas de manejo ambiental sostenible: separación de residuos; reciclaje; compostaje; uso de productos ecosostenibles; reducción de plásticos de un solo uso; protección del aire y el clima; gestión de recursos hídricos y aguas residuales; protección del suelo, aguas subterráneas y superficiales; reducción del ruido y las vibraciones; protección de la biodiversidad y los ecosistemas terrestres; reducción en el desperdicio de alimentos; medición de gases de efecto invernadero.
En promedio, las mujeres que trabajan en estos hoteles ganan US$28 más y presentan un índice de calidad del empleo 8 puntos porcentuales superior al de trabajos en alojamientos menos sostenibles. La calidad del empleo se mide respecto a indicadores de satisfacción, estabilidad y flexibilidad.
Promoviendo la igualdad de género en el sector turístico
Ante estos desafíos y oportunidades, en el BID diseñamos una propuesta técnica de Turismo Violeta que pudiera proyectarse como una política pública del país para reconocer las necesidades de las mujeres trabajadoras, emprendedoras y viajeras. Este camino implica avanzar por lo menos en cuatro ejes: i) diseño y operación de productos turísticos inclusivos; ii) fortalecer las organizaciones para implementar los procesos administrativos y estratégicos del turismo violeta; iii) mejorar las cadenas de valor tanto en el segmento de compras y proveeduría como en el de distribución y comercialización; iv) promover la demanda de viajeros interesados en este nicho.
Por lo tanto, en 2023 desarrollamos tres pilotos para fortalecer estos productos en los Centros de Turismo Comunitario Sinchi Warmi (Napo), La Moya (Chimborazo) y Dos Mangas (Santa Elena). También apoyamos la planificación y gestión de modelos comunitarios de negocio, y la comercialización de estas experiencias con operadores turísticos.
En marzo de 2024 iniciamos el trabajo con diez organizaciones para diagnosticar brechas de género y elaborar planes de acción para la igualdad de género. Esto coincide con los hallazgos principales del estudio que destacan que la implementación de políticas de igualdad mejora las condiciones de las mujeres en el sector turístico. El proyecto continuará implementando acciones en la Amazonía con iniciativas turísticas asociadas a las cadenas de valor de la bioeconomía, dado el amplio potencial de los establecimientos sostenibles para mejorar ingresos y calidad del empleo femenino.
Próximamente, descarga nuestra publicación sobre turismo con perspectiva de género y conoce más sobre el estudio.
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