Sabemos que el crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado laboral de América Latina se ha desacelerado significativamente desde comienzos de los años 2000, después de más de medio siglo de crecimiento fuerte y sostenido. También sabemos que esta desaceleración ha sido más marcada para las mujeres más vulnerables, especialmente aquellas con bajo nivel educativo, que residen en áreas rurales, con cónyuges de bajos ingresos o con hijos pequeños. Pero lo que todavía no tenemos claro es qué factores están detrás de este llamativo fenómeno.
Una de las explicaciones más probable es, a la vez, la que parece más paradójica: que el estancamiento de la participación laboral de las mujeres es consecuencia de la inusual expansión económica experimentada por América Latina en los años 2000.
Si bien es cierto que el crecimiento económico puede alentar el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo ante más y mejores perspectivas laborales y salariales, también puede mejorar las condiciones de empleo e ingresos de los demás miembros de la familia y asimismo llevar a una reasignación de las responsabilidades del hogar. Si los roles tradicionales de género siguen vigentes, tal como parece ser el caso en la región, es de esperar que algunas (o muchas) mujeres decidan posponer su entrada al mercado de trabajo como respuesta a la mejor situación económica.
En un reciente documento de trabajo del BID con Leonardo Gasparini y Pablo Gluzmann, encontramos que la tasa de actividad laboral de las mujeres en América Latina, a pesar de estar positivamente asociada al crecimiento económico a largo plazo, se comporta en forma contracíclica. Es decir, grandes expansiones a corto plazo del Producto Interno Bruto están asociadas con reducciones en la oferta laboral femenina, especialmente entre las mujeres casadas (ya sean en uniones formales o consensuales), con bajo nivel educativo, que viven en áreas rurales y en hogares de bajos ingresos. Estos resultados sugieren que el comportamiento de gran parte de las mujeres en América Latina todavía responde a la división tradicional de roles de género. Además, parte de este comportamiento contracíclico se debe a las fluctuaciones del desempleo masculino: cuando el “hombre de la casa” consigue trabajo durante la expansión económica, la mujer puede dejar de trabajar afuera.
Otro resultado interesante del trabajo es que la gran expansión en la cobertura de los programas de transferencias monetarias condicionadas, generalizados en toda América Latina a partir de los años 2000, también se asocia con la reducción de la participación laboral femenina. Este resultado refuerza la hipótesis de que las mujeres deciden retrasar su ingreso al mercado laboral debido a un mayor ingreso no derivado del trabajo y al tiempo requerido para cumplir con las condiciones asociadas con estos programas.
Estos hallazgos pueden ayudar a explicar las razones detrás de la desaceleración de la participación laboral femenina en la región. El hecho de que la oferta laboral de las mujeres se mueva en dirección opuesta al ciclo económico sugiere que la reciente desaceleración podría ser transitoria. Bajo estas circunstancias, la desaceleración sería una respuesta natural ante un contexto económico más próspero y no necesariamente tendría una connotación negativa. Sin embargo, las mujeres que decidan permanecer fuera del mercado laboral durante algún tiempo podrían sufrir pérdidas de productividad que reduzcan sus chances de trabajar en el futuro, independientemente de las condiciones macroeconómicas. Además, este comportamiento podría significar un fortalecimiento de los roles tradicionales de género en el hogar, afectando negativamente las perspectivas de participación de las mujeres a largo plazo. Esta visión más pesimista es particularmente relevante en el contexto actual, en donde algunas economías de América Latina padecen ciertos desequilibrios económicos que amenazan sus perspectivas de crecimiento.
LUZ ANA VIENA VASQUEZ Dice
Como mujeres en ALC, hemos alcanzando grandes logros como es la igualdad de oportunidades (que ahora está en papel o palabras y que no se cumple en su totalidad en los hechos); leyes en contra de la violencia a la mujer entre otros; pero pesa más sobre nosostras las mujeres, la responsabilidad de la crianza de los hijos, más aún si estos son pequeños. La mujer es la que sacrifica el rol productivo por su rol reproductivo. En ese sentido, las mujeres dejamos de trabajar por completo o trabajamos a tiempo parcial por amor a nuestros hijos; más aún en las ciudades se va reduciendo el servicio de mujeres que hacen labores domésticas o si hay el pago por los servicios ya no está al alcance de los hogares. Los Gobiernos, deben facilitar programas de brindar servicios de calidad de cunas, nidos y en los jardines de infancia, se evalué un programa en donde puedan permanecer mayor tiempo hasta que los padres puedan recogerlos. En ciudades, muchas veces el centro de trabajo se encuentra tan lejos para poder alcanzar recoger a los hijos en tan solo una hora de break(almuerzo) que brindan las instituciones o empleadores.
Es mi comentario personal, lo que he vivido y he podido observar.
Sherna Alexander Benjamin Dice
Thank you for this piece and for encouraging conversations in this area. This is a very interesting article and I appreciated your point of views as you highlighted such things as “education, conditional cash transfers and traditional gender roles”
As a Social, Gender and Economic Justice Advocate whose primary work is in the areas of Gender-Based Violence Prevention and Elimination, Conflict Transformation and Peacebuilding and Democratic Governance I found that violence against women is also a leading factor when it comes to women’s labor participation. Also the deep-rooted systemic and institutionalized structures of traditional gender roles which creates social norms and guide attitudes and behaviors negatively hinders and even retards women’s advancement, autonomy and rights.
Educational limitations and levels especially for women in rural and socioeconomically deprived communitiesseverely affect women’s labor participation, undemocratic practices within the home, community and wider society which violates women and girls human rights and autonomy is also a factor including sexual and reproductive health challenges.
The lack of investing in women to become entrepreneurs is also a huge factor. Women often lack the financial support and training in this area as many financial systems bureaucratic procedures and processes are averse to women as a simple thing as a savings account has proven to be challenging for most women.
Many countries in Latin America and the Caribbean do not have adequate support and response mechanisms or policies in place to adequately respond to the needs of women and girls in a humane manner especially those affected by violence. Support to help women achieve a sustainable life, access to education and support to successfully achieve the educational pursuits is grossly lacking.
Working with women political aspirants is also a crucial factor and providing women who aspire for political office with the relevant, skills, tools and training including technical support and linking them with networks in this area equipping and affording women not only the opportunity but the right to gain a seat at decision-making tables.
Embarking on a series of discussions around the topic of women’s labor participation and looking at all possible factors including social research in Latin America and the Caribbean is pivotal for the progress, social development and sustainability of the region and will aid in the development of relevant policies, laws and programs with tangible outcomes as we move towards the 21st century.