Por Susan Kolodin*
Para muchas mujeres en Mesoamérica el embarazo y el parto son experiencias que no les pertenecen sólo a ellas o a sus parejas. Es un asunto de familia en el que su opinión a veces tiene poca o ninguna influencia sobre decisiones que afectan directamente a su vida y a la de su bebé. Iranelda es una de ellas.
Mesoamérica es una de las regiones con mayor inequidad del mundo, lo que se manifiesta entre otras muchas cosas en altos índices de mortalidad materna e infantil en las comunidades rurales e indígenas.
Las diversas barreras (geográficas, socio-culturales, económicas) que existen entre las futuras madres y la atención médica están documentadas, pero hasta ahora no conocíamos el contexto sociocultural en el que se toma la decisión sobre la utilización o no de los servicios de salud durante el embarazo y el parto, ni quiénes influyen en ella.
Lo que ha encontrado un estudio desarrollado en el marco de la Iniciativa Salud Meso América 2015 en cinco países de la región –Guatemala, México, Panamá, Nicaragua y Honduras-, es que las redes sociales de apoyo a las mujeres embarazadas están formadas casi exclusivamente por miembros de la familia.
En Guatemala y Chiapas (México) el cónyuge, la madre y la suegra de la mujer embarazada deciden el lugar del parto. A veces la opinión de una partera que tiene vínculos estrechos con la familia es tomada en cuenta, pero el poder que estas mujeres tienen dentro de la comunidad rara vez se convierte en acceso pleno a los servicios de salud. La propia mujer embarazada tiene poca influencia en estas decisiones.
En Panamá, Nicaragua y Honduras las mujeres embarazadas participan de forma más activa, generalmente junto con sus cónyuges, de las decisiones sobre el lugar del parto. En estos países los actores comunitarios, tales como brigadistas y promotores, también tienen influencia en las decisiones que se toman. En Panamá, en la Comarca Guna Yala, miembros de la comunidad como el guía espiritual o el médico tradicional tienen influencias profundas en la toma de decisiones. En la Comarca Embera-Wounann, sin embargo, los miembros de la comunidad tienen poca o ninguna influencia y la decisión se toma en el seno de la familia.
Por eso, para poder desarrollar programas de salud materna más efectivos es importante entender la realidad compleja en la cual las personas hacen sus elecciones. En vez de considerar a la mujer embarazada como un individuo que toma decisiones de manera autónoma, hay que tener en cuenta que son miembros de una red social y que hay diferentes actores, con raíces socio-culturales e históricas, que influyen en las decisiones que se toman.
Aunque puede parecer obvio, este conocimiento permitirá a los Ministerios de Salud de Mesoamérica elaborar estrategias de salud materna infantil más efectivas, que involucren a los miembros más influyentes de las redes sociales, en apoyo de mujeres como Iranelda, a pesar de su silencio.
*Susan Kolodin es Especialista Líder en la División de Protección Social y Salud del BID
Leave a Reply