El Movimiento Paralímpico nació en el hospital de Stoke Mandeville, Reino Unido, en 1948 con el objetivo de integrar a víctimas heridas en combate en la II Guerra Mundial. Sir Luwig Guttman, neurocirujano judío que había huido de la Alemania nazi, entendió que la rehabilitación médica mediante el deporte podía conseguir un fin fundamental: “hacer de las personas con discapacidad ciudadanos pagadores de impuestos”.
68 años más tarde, el 7 de septiembre de 2016, se inauguraron los Juegos Paralímpicos de Rio 2016, primeros celebrados en Latinoamérica, con una participación de 160 países y casi 4500 atletas. El escenario ya no era un hospital, sino el mítico estadio de Maracaná donde 80,000 personas quedaron atónitas cuando Aaron “Wheelz” Fotheringham se deslizó desde la cubierta superior del estadio hasta una rampa, donde a toda velocidad realizó un salto mortal con su silla de ruedas para dar inicio a la ceremonia.
El viaje de los Juegos Paralímpicos ha ido evolucionando de la mano de la manera en la que entendemos la discapacidad.
En 2006, la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, definió la discapacidad como la interacción entre una persona con una limitación y un entorno en el que se presentan barreras; físicas y actitudinales. Es decir, no se trata de un problema de la persona que tiene una limitación, sino de una cuestión de derechos y responsabilidad social de todo ciudadano y de cualquier gobierno.
En este sentido, les pongo un ejemplo: todo el mundo razonable entiende que el racismo no es un problema de una persona que tiene un determinado color de piel o creencia religiosa; sino un problema social de intolerancia y falta de respeto a otro ser humano. ¿Entendemos la discapacidad de la misma forma, desde un punto de vista social y de derechos?
Para que la respuesta a esta pregunta sea sí, desde la Fundación Agitos, trabajamos para promover a los atletas paralímpicos como embajadores de las personas con discapacidad, ya que cuentan con un escenario único para inspirar al mundo y mostrar su potencial—que puede ser extrapolado a otros sectores de la sociedad, como al mercado laboral—y promover la inclusión plena de este colectivo. Por ejemplo, hoy en Reino Unido trabajan 3.85 millones de personas con discapacidad, un millón más que hace 5 años antes de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) junto a la Agencia de Cooperación Presidencial de Colombia (APC Colombia) y Coldeportes, creyeron en el mensaje de inclusión de la Fundación Agitos, y decidieron apoyar el proyecto En sus Marcas, Listos…Inclusión, cuyo objetivo es fomentar la inclusión social del colectivo a través de la práctica deportiva.
Más de 300 paraatletas, 250 líderes comunitarios, 60 entrenadores y los Comités Paralímpicos Nacionales (CPNs) de Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Colombia y Perú, como países beneficiarios, forman parte de esta iniciativa que ya cuenta con resultados importantes. Entre estos, destaca el tremendo impacto que el deporte ha tenido en la vida de atletas como Daniel Chavarría, un muchacho de 17 años de San Sebastián de Yalí, Nicaragua. Daniel presenta una limitación en su brazo izquierdo fruto de una fractura que nunca pudo tratarse por falta de atención médica. Tras haber sufrido rechazo y exclusión y haber llevado una vida de privación y pobreza, hoy se está convirtiendo en un líder de su comunidad y está animando a otros chicos con discapacidad a hacer deporte. Hoy es tratado con respeto. Ha representado a su país en competencias deportivas, ha viajado a Colombia y a Ecuador con el programa—es de hecho la única persona de su comunidad que se ha subido a un avión. Y, más allá, ha logrado que entiendan la discapacidad de diferente manera. Historias como estas se repiten en los cinco países que abarca el programa.
Otro impacto poderoso, son las reformas de las leyes del deporte que el proyecto ha impulsado. En el Perú y en Colombia, por ejemplo, se adecuaron las legislaciones deportivas para asegurar la integración y plena participación de las personas con discapacidad en esta área. A esto se unen las conversaciones existentes con los Ministerios del Deporte en El Salvador y Nicaragua y la tramitación parlamentaria para una reforma en Ecuador.
La Fundación Agitos también a través de planes de fortalecimiento de los Comités Paralímpicos Nacionales está apoyando los esfuerzos locales para implementar la eficacia y eficiencia de estas instituciones, impulsando cambios legislativos fundamentales para garantizar la sostenibilidad del impacto del proyecto, que beneficiará a millones de personas con discapacidad en los cinco países.
Estas modificaciones de las leyes del deporte reconocen a los Comités Paralímpicos Nacionales al mismo nivel que los Comités Olímpicos Nacionales, como el órgano del gobierno para el deporte para personas con discapacidad, eliminando las federaciones deportivas por discapacidad, reconociendo las federaciones deportivas del sistema paralímpico e incluyéndolas en el sistema nacional del deporte. Esta modificación no solo busca promover el acceso de más personas con discapacidad a la práctica deportiva y el aumento de los recursos públicos, sino que también implica un paso más hacia la modificación de esquemas tradicionales centrados en la discapacidad hacia la diversificación de la oferta deportiva para todos los colectivos.
De esta manera estamos abonando las oportunidades para que las personas con alguna limitación desarrollen todo su potencial y derriben las barreras que impiden su pleno acceso a la educación, sanidad, mercado de trabajo y cualquier otra actividad ciudadana.
María Sandra Aun Dice
Es un gusto poder leer esta información y que organismos como el BID, procuren cada día propender a una sociedad inclusiva