¿Cuántos de ustedes pueden recitar el Teorema de Pitágoras? Apostamos a que muchos de ustedes ya no lo recuerdan. ¿Y saben qué? No importa. Estamos seguros de que les va bien en la vida. Porque, si se les olvida alguna fórmula o hecho, simplemente lo buscan en Google. Por otro lado, si no supieran pensar de forma crítica para resolver problemas, estarían en un grave problema, ya que no hay forma de ampliar sus habilidades de resolución de problemas buscando en Google.
Irónicamente, en toda América Latina y el Caribe, las aulas se organizan en filas rectas y los niños copian y memorizan fórmulas y datos que el profesor escribe en la pizarra. El enfoque pedagógico es Tiza y Charla, o Instrucción Centrada en el Profesor.
El reconocimiento a un programa que busca mejorar la calidad de la educación
Esta semana, entre los cientos de proyectos de un amplio rango de sectores, un proyecto que pretendía abandonar la práctica de la tiza y la charla en las aulas ha sido reconocido con el prestigioso Premio Superhéroes del Desarrollo del BID. El premio, que se concede al Programa de Mejora de la Calidad de la Educación (Education Quality Improvement Program – EQIP), es un reconocimiento de que cambiar la pedagogía en nuestras aulas es una buena inversión. El aprendizaje mejora cuando se capacita a los profesores para que abandonen la instrucción pasiva, con clases magistrales y no presenciales, en favor de un aprendizaje interactivo centrado en la comprensión profunda.
La memorización es la forma más baja de aprendizaje
El problema del enfoque de aprendizaje de Tiza y Charla es que la memorización es la forma más baja de aprendizaje. Aunque la memorización es la forma de aprendizaje adecuada para las tablas de sumar, restar y multiplicar, el aprendizaje memorístico no debería ser la práctica pedagógica principal en nuestras escuelas. De hecho, la memorización puede llegar a crear barreras en la mente que impidan explorar y pensar de forma crítica y avanzar hacia formas de aprendizaje más elevadas. Según la Taxonomía de Bloom sobre cómo aprendemos, esas formas superiores de aprendizaje incluyen la capacidad de: explicar ideas y conceptos; aplicar la información a nuevas situaciones; establecer conexiones entre ideas; justificar una postura; y, en el nivel más alto de aprendizaje, producir nuevos trabajos originales.
Para resolver este problema de la dependencia generalizada de la memorización en las aulas de nuestra región, no basta con invertir en más capacitaciones para los profesores. Si seguimos capacitándolos de la misma manera que siempre, ¿cómo podemos esperar que el aprendizaje mejore?
Esta era la situación en Belice cuando se diseñó el Programa de Mejora de la Calidad de la Educación (EQIP). A los profesores se les enseñaba a enseñar de la forma en que a ellos mismos se les había enseñado. Aunque recibían charlas anuales sobre la pedagogía centrada en el alumno, esto no era suficiente para que cambiaran sus propias aulas. En el pasado, cualquier visita a la clase que recibía un profesor era para inspeccionarla y calificarla. Con el EQIP, por primera vez, los profesores recibían visitas periódicas de formadores en sus propias aulas para modelar la enseñanza centrada en el alumno, proporcionar comentarios constructivos y ayudar a los profesores a desarrollar sus habilidades docentes. Todos los profesores del EQIP participaron en un programa de certificación de dos años para asegurarse de que realmente habían interiorizado la nueva forma de organizar sus aulas centrada en el alumno.
Si usted visita una clase de EQIP, los niños trabajan en colaboración para formular y probar hipótesis, indagar sobre el mundo que les rodea y aprender a resolver problemas. Todo ello bajo la dirección del profesor, que ya no es la fuente de contenidos, sino el facilitador del aprendizaje. El proyecto EQIP ayudó a los profesores a mejorar no sólo sus competencias pedagógicas, sino también las de contenido. Los profesores del EQIP mejoraron, pasando de una media de D a una B en matemáticas en el examen de primaria, al que se presentan todos los alumnos al final de su educación primaria. Los demás profesores no mejoraron. Entre los estudiantes, en comparación con el grupo de control, las ganancias de aprendizaje en matemáticas fueron equivalentes a 9 semanas adicionales de instrucción, o el 22% de un año académico, sin añadir ningún tiempo adicional en el aula. En ciencias y lengua, las ganancias equivalen a unas 16 y 14 semanas adicionales de instrucción. La evaluación del proyecto muestra que los beneficios de aprendizaje conseguidos por cada 100 dólares invertidos en un estudiante son rentables en comparación con otros tipos de inversiones en educación.
Así que la próxima vez que se sienta mal por buscar en Google una fórmula o un dato olvidado hace tiempo, no se preocupe. Al final, lo que importa es su capacidad de pensamiento crítico.
Emma Näslund-Hadley y Neulin Villanueva
¿Conocías las barreras que tiene la memorización para el aprendizaje? ¡Déjanos un comentario!
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