Asegurar la promoción del desarrollo infantil en el entorno del hogar es esencial para que los niños crezcan potenciando sus habilidades. Esto es especialmente importante dadas las circunstancias en que se encuentran muchos centros de cuidado por la pandemia del COVID-19. Dicho esto, sabemos poco sobre cómo implementar programas de trabajo con familias a escala. Si bien los ensayos de eficacia de programas de visitas domiciliarias han demostrado su potencial para generar cambios en las prácticas de crianza en los hogares y promover el desarrollo infantil, su implementación es costosa y representa un reto para los sistemas locales. Dadas las solicitudes, tanto de organismos internacionales como de hacedores de políticas de ampliar este tipo de intervenciones, se necesitan guías basadas tanto en experiencia como en evidencia que orienten su implementación—si bien manteniendo en lo posible la fidelidad con relación a la intervención original, cuya efectividad sí ha sido probada.
Trabajo en grupo o visitas a domiciliarias
Una estrategia para escalar los programas de trabajo con familias es implementarlos a través de sesiones grupales en lugar de visitas domiciliarias individuales. Por lo general, trabajar en grupo es menos costoso dado que varias madres (o cuidadores) y niños participan de las sesiones en simultáneo. Además, pueden resultar en impactos mayores ya que los beneficiarios tienen la posibilidad de aprender de las interacciones y sinergias dentro del grupo. Esto también puede aumentar su motivación y participación.
Por otro lado, la implementación es más complicada porque los facilitadores deben trabajar con niños de diferentes niveles de desarrollo y relacionarse con varias madres al mismo tiempo lo que dificulta ‘adaptar’ la intervención a las necesidades de cada participante. Al mismo tiempo, dado que el costo de traslado a la sesión grupal recae en la familia y que el horario es menos flexible que en la visita al hogar, la participación y adherencia a la intervención pueden ser menores. No existe evidencia que compare los efectos de las sesiones grupales con los de las visitas domiciliarias y, en consecuencia, muestre cuáles de estos efectos es más dominante.
Por ello, realizamos un estudio con 1449 madres y sus bebés de 7 a 16 meses en 192 comunidades rurales de Odisha, India. El objetivo fue comparar la eficacia de la misma intervención—el conocido modelo de Jamaica o Reach Up que promueve interacciones a través del juego—implementada en sesiones grupales de una hora y media con siete u ocho díadas cuidador-niño o mediante visitas domiciliarias individuales de una hora de duración. Ambas intervenciones se implementaron durante 24 meses. La implementación estuvo a cargo de mujeres de la comunidad contratadas y capacitadas por la ONG Pratham y miembros del equipo investigador.
Resultados del estudio en Odisha, India
Los resultados mostraron impactos muy similares en el desarrollo cognitivo y de lenguaje de los niños que fueron asignados aleatoriamente al grupo que recibía visitas individuales en el hogar y de los niños asignados aleatoriamente al grupo que participaba en sesiones de grupo con relación a los niños en el grupo de control. La gran diferencia se dio en el costo. Las sesiones grupales costaron USD 38.00 por niño al año mientras que las visitas domiciliarias tuvieron un costo de USD 135.00 por niño. Esto implica un aumento de más del triple en los rendimientos de la inversión con las sesiones de grupo, ofreciendo un modelo más escalable.
Modalidades de acompañamiento familiar en América Latina y el Caribe
Sería interesante indagar si estos resultados se replicarían en América Latina y el Caribe dadas las diferencias culturales con la India. La pertinencia de intervenir de forma individual o grupal puede variar de acuerdo con las costumbres sociales y el estilo de vida. Por ejemplo, no en todos los territorios, las madres se sentirían más cómodas compartiendo con otras madres que en la privacidad de su hogar—aunque sus compañeras fueran del mismo barrio o centro comunitario.
Los grupos también pueden resultar más adecuados para la atención a mujeres embarazadas, madres con bebés de pocos meses, fáciles de transportar, o con niños de tres o más años, quienes ya empiezan a interactuar con otros niños de su edad. De la misma forma, la densidad poblacional y los contextos rurales y urbanos son diferentes y habría que estudiar en qué medida esto influye en los niveles de participación y en la efectividad de las sesiones grupales. Incluso el transporte de las madres a los encuentros grupales debería tenerse en cuenta ya que, sin duda, tendrá un peso a la hora de participar.
¿Conoces prácticas que puedan ser comparadas a las del estudio en India? ¿Cuál crees que serían los resultados de una evaluación similar en tu comunidad dada la situación sociocultural? Queremos leer tus respuestas, compártelas en la sección de comentarios más abajo.
Cuentos De Hadas dice
Había leído algo con respecto a este tema, aunque lamentablemente no es posible instaurar ninguna de las dos propuestas en mi comunidad. Si pudiera me encantaría que se llevaran a cabo visitas al hogar para ayudar a muchos padres de familia, aunque el costo representa un gran obstáculo.
Por otro lado, lo de los grupos me deja que pensar, después de todo seguimos en pandemia y no todos quieren arriesgarse. Por no mencionar la diferencia de horarios para coincidir.
Marta Rubio-Codina dice
De acuerdo con todas estas reflexiones. Ciertamente, no es el momento más adecuado para las sesiones grupales. En la región, las sesiones grupales de los programas de trabajo con familias están canceladas dada la situación de pandemia. Se están llevando a cabo algunas visitas domiciliarias de forma presencial pero, en su mayoría, la atención se está prestando de forma remota a través de canales alternativos como la llamada, videollamada, etc. Próximamente vamos a publicar una nota sobre estas modalidades de atención híbridas. Por el momento, puedes consultar la respuesta de los servicios de primera infancia en la región aquí: https://www.iadb.org/es/social-protection/desarrollo-infantil/covid19-respuesta-regional. Muchas gracias por leernos y por compartir con nosotros.
MARIA CLAUDIA MARINA MARTINEZ MARTINEZ dice
He tenido la oportunidad de coordinar tanto sesiones con familias como visitas a los hogares, y mi impresión es que las primeras promueven más riqueza tanto para el desarrollo infantil, como para el desarrollo humano de las madres y los padres de familia, y la vida comunitaria. Sin embargo, la pandemia ha venido a cambiar nuestras posibilidades y aunque se icrementan desproporcionadamente los costos, creo que puede manejarse mejor en lo sanitario la visita domiciliaria y debiera ser la estrategia que se implemente para acompañar a los niños en su desarrollo integral.
Marta Rubio-Codina dice
Muchas gracias por tu reflexión María Claudia. Efectivamente, ambas alternativas tienen sus más y sus menos. Coincido contigo en que es importante reflexionar acerca del contexto para elegir la alternativa más adecuada en cada caso. Gracias por leernos y compartir tu experiencia. Saludos y muchos éxitos.
Cristina Ajpacajá dice
Hola Marta para comentarte que es impresionante el impacto que las intervenciones con la primera infancia generan, en Guatemala realizamos un estudio similar al de la India, con el Proyecto Nuestros Niños Sanos y Listos financiado por el Banco Mundial, ejecutado por ChildFund y sus socias locales, en él se trabajaron dos intervenciones una grupal llamada Ventana de la vida que es propia de ChildFund con 2,833 familias, que consiste en reuniones quincenales de un grupo de 12 a 15 madres cuidadoras con su bebe, las cuales se reúnen en un espacio comunitario y por otro lado las visitas domiciliarias aplicando Reach Up and Learn, también con visitas domiciliarias de manera quincenal a 1,673 familias. Los hallazgos de la línea de base fueron: 1% de los hogares tienen libros infantiles, el 8% de los padres les leen a sus hijos, el 11% tiene juguetes para empujar/tirar y un 78% considera que no puede influir cuando comienza a hablar el niño. Por ello con las intervenciones se logró una mejor interacción entre madres e hijos, un mayor entendimiento por parte de las madres, padres y cuidadores sobre la importancia del desarrollo integral de las niñas y niños, se fortaleció el liderazgo de las madres guías (voluntarias) a nivel comunitario para guiar a las familias a brindar un cuidado cariñoso y sensible, se logró la participación de las familias en ambas modalidades, ya que en la evaluación de impacto se logró evidenciar que el proyecto tiene un impacto positivo en el desarrollo cognitivo de los niños y que las sesiones grupales son levemente más costo efectivas. “Puedes encontrar información de este proyecto y de un nuevo proyecto que le da continuación en http://www.juega-conmigo.org“
Marta Rubio-Codina dice
Querida Cristina, muchas gracias por tu nota y por contarnos sobre la experiencia en Guatemala. La conozco y es realmente maravilloso que estéis fortaleciendo las prácticas de crianza en los hogares y logrando promover interacciones y un mayor entendimiento del importante rol que tienen los padres y cuidadores en la promoción del desarrollo de sus hijos a través del juego y de un cuidado sensible y cariñoso. Muchas gracias nuevamente por compartir vuestro trabajo. Os deseo muchos más éxitos. Por favor, síguenos contando!