Luego de más de dos años de pandemia, hoy sabemos que es posible prestar servicios de primera infancia mediante una variedad de modalidades. Las experiencias difieren por país y contexto. ¿Qué aprendimos de todas ellas? En este artículo compartimos las estrategias de atención remota diseñadas e implementadas en distintos países de la región, publicadas recientemente en una nota del BID.
La suspensión temporal de la atención presencial ha transformado la forma de ofrecer servicios para los más pequeños. Si bien se reconoce que no pueden desplazar la atención presencial, es importante recoger los aprendizajes de los modelos híbridos para fortalecerlos como posible complemento a la oferta existente—como estrategia para el cierre de brechas de atención o frente a futuras emergencias—siempre velando por que incluyan adecuadamente a las familias más vulnerables.
Por ello, desde el BID evaluamos distintos programas para detectar buenas prácticas y desafíos en la implementación de servicios híbridos de desarrollo infantil.
El análisis de estos programas se basó en la identificación de su efectividad y viabilidad a través de entrevistas y encuestas a familias, y a las facilitadoras y equipos en territorio a cargo de la prestación del servicio.
Dos grupos de países, resultados alentadores
Entre las estrategias de modalidades híbridas adoptadas, podemos diferenciar a dos grupos de países, ambos con resultados positivos.
Un primer grupo de países—Ecuador, Jamaica, Panamá y el municipio de Boa Vista en Brasil—adaptó sus programas de acompañamiento a familias o servicios de cuidado infantil usando el Manual para Padres de Reach Up como base. Cada país lo usó de manera diferente y las modalidades de entrega fueron diversas.
Por otro lado, Colombia y Uruguay desarrollaron propuestas que se implementaron, por lo general, vía mensajería o llamadas, y, en el caso de Colombia, en combinación con la entrega de materiales y orientaciones de forma física o por medio de plataformas virtuales. El BID apoyó las evaluaciones de procesos y resultados (Colombia) e impacto (Uruguay) de estos esfuerzos.
El mapa a continuación recoge las estrategias de implementación de cada programa:
8 lecciones en común de implementación de modalidades híbridas
Más allá de las diferencias de cada programa, encontramos 8 puntos en común para implementar modelos híbridos de servicios de desarrollo infantil
- Modalidad virtual vs. híbrida: El formato de atención dependerá de las características del contexto, así como de las preferencias y situación tanto de las familias como de las facilitadoras. Ser flexibles es crítico. Por lo general, la existencia de contacto presencial previo entre familias y facilitadoras ayudó en la implementación de la atención remota.
- Canales: Más allá del canal—videollamada, mensaje multimedia, SMS, etc.—es crítico adecuar el material tanto en formato como en contenido para que sea efectivo.
- Frecuencia de la atención: Se observó una preferencia hacia los contactos semanales o bisemanales. Independientemente de la frecuencia, las familias valoraron muy positivamente la continuidad del servicio.
- Monitoreo de la atención: Los formatos preferidos para monitorear los avances son la videollamada o la visita presencial. Este contacto periódico contribuye a mantener la cercanía con las familias y su motivación.
- Materiales: Las facilitadoras apreciaron contar con materiales y actividades concretas a realizar. Las actividades preferidas fueron aquellas que podían integrarse a la rutina diaria y el contenido predilecto fue aquel que se adaptaba al contexto y al nivel de entendimiento de los adultos de la familia.
- Individualización: Para usuarios de servicios de atención infantil y sesiones grupales, la virtualidad permitió ajustar las actividades con base en el nivel de desarrollo de cada niño. No obstante, proveer el nivel adecuado de complejidad a cada familia requiere de una variedad de materiales y orientaciones detalladas.
- Estrategia estructurada y capacitación: Las facilitadoras apreciaron contar con lineamientos orientadores y guiones detallados por canal, así como las capacitaciones ofrecidas, que consideraron escasas.
- Dificultades para la evaluación: La falta de grupos de control, la dificultad para medir el desarrollo infantil a distancia y los desafíos de implementación en un contexto de emergencia, han dificultado la evaluación rigurosa de las modalidades híbridas. Dicho esto, y si bien los métodos empleados y la información recabada en las experiencias descritas son heterogéneos, ofrecen en su conjunto un panorama relativamente completo de su implementación.
En un reciente webinar se presentaron estas lecciones, donde participaron como panelistas María Inés Castillo, Ministra de Desarrollo Social de Panamá, y Verónica Cando Benavides, Viceministra de Inclusión Social del Ministerio de Inclusión Económica y Social del Ecuador. Las mismas compartieron sobre la respuesta a la pandemia en sus respectivos países, y especialistas del BID sintetizaron el contenido de la nota. Próximamente ampliaremos más detalles de las experiencias de Panamá y Ecuador en el blog.
¿Conoces otras experiencias de modalidades híbridas de desarrollo infantil? Déjanos un comentario.
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