Del 23 al 27 de octubre tuvo lugar la Semana de Conocimiento del Grupo BID, un espacio en el que académicos, expertos regionales e internacionales y especialistas del BID nos reunimos para compartir experiencias sobre áreas críticas para el futuro del planeta.
Allí tuve la oportunidad de conversar con Sally Grantham-McGregor, Profesora emérita de salud y nutrición infantil en la University College London (UCL), y Sebastián Martínez Director de evaluación en 3ie, en torno a la siguiente pregunta: ¿es posible escalar inversiones sociales y programas de alivio a la pobreza con calidad?
Calidad y escalabilidad aplicadas a la primera infancia
Sabemos que los niños de familias vulnerables inician la escuela primaria en situación de fuerte desventaja. Datos de Ecuador o México, por ejemplo, muestran que a los cinco años de edad, los hijos de madres con educación básica tienen un retraso equivalente en lenguaje de casi 1.5 años con respecto a sus pares cuyas madres tienen educación superior. Esto ejemplifica lo que se conoce como “transmisión intergeneracional de la pobreza”, ciclo que es importante romper a través de intervenciones que ofrezcan oportunidades de juego y aprendizaje.
Con ese objetivo, en Jamaica, a mediados de los ‘80, tres promotoras de salud comunitarias fueron formadas como facilitadoras de una intervención de juego, actualmente conocida como “Reach up”. Durante 24 meses, realizaron visitas domiciliarias semanales de 1 hora a niños de 1 a 2 años con desnutrición crónica, de familias vulnerables en la ciudad de Kingston. En estas visitas, demostraban a las madres cómo realizar actividades de juego y lenguaje con sus hijos.
Los resultados de una evaluación experimental mostraron aumentos sustanciales en el desarrollo cognitivo, lingüístico y motor de los niños a raíz de las visitas. ¡Y no sólo eso! Con el tiempo, estos niños obtuvieron mayores logros escolares que un grupo de niños comparables que no recibió las visitas. Y, al llegar a los 31 años, seguían teniendo un coeficiente intelectual más alto, habían alcanzado un mayor nivel educativo, tenían mejor salud mental, menor participación en conductas de riesgo y ¡salarios un 37% más altos!
Este programa mejoró la vida de 64 niños en Jamaica. ¿Sería posible lograr un impacto similar a mayor escala?
Más recientemente, en Perú, el Programa Nacional “Cuna Más” tomó el modelo de visitas domiciliarias de Jamaica a familias de niños menores de 3 años y mujeres embarazadas en zonas rurales y vulnerables. El contenido de las visitas se adaptó a la diversidad del país con materiales específicos para las regiones andina y amazónica y con la incorporación de canciones y juegos locales. Actualmente, Cuna Más atiende a más de 117.000 familias.
Ahora, cuando vemos los resultados, observamos una significativa disparidad, relacionada con las dificultades de mantener una implementación de calidad a escala: en Jamaica el impacto fue 8 veces mayor que en Perú. Además, éste se sostuvo en el tiempo, cuestión que habrá que verificar en el caso de Perú cuando se analicen los impactos de largo plazo.
Buscando el equilibrio entre calidad y escala
Según Sally Grantham-McGregor, quien lideró el proyecto en Jamaica y luego colaboró en el de Perú, es posible lograr programas de alta calidad que cambian la vida de los niños, pero todavía no se ha logrado escalarlos manteniendo ese estándar. Dificultades como los cambios de gobierno y la falta de continuidad de las políticas; la vinculación de programas de juego a carteras más amplias –y muchas veces con otras prioridades, como salud–; la precariedad laboral de las facilitadoras; o la reducción del tiempo de capacitación, ponen en riesgo la calidad de los programas.
Sebastián Martínez, por otra parte, argumentó que, si bien no es fácil lograr este equilibrio, sí es posible identificar casos exitosos de escalamiento. En México, por ejemplo, el programa “Piso Firme” reemplazaba pisos de tierra por pisos de cemento con el objetivo de mejorar la salud y las condiciones de vida de las familias. La evaluación mostró impactos positivos como una disminución de casos de anemia, diarrea y parásitos, entre otros, con lo que el gobierno entrante decidió escalarlo en distintos puntos del país.
Ciertamente no es lo mismo construir relaciones, como requieren los programas que promueven desarrollo infantil, que infraestructura. La estrategia óptima para escalar una intervención varía según el contexto y la naturaleza misma de la intervención. Aprender de experiencias previas permite extraer lecciones útiles para avanzar en esa línea.
Claves para escalar con calidad
Para escalar programas de manera efectiva, es necesario contar con investigación y documentación que nos guíe en el cómo: no solo la forma en que el proyecto puede beneficiar a cierto grupo, sino cómo se adapta y cómo se ejecuta. Una falla en la implementación puede eliminar todo impacto, como argumentó Sally durante la conversación.
Por esto, es clave documentar también los errores. Se habla poco de qué es lo que no funciona, lo que sale mal, pero esto puede ser sumamente útil para que otros equipos incorporen a tiempo estos aprendizajes.
La flexibilidad también es crítica: considerar las necesidades locales, conocer a la comunidad y considerar adaptaciones e innovaciones pertinentes es fundamental.
Asimismo, para ser adoptada por los tomadores de decisión es necesario que la evidencia que se genera sea confiable y accesible, es decir, escrita de forma sucinta y en un lenguaje claro, como explicó Sebastián.
Por último, contar con aliados es clave: para que un programa realmente funcione y tenga impacto, es necesario interactuar no solo con líderes y equipos técnicos a nivel regional y nacional, sino también con las comunidades y con medios de comunicación locales.
El trabajo debe ser constante, pero como parte de un ciclo de aprendizaje: mientras el objetivo de mejorar la vida de las personas sea la meta, la pregunta será cómo lograrlo de manera eficaz.
Puedes acceder a la conversación completa (¡que podría haber durado unas cuantas horas más!) en este enlace. Y cuéntanos: ¿cuáles crees que son las claves para lograr la escalabilidad con calidad?
Samuel Carias dice
Me encanta esta historia.
Las ONG´s siempre han desarrollado iniciativas innovadoras y posiblemente con muy buen impacto, pero sin posibilidad de ser escalables. Ese siempre ha sido el reto.
¿y si le apostamos a la cultura más que a las politicas? es decir, un programa que empoderé a los actores locales clave, un programa que enfoque sus recursos en la capacitación en el ambito comunitario y promoción de una manera “organica”, parte de las practicas de crianza.Una estrategia de bajo costo, posiblemente acompañada por los gobiernos locales.
Saludos.
Marta Rubio Codina dice
Querido Samuel, muchas gracias por tu reflexión. Efectivamente el reto de la escala es inmenso y complejo y no puede olvidar el contexto cultural y social en el que se implementan las intervenciones. Trabajar con expertos locales es fundamental en este sentido. Muchas gracias por leernos y acompañarnos.
Eufracio Centella dice
Muy interesante la información proporcionada
Marta Rubio Codina dice
Muchas gracias, Eufracio!