Tradicionalmente, los economistas se han centrado en mejorar la productividad y la capacidad de generar ingresos entre los trabajadores adultos. Pero en las últimas dos décadas, el porcentaje de economistas que trabaja en el desarrollo de los más pequeños ha ido creciendo. ¿La razón? Entérate en este artículo
Cada vez más economistas estudian el desarrollo infantil. Estos profesionales han documentado, por ejemplo, brechas desoladoras en desarrollo cognitivo y de lenguaje según el nivel socioeconómico de las familias. A su vez, diseñan, implementan y evalúan intervenciones que apuntan a cerrar tales brechas, a través de promover el conocimiento y adopción de prácticas de cuidado adecuadas en los cuidadores, tanto en el hogar como en los centros de desarrollo infantil.
¿Por qué el desarrollo infantil es cada vez más importante para la economía?
Porque, en última instancia, su objetivo es el alivio de la pobreza. En este sentido, la acumulación de capital humano, es decir, cómo se forman y acumulan las habilidades, es clave para romper la transmisión intergeneracional de la pobreza. Durante muchas décadas, desde distintos ángulos—economía del trabajo, de la educación y, más recientemente, del desarrollo—los economistas se han enfocado en estudiar el ciclo de vida para comprender el proceso de acumulación de capital humano y así encontrar la clave para aliviar la pobreza y reducir las desigualdades.
Un cambio de dirección: de estudiar adultos a potenciar a los niños
Pero en vez de estudiar el ciclo de vida tal y como es—desde el nacimiento hasta la adultez, comenzaron al revés: centrándose en los adultos, en su desempeño en el mercado laboral y en cómo mejorar su productividad y capacidad de generar ingresos. Más tarde, el enfoque comenzó a mirar a los jóvenes y en maneras de facilitar el acceso a la educación superior (por ejemplo, a través de préstamos para la educación universitaria) y de reducir la participación en conductas de riesgo (por ejemplo, limitar el consumo de drogas o promover las relaciones sexuales seguras).
Con el tiempo, el acceso a la educación secundaria y el mejorar las tasas de retención en la transición pasaron a ser el centro de atención; y más adelante, el foco recayó en la calidad docente, el contenido curricular y la calidad educativa en general, tanto en la escuela primaria como en la secundaria. Eventualmente, el debate se centró en cómo preparar a los niños para el sistema educativo. Así, se comenzó a estudiar el acceso al nivel preescolar, la calidad educativa en este nivel y la forma en que los padres interactúan e invierten en sus bebés.
Después de recorrer todo el ciclo de vida, los economistas ahora se unen a psicólogos del desarrollo y neurocientíficos para argumentar que las bases para una vida saludable y productiva comienzan muy temprano en la vida y que cualquier déficit en tales bases tiene efectos duraderos que se extienden a la próxima generación.
¿Y cómo pueden ayudar?
La economía es la ciencia social que estudia la asignación óptima de recursos escasos. Esto significa comprender cómo los “agentes económicos” (empresas, productores, consumidores, personas) toman las mejores decisiones posibles bajo las limitaciones de recursos y tiempo que enfrentan. La economía se apoya en modelos y en las matemáticas para formalizar dicho proceso de toma de decisiones y formularlo como un problema de optimización. Esta forma de enmarcar los problemas es muy poderosa porque permite simular distintos escenarios, lo que ayuda a quien debe tomar la decisión a optar por intervenir, o no, y en qué momento. Por ejemplo, imaginemos que un gobierno introduce un impuesto al salario. Los modelos permiten simular si las personas optarían por reducir su participación en el mercado laboral, o en qué medida esta respuesta dependería del tamaño del impuesto.
Para comprender cómo los padres invierten en sus hijos, los economistas usan una herramienta igualmente estructurada, la función de producción, que tiene una larga tradición que se remonta al trabajo de Gary Becker en los años 60 y cuyo desarrollo ha avanzado mucho en el siglo XXI producto del trabajo de James Heckman y sus colaboradores.
Un ejemplo de Colombia
El trabajo recientemente publicado por Attanasio y sus colegas utiliza datos muy ricos de un experimento que ofreció, durante 18 meses, visitas de juego semanales en el hogar en niños de 12-24 meses en comunidades pobres. Las comunidades en el estudio fueron asignadas aleatoriamente a recibir la intervención (grupo de tratamiento) o no recibirla (grupo de control). Esta asignación aleatoria de comunidades, junto con la riqueza de los datos recopilados sobre las habilidades de los padres y su inversión en materiales de juego y tiempo de calidad con sus hijos, así como el uso de la función de producción para modelar estas decisiones, permitieron comprender los canales a través de los cuales la intervención condujo a ganancias significativas en la cognición y el lenguaje de los niños.
Los autores encontraron que el desarrollo infantil mejoró porque los padres dedicaron más recursos tanto a materiales de juego como a tiempo de juego (aparte del tiempo que pasaron con el niño durante la visita). Esto implica que limitarse a explicarles a los padres sobre el desarrollo infantil o que la visitadora domiciliaria interactúe con el niño por su cuenta durante la hora de la visita, sin trabajar en el fortalecimiento de las prácticas de crianza, probablemente no beneficiaría a los niños. También implica que los padres no reducen el tiempo de juego con sus hijos cuando reciben este tipo de intervenciones, como respuesta a que la visitadora ya ofrece una hora de juego gratis. Otros dos hallazgos interesantes, que pueden ayudar a explicar las desigualdades persistentes: los padres invierten más en los niños que perciben como más capaces y las madres con mayor capacidad invierten más en sus hijos.
Estos resultados tienen implicaciones obvias para la intervención y el diseño de políticas. Pero, más allá de esto, la belleza de este enfoque radica en que ofrece una herramiento que, calibrada con datos reales como los de este estudio, permite simular el impacto de otras intervenciones que promuevan inversiones en los niños, de diferentes tipos, y entre familias de diversos niveles socioeconómicos—como si se tratara de un modelo de simulación del impacto de los impuestos.
¿Eres un economista que trabaja en temas de primera infancia? ¿Conoces estudios similares? ¿Sería posible aplicar las lentes de la función de producción a un programa en el que trabaja o a los datos que ha recopilado? Déjanos un comentario ó menciónanos en @BIDgente
Armando Mariao Reale dice
Interesante. De este modo muchos programas pueden mejorar sus resultados
Robert Myers dice
Hola Marta,
Gracias por tu nota. Para mi lo impresionante es que ha costado tanto tiempo de llegar a estas conclusiones (para un argumento similar y con ejemplos, vea The Twelve Who Survive, 1992). Dos comentarios: Primero: pienso que se debe hablar mas en términos de preparación para la VIDA que preparación para la EDUCACION que crea un sesgo hacia las actividades formales del aprendizaje (necesario por supuesto, pero dentro de una visión integral), que incluye igual atención a lo social, interactivo, no-violento, …. Segundo, un factor que se debe incluir en el cálculo económico es el efecto de ofrecer, además que visitas a casa, centros de atención de calidad que permiten muchas mujeres trabajar y realizarse en nuestro mundo complicado., (Y, se debe evaluar el trabajo de crianza en la casa como parte del GNP.)
Robert Myers, Economista de la Educación
Sarai dice
Buenos días mi nombre e Sarai Castañeda Berna licenciada en educación infantil tengo un estudio que se asemeja al foco de ésta investigación. Mi investigación busca ver como el lenguaje de un docente afecta o no el desarrollo de un niño o niña del grado transición, sera interesante aplicar su experimento con niños del mismo salon de clase y encontrar la variación.
Ana Maria Borzone dice
En la Argentina se han realizado experiencias tanto con las familias como intervenciones en jardines para potenciar el desarrollo integral de los niños. Puedo hacerles llegar información sobre estas experiencias, gracias
daliana dice
excelente información. Gracias
Dr Hector Lamas Rojas dice
Valdria la pena introducir a debate el concepto de resiliencia:
La resiliencia es ante todo un concepto de acción que se
le puede profundizar por los aportes de las ciencias, de
las experiencias concretas de base e incluso de las artes.
La resiliencia es una interacción creativa entre los
recursos personales y los recursos sociales.
La resiliencia es un fenómeno multifacético que abarca
factores ambientales y personales.
Es la aptitud para resistir a la destrucción, es decir,
preservar la integridad en circunstancias difíciles; la
actitud de reaccionar positivamente a pesar de las
dificultades.
La resiliencia es la habilidad de crecer, madurar e
incrementar la competencia de cara a circunstancias
adversas y obstáculos, recurriendo a todos sus recursos,
tanto personales como ambientales.
Resiliencia significa las habilidades, destrezas,
conocimiento, insight (introspección) que se acumula
con el tiempo a como las personas luchan por levantarse
de la adversidad y afrontar retos. Es un continuo y
desarrollador fondo de energía y destreza que puede
ser utilizado en las luchas actuales. Resiliencia es el
proceso, la capacidad de o el resultado de una
adaptación exitosa a pesar de circunstancias retadoras y
amenazantes.
IDANIA dice
Felicitaciones por el nuevo enfoque en favor de la primera infancia.Es un buena inversión para su futuro y el de la sociedad.
Fernando De la Rosa Aguilar dice
Hola Marta. Hace mucho tiempo esperaba un artículo con este enfoque. Mi esposa y yo construimos (principalmente mi esposa, que es neuropsicologa infantil) una herramienta para identificar signos de sospecha si un niño o niña tiene algún retraso en el desarrollo, desde los 18 meses a los 6 años de edad, sin necesidad de gastar en un psicólogo. La herramienta identifica el signo de sospecha y luego un psicólogo la confirma, Así los padres se ahorran mucho dinero, ya que los psicólogos, mediante ensayo y error, le ponen a un infante varias baterías y todas cuestan, en dólares una familia se gastará tan solo en el diagnóstico entre $350 y $700 dólares, bien pudiendo servir ese dinero para terapias de intervención temprana, ¿Puedes indicarme como ponerme en contacto con ustedes para explicar más esta herramienta, cuya aplicación y alcance va más allá de lo que te pueda explicar por aquí. Saludos y Felicidades por el artículo. Fernando
Alex vargas dice
Hola Fernando,
Tienes algún documento donde expliques la metodología? o en qué test tomas de referencias?
LENA VALER dice
Es un tema muy interesante , en la que puede ser la mira para cerrar brechas existentes, y
ayudar en descubrir sus habilidades de cada niño
MIRIAM dice
Que bueno que haya mucho interes para los niños,y gente que le ponga ganas .para sacar lo mejor de nuestros hijos.porque son el futuro de nuestro pais.
Robert Myers dice
Hola Marta. Hace mucho tiempo esperaba un artículo con este enfoque. Mi esposa y yo construimos (principalmente mi esposa, que es neuropsicologa infantil) una herramienta para identificar signos de sospecha si un niño o niña tiene algún retraso en el desarrollo, desde los 18 meses a los 6 años de edad, sin necesidad de gastar en un psicólogo. La herramienta identifica el signo de sospecha y luego un psicólogo la confirma, Así los padres se ahorran mucho dinero, ya que los psicólogos, mediante ensayo y error, le ponen a un infante varias baterías y todas cuestan, en dólares una familia se gastará tan solo en el diagnóstico entre $350 y $700 dólares, bien pudiendo servir ese dinero para terapias de intervención temprana, ¿Puedes indicarme como ponerme en contacto con ustedes para explicar más esta herramienta, cuya aplicación y alcance va más allá de lo que te pueda explicar por aquí. Saludos y Felicidades por el artículo. Fernando
Hola Marta. Gracias por tu nota. Lo que me impresiona es el tiempo largo que ha costado a los economistas de llegar a estas conclusiones (vea Myers, The Twelve Who Survive, 1992 que presenta estos argumentos y ejemplos). Dos comentarios; Primero, pienso que sería más apropiado hablar en términos de preparación para la VIDA en vez de para la ESCUELA, poniendo el énfasis en un modelo integral en vez de un modelo formal educativo. Segundo, como economista, pienso que se debe incluir en la discusión, además de visitas a casa, la provisión de centros de atención integral de calidad para mujeres que quieren o necesitan trabajar fuera de la casa, algo que tendría no solamente un efecto económico sino de realización personal en un mundo inequitativo y complicado. Robert Myers (rmyers@acudemx.org), economista de la educación.
Filomena dice
Interesante la información, comparto el enfoque que la sociedad debe interesasrse en eldesarrollo en la primera infancia y hacer políticas publicas en este entorno porque a futuro serán una generación productiva para la humanidad no una carga social.
Michelle Andino dice
Excelente, es un punto de partida la formación, estimulación en los niños desde su corta edad, en la familia. es volver a los principios de formación en casa. para garantizar mejores desarrollos económicos. Felicidades.
Como se pude concientizar a los Gobiernos para que inviertan y se preocupen por estos temas muy importantes?